Capítulo 3

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La esperada batalla para unos y el mayor problema para otros

- Sé que estás ahí dentro, Akira. No soy idiota.

- ¿Se sabe tu nombre? ¡Éste está claro que robó tu partida de nacimiento!- protestó Deidara en un susurro. Al final cerró los ojos, pensante, y cuando los abrió, me apartó de la puerta y me escondió detrás de la misma. La abrió como si nada y se apoyó en el marco con el hombro.

- Que yo sepa no soy Akira- soltó a modo de saludo.

- Pues pareces una chica- respondió el otro. Yo me tapé la boca para no reír y para evitar saltar en defensa de mi amigo-. ¿Dónde está ella?

- Vivo solo, y haz el favor de marcharte ahora mismo. Me molestas- gruñó Deidara, molesto por el comentario. Le cerró la puerta en las narices y fingió caminar dentro de la pequeña cabaña y después sentarse en la cama. Yo no me moví para no hacer ruido de más pasos, pero al segundo siguiente no pude moverme por el susto de las palabras del tal Pain.

- Si no me escucha por las buenas, tendrá que ser por las malas.

Y antes de poder comprender sus palabras, la cabaña reventó y nos arrastró a sus dos ocupantes por varios metros. 

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- ¿Estás bien?- me apresuré a decirle a Deidara, viendo que apretaba los dientes. Me levanté, me sacudí la ropa y le ayudé a levantarse también. Apoyado en mí, recuperando el aire del susto, me miró preocupado-. Déjalo, ya sabes que no pasa nada- le contesté arrancando una estaca de mi vientre. Miré la herida mientras se cerraba y alcé la cabeza, viendo cómo detrás de Pain aparecían cinco hombres más. Entrecerré los ojos al reconocerlos a todos: Sasori Sama, Kisame Hoshigaki, Hidan, Kakuzu y el que más grima me dio al darme cuenta de que era de mi villa: Itachi Uchiha. 

- Dije que lo haría por las malas- repitió Pain, cruzándose de brazos. 

- Y yo nunca dije que te escucharía- repliqué. Deidara se soltó de mí y los fulminó a todos con la mirada. 

- ¡Podríais haberme matado!

- ¿Acaso no te preocupas por tu amiguita?- comentó Kakuzu.

- No puedo morir- revelé con una pérfida sonrisa-. Intentadlo, pero a menos que tengáis por ahí una hoguera no podréis deshaceros de mí.

- ¡Anda, otra inmortal!- soltó Hidan. Le miré con los ojos como platos. 

- Dejaos de estupideces- interrumpió Pain. Puse el pie derecho detrás preparada para un posible ataque-. Si ganamos nosotros, os convertiréis en dos miembros más de Akatsuki. Si perdemos, seréis libres.

- O sea, que en dos minutos recuperaremos nuestra libertad- resumí.

- Itachi- dijo Pain sin mirarle. Excepto Kisame todos parecían tenerle bastante respeto. Yo fruncí el ceño, levanté el labio superior y fui a avanzar cuando la mano de Deidara me detuvo.

- Voy yo primero.

- ¿Estás loco?

- No puedes morir, pero eso no significa que no sufras. Te he visto más de una vez, y por lo que me has contado del clan Uchiha no quiero que luches contra él. Le venceré, tranquila.

Me sostuvo la mirada, dejándome claro que no me iba a dejar ir. Suspiré, le dediqué una sonrisa de ánimos y me quedé en el sitio. Él se volvió hacia Itachi y ambos avanzaron unos pasos, mientras todos los demás retrocedíamos. 

Y con el gesto de Deidara sosteniendo una bomba de arcilla en la mano, comenzó la lucha.

Una Akatsuki nueva en KonohaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora