Capítulo 4... ¿MI PRIMER BESO? ¿EDUARDO? ¿Lo...Recordé?

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 Capítulo 4... ¿MI PRIMER BESO? ¿EDUARDO? ¿Lo...Recordé?

Su voz era suave y madura, ella... la que me dio la vida, la que me trajo al mundo... la única que aun continua creyendo en mí. Creyendo en que yo sea una mujer normal... una mujer que se preocupe por su personalidad femenina. Ella era...

— Oh, ¿has bajado? Que sorpresa... me alegra. Piensas ir a comprar ropa o vas a algun lugar con alguien, ¿verdad?

A ella le pertenecía la personalidad asfixiadora de madre que se acaba de enterar de que su hija, cumplió 15 años. Lo más clásico sería: Ropa, maquillaje, salidas y amigos muy confiados.

— Si... pero no iré a ningún lugar, hoy es viernes, feriado... así que... no saldré de la casa. No te entusiasmes, mamá. Por cierto, ¿tienes comida para gato?

— ¿Comida para gato? Hmmm... creo que sí, un momento, Killa. Ahora lo buscaré.

— ¿¡--Comida para gato?! ¡¡¿Estás loca?!! ¡¡Yo no soy un gato, por lo tanto merezco una buena comida!! ¡¡No te confundas, Runa!!

Illa reclamó con enojo hacia mí, como si yo supiera que es lo que realmente le gustaría a esta gata caprichosa. Sentí un leve rajado en mi vestido. Al presenciar a mi madre salir de la mesa de estar, descendí la mano para atrapar las patas de esta gata que se había atrevido a deteriorar mi vestido por un afán sin sentido.

— No seas ruidosa... ¿Cómo iba a saber yo que aun sigues con tu gusto humano? No soy adivina, ahora cálmate o te arrojaré a una casilla llena de perros hambrientos ¿eso quieres?

Era racional. Los perros detestan a los gatos por su propia naturaleza. Illa no lo dudó, consecuentemente bajó su pequeña cabeza permitiendo que mi amenaza la apaciguara.

— ...

— ¡...!

Me alarmé, el rostro de mi madre... lucia aterrorizado. Nos estaba espiando desde la puerta, no lo noté, porque yo discutía con esta tonta gata llamada: Illa.

— Ja jajaja... Mamá, no te alteres. Es un sirviente del señor Don Julio... me lo dejó a mi encargo.

— JAJA, Cla—Claro... Aquí está la comida que pediste. Su semblante era nervioso, no la culpo. Soltó unas cuantas latas de atún encima de la mesa en frente de mí. Después, se retiró con un susurro irónico.

— Es un siervo, claro, no pasará absolutamente nada... nada pasará, es seguro. En fin... ella bajó por un gato, puede que baje después por un chico... es bastante normal... muy normal...

— ¿Te das cuenta de lo que causaste? ¡Ahora te arrojaré a los perros! – la alcé a la altura de mi semblante, obvio que no mentía. Illa, trató de zafarse de las manos de Killa.

— ¡¡Suéltame, aprovechada!! ¡¡Te vales de la apariencia que poseo, que bajo!! ¡¡Eres una malvada!! ¡¡Marcaré tu cara con mis delicadas uñas de felina y luego te ahorcaré con mi cola!! Hahaha eso suena mejor... te ahorcaré y luego jalaré tu cuerpo como un ratón hasta el río, y al fin, habré logrado con mi verdadero propósito.

— Chillas un número de veces considerable... acaso ¿tienes energía inagotable?

— Eso no te gustaría, ¿verdad? Hahaha situaré mi energía en eso... y te venceré.

Amenaza. Bastantes amenazas escuchadas. Ella nunca se molesta en ser amable ni por una sola vez. Su único propósito es que esta tolerancia mía con limite, se termine. El día lunes... fue cuando Illa dejó de ser un AYA y pasó, a Runa.

Killa, La Mensajera Del Saq'raDonde viven las historias. Descúbrelo ahora