Traición.

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Pareja: Artemisa x Zatanna.

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Su sonrisa, su cabello, sus ojos, su forma de pensar, su forma de ser, su personalidad, su carácter, el color de su piel, su risa, su canto, sus labios...

Y su voz...

Todo es perfecto en ella, no hay nada más que yo pueda pedir...

Pero verla en ese estado, casi al borde de las lágrimas.

No pude evitar sentir culpa.

De no ser por mi egoísmo, ella estaría en los brazos del chico que ama, estaría en los brazos de Wally.

Sin embargo ella está aquí, conmigo.

¿De que le sirvo yo?

Son inútiles tantos intentos, es ridícula mi esperanza, al final no servirá de nada, ella no me quiere como la quiero yo.

A pesar de todo eso, yo lo sigo intentando, sigo ideando planes para enamorarla, hacer que me quiera y...

Valla tontería...

Nunca estaremos juntas, nunca la tendré en mis brazos, nunca podré decirle que la quiero, nunca le podré dedicar canciones, nunca podré dormir a su lado, nunca podremos comer y reír juntas, nunca podremos acomodarnos juntas en el sofá y pasar la noche frente a la chimenea, nunca podré acariciar su fino cabello, nunca podré consolarla por las noches, nunca podré abrazarla, nunca podré hacerla reír...

Nunca de la forma que quiero...

Nunca como lo hacía el...

Porque al final, nunca podré cambiar lo que soy...

Una chica.

Así son las cosas, así siempre serán, a no ser...

Bhá...

Por supuesto Zatana, ¡eres una genio! Podrás convertirte en un chico y conquistarla. ¡Claro! Funcionará, y...

¿Después que?

No es como si fueran a notar la ausencia de un valioso miembro de la liga, no es como si Artemisa fuera a notar que su amiga ha desaparecido sin dejar rastro alguno... ¡Claro! Puedes clonarte, ¡al final te quedarás con ella!

No sería igual...

La magia sólo empeora las cosas, y aún más cuando tratas de reparar algo que no necesita ser reparado.

Ella nunca va a quererme por lo que realmente soy.

Aunque...

"Tal vez si Wally desaparece del camino..."

Y fue justo por ese pensamiento que se arruinó todo.

- E-es que... N-no entiendo... - los sollozos de Artemisa se hacían cada vez más fuertes. - Estábamos tan bien juntos... Y l-luego él...

- Se fue... - termine la oración de mi compañera a sabiendas de que ella nunca lo aceptaría, no podría.

Su llanto aumento, lo más probable es que estuviera mordiendo su labio inferior para dejar de llorar, para tratar de controlarse, para no mostrar nada.

Yo ya la conocía muy bien.

Y me destrozaba verla así.

- Artemisa... - le hablé, con voz temblorosa. Tenía miedo, miedo de que ya no me quisiera a su lado, miedo de ver su reacción.

Porque era obvio lo que iba a pasar después de todo esto.

Al final, todo es culpa mía.

A causa de mi egoísmo ella sufre.

Levantó la mirada, sus hermosos ojos grises que antes solían ser un remolino de emociones, ahora estaban secos, vacíos, sin vida...

- Es mi culpa, Artemisa. - le dije, sin atreverme a mirarla a los ojos. - Yo hice que Wally te dejara...

Me miró confusa y a la vez, sorprendida. No quería creerme.

- ¿Q-que...? - abrió su boca, quería decir algo pero no podía, nada le salía.

- Ya me oíste, todo, absolutamente, todo... Fue mi culpa. - sus ojos, abiertos como platos, movía la cabeza tan lento, de un lado a otro, a modo de negación.

No lo creía, no podía...

No lo aceptaba.

Y eso era lo que más me lastimaba.

La había traicionado...

- N-no es cierto... Tu no puedes, t-tu... N-no podrías... - susurró con su voz temblorosa, aún negando con la cabeza. - Imposible... ¿C-como...? - preguntó, mordiendo su labio inferior como siempre hacia, en un gran intento de calmarse.

- Magia. - dije, sin siquiera mirarle a los ojos, aún no podía, simplemente no podía.

- Tú... - bajó la cabeza, mirando hacia algún punto del piso. - ¿Por que? - logró decir, sin tibutear. - ¡¿Como pudiste?! - golpeó el piso con furia, una, y otra, y otra vez, manchando su puño de rojo.

Pequeñas gotas de sangre brotaban de sus dedos, a pesar de eso ella seguía golpeando el piso, seguramente para evitar golpearme a mi.

- Artemisa, yo... - trate de explicar, pero ella me interrumpió.

- No. - dijo con su puño, aún pegado en el suelo.

- ¿Eh?

- Vete... No quiero saber nada de ti... - su voz, aquella voz que siempre escuchaba en mis más profundos y anhelados sueños, ahora estaba llena de odio, tristeza, dolor...

Decepción.

- ¡No quiero volver a escuchar nada de ti! ¿Oiste? ¡Vete! ¡No quiero volver a verte!

- P-pero... - sin darme cuenta comenze a llorar.

- ¡Largate! ¡AHORA! - una brisa pasó a lado mío, al voltear note un viejo jarrón tirado en el piso, roto. Pronto hubo más, platos, libros, hojas regadas por todas partes, al igual que varios cojines de la habitación.

Todos estaban tirados en el piso, todos habían sido arrojados.

Todos dirigidos a mi.

Tuve que correr, bloqueando los objetos que me eran aventados con mi brazo.

Llegué a la puerta, gire la perilla, y al abrirla no pude evitar mirar de nuevo hacia atrás...

Artemisa, aquella chica que siempre ame, que siempre adore, que siempre mantuve dentro, a la que le entregue mi alma en silencio...

Ella me miraba con odio, con repulsión...

Con decepción, dolor y lágrimas en sus ojos.

Y una vez más, yo no pude evitar llorar al darme cuenta de todo lo que había pasado...

Ya lo sabía, había arruinado las cosas.

Y también sabía que Artemisa era muy rencorosa.

Esa fue la última vez que estuve en su departamento.

Esa fue la última vez que la vi.

Y esa fue la última vez que ella me habló...

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N/a:
...

Sorry, no me maten.

(๑•́ ₃ •̀๑)

El álbum de Alfred.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora