Parte 1

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Un periodista se encontraba haciendo trámites en el interior de un banco en el centro de Asunción, mientras un fuerte temporal azotaba la ciudad. No tardó mucho para que las calles se transformaran en un auténtico río de aguas bravas, obligando a todos los que se encontraban allí a permanecer en el edificio hasta que el clima se estabilizara un poco.

El periodista lamentó no tener algún amigo con él para ayudarle a pasar el rato, hacerle compañía y esperar. Se acercó a la puerta de blindex, sacó su celular y se dispuso a filmar lo que sucedía afuera. Sería un buen material para mostrar en el noticiero de la noche.

En ese instante; una mujer se coloca a su lado. El periodista se asusta y detiene la filmación. Se guarda el celular en el bolsillo y permanece de pie frente a la puerta, decidiendo entre ir a buscar algún lugar donde sentarse o quedarse y fingir que no la ha visto.

Era joven, aparentemente de unos 25 años, cabello castaño recogido en una cola de caballo. Una sudadera negra, pantalones vaqueros de color azul marino y zapatos marrones de cuero. Tenía una mochila algo cargada colgándole del hombre izquierdo.

Ni fea ni bonita, su aspecto no daba rienda suelta a la imaginación del periodista. Por alguna razón no podía pensar en ella con el rostro maquillado, ropa provocativa y mirada seductora, como acostumbraba a imaginarse a algunas mujeres con las que se cruzaba en el camino.

- Hubiera deseado que un amigo estuviera aquí para hacerme compañía y evitarme el aburrimiento de permanecer en un banco a causa de un temporal de los mil demonios. –dijo ella, posando su mano derecha en el frío y húmedo blindex.

El periodista se exaltó. Era exactamente lo que pensó al momento de acercarse a la puerta, cada palabra que pronunció aquella chica lo había pensado él antes.

- Su rostro dice mucho de lo que piensa. –replicó con expresión distante- no se preocupe, sólo soy una desconocida que busca matar el tiempo mientras dure la tormenta.

El periodista guardó silencio. No estaba acostumbrado a que la gente se le acercara, la mayoría huía al verlo.

No era una mala persona, pero los periodistas no son muy queridos, son temidos y mucha gente sólo los llama cuando necesita hacer reclamos.

El quinto poder. El último recurso del pueblo y el primero de los poderosos al momento de sentirse amenazados.

Temporal de FondoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora