Parte 3

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Joel se sintió atraído por una parte especial: Irma había dicho que cumplía todo lo que prometía. No importaba cuánto tiempo se tardara en hacerlo, una promesa suya era algo que llegaría a ver la luz.

- ¿En verdad cumple todo lo que promete? ¿Absolutamente todo? –preguntó Joel con curiosidad.

- Sí. Es por eso que tengo cuidado con todo lo que pongo a modo de promesa. Si la gente se detuviera a pensar en qué cosas prometer sabiendo que las cumplirán en algún momento de su existencia, este mundo estaría con menos corazones rotos, habría personas felices y llenas de confianza.

Irma dejó de hablar por unos minutos. No sabía qué más decir. Ya le había contado su vida de una manera bien resumida, además de que recordó que Joel era un extraño y que a pesar de no estar obligado a nada, permaneció de pie allí, escuchando su relato.

- Es un buen oído, Joel. –dijo ella con una sonrisa.

- Es parte de mi trabajo. Soy periodista. Historias de este tipo no suelen llamar mi atención, pero usted es una buena narradora.

- Es parte de mi trabajo. Soy escritora.

Tras haber dicho eso, Irma abrió la puerta y se dispuso a salir del banco a pesar de que seguía lloviendo, no con tanta intensidad, pero los raudales seguían cubriendo gran parte de la Av. Mcal. López.

- Deberíamos tomar un café algún día, así me cuenta su historia como lo hice hoy. –añadió Irma a modo de despedida y se fue, dejando que la lluvia le cayera en la cara.

Cualquiera en el lugar de Joel creería que se trataba de una estrategia femenina para conseguir hombres, pero él no lo veía así. Además, Joel tenía argolla de casado y no estaba en condiciones de hacerse ilusiones con una muchacha que tenía la edad de su hermana menor.

Temporal de FondoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora