Capitulo 1: Un amor para toda la vida.

31 4 1
                                    

"Ring, Ring", sonaba el despertador en una habitación pequeña. Habitación donde resaltaba un gran ropero, unos cuantos posters, un bulto grande de ropa, evidentemente sucia, y una ventana semi abierta, por donde los rayos del cálido sol podían traspasar desde fuera hasta dentro de la habitación, deteniéndose únicamente al chocar contra un bulto de sabanas sobre una pequeña cama, bulto que escondía en su interior a un dormilón joven que no deseaba despertarse.

- 5 minutos más...- susurraba el chico, mientras buscaba acomodarse más en su cama, pero un pensamiento fugaz hizo que rápidamente abriera los ojos, se sentara sobre su cama y apagara el ya molesto despertador, - Casi lo olvido – meditaba el muchacho, para luego levantarse en silencio, arreglar un poco su cama, coger una toalla y partir hacia su ducha.

Una mirada más detallista dejaba apreciar a tal joven, piel trigueña levemente blanca, pelo negro, ojos cafés, una estatura aproximada de 1.75 cm, y buen estado físico. Parecía un chico de universidad, y por el estado de su pequeña casa era evidente que vivía solo, al parecer poseía unos 24 años. – Veamos... si voy por la calle principal, talvez encuentre abierto el puesto de nachos, así le compro una orden, después de todo son sus favoritos, y dudo que le hagan daño -, estos eran los pensamientos del muchacho mientras acariciaba su cabello con el shampoo que tenía en su baño.

Una vez acabada la ducha, se vistió rápidamente, se alisto y perfumo lo mejor que pudo para luego partir rápidamente a su destino. Caminaba a un ritmo acelerado, solo los semáforos lo detenían, miraba su reloj de vez en cuando evidenciando que llegaba tarde a algún lugar. Paro únicamente en un pequeño puesto de nachos caseros, compro una orden que no consumió y prosiguió su rápida marcha, parcialmente llegaría a su destino: El Hospital Guandique.

- Buenos días- saludo el chico a la recepcionista del hospital, - Busco a la joven Carolina Álvarez -. – Perfecto, ¿Cuál es su nombre? -preguntaba la evidentemente cansada recepcionista, - Kevin, Kevin Cerna – respondió el pelinegro, - Excelente señor Cerna, Carolina se encuentra en el piso 6, cuarto 26 -. Dicho esto, Kevin agradeció con la cabeza para luego tomar el ascensor e ir donde la chica que buscaba, al llegar al pasillo indicado, camino nervioso hacia la habitación 26, sosteniendo los nachos que había comprado para aquella dama; viendo los números marcados en las puertas, encontró finalmente la puerta que marcaba el número que buscaba, vio por la ventanilla superior que poseía la puerta, y pudo ver a una bella mujer, piel blanca, cabello igual de negro como el chico, ojos café, un esbelto cuerpo, una estatura de unos 160 cm, unos 23 años y una reluciente sonrisa que no evito expresar al ver que detrás de la puerta se encontraba el trigueño caballero.

- ¡Si viniste! – celebraba la muchacha, mientras se acomodaba en la camilla del hospital para recibir con un beso al chico que acababa de entrar a la recamara. - ¿Creíste que lo iba a olvidar amor? - cuestionaba picarescamente Kevin mientras tomaba asiento en una silla cercana a la camilla, - Toma, te compre tus nachos favoritos para conmemorar nuestro tercer aniversario juntos – enunciaba el caballero mientras le daba los nachos a la joven mujer la cual le respondió con un abraso muy fuerte y un gran beso, para luego juntos comer los alimentos mientras hablaban y reían por un largo tiempo; era una escena perfecta de un romance perfecto, ambos amantes hablando y comiendo el día de su tercer aniversario juntos... pero, ¿Por qué era en un hospital tal hermosa cita?

Ya habían pasado casi 2 horas desde que el pelinegro arribo al hospital, 2 horas que disfrutaba al lado de su amada, los nachos ya se habían acabado hace mucho, pero la plática seguía muy fresca.

- ...Entonces, mi hermano menor creyó que hablaba del perro, cuando en realidad hablaba de mi amigo – entonaba el joven, para que luego la pareja riera juntos, - Oh Kevin – decía la muchacha, mientras acariciaba la cara de su amado, y este cerraba los ojos para sentir tan suave caricia, - Eres lo mejor que me ha pasado en esta vida, sabes, cuando salga de este lugar... quisiera...- ... - ... ¿Quisieras? – preguntaba el joven mientras abría los ojos, solo para ver a su novia iniciando a convulsionar violentamente.

- ¡AYUDA! – gritaba el joven desesperado al aire, con la esperanza que alguien lo oyera, mientras sostenía la mano de su chica, quien no paraba de convulsionar. No pasado mucho, llego un médico y varias enfermeras a ver a la joven, pidieron al Kevin que saliera de la habitación, y cerraron la puerta.

Desde afuera del cuarto, Kevin miraba por la ventanilla como sedaban a Carolina, y al ver su rostro dormido no pudo evitar comenzar a llorar y expresar en voz alta, - Caro... Amor... pensar que ya hace un mes que enfermaste del corazón... justo cuando estaba por pedirte matrimonio... si yo pudiera... yo quiero... haría cualquier cosa... para salvarte... adiós, te amo – se secaba las lágrimas el chico mientras buscaba la salida del hospital puesto que la hora de visitas ya había acabado, más lo que no sabía era que esas últimas palabras no solo las escucho el viento.

- Así que... ¿Cualquier cosa, he? – se oía un murmuro desde la nada, - Esto será interesante -.


Déjame MorirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora