Capitulo 4: Fijando el objetivo

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- Je je je – Reía burlonamente Chronos al ver el rostro de Kevin al mostrarle su primera víctima, - ¿Se te hace familiar, Kevin? – preguntó el demoniaco mientras reía más fuerte y esperaba la respuesta, - Yo... supongo que si... lo conozco... o algo así... - enunciaba nervioso el muchacho mientras buscaba ocultar su inseguridad, - Su nombre es José María Rivas, (Indicaba el ser) no tiene casa definida, su esposa lo abandono hace mucho y se quedó con todos sus bienes, el por su parte no fue capaz de conseguir empleo, ni hogar, ni ninguna manera de conseguir dinero, sin embargo nunca perdió el optimismo y la alegría... ¡Ha!, y lo acompaña un perro sarnoso de nombre... - - Tufi – interrumpió el joven al monstruo, demostrando que si sabía de quien se trataba, - ¿Así que si lo conoces? – burlaba una vez más Chronos, - Me lo encontré mientras iba camino al hospital, lo patee por accidente, pero él fue bueno con migo... ¿Por qué el? – preguntaba el ahora agitado muchacho, - Porque su alma es pura, por eso... ¿o será que quieres renunciar al contrato? – hacia dudar Chronos a Kevin, el cual se encontraba en Shock al tener tan difícil decisión, ¿matar al pobre mendigo por su amor?, ¿o sacrificar a su novia por un desdichado inocente?

Pese a su inseguridad, se armó de valor para rápidamente tomar la decisión, la cual aseguro cuando dijo: - Dame el Aspiralma -. Chronos río una vez más, le entrego la Aspiralma, y se disolvía en el aire, no sin antes decir: - Tres días -.

Esa noche Kevin a duras penas pudo dormir, por una parte pensaba como llevaría a cabo el asesinato, pero por otra se preguntaba si lo que hacía era lo correcto, - Es por Caro – se auto consolaba el pobre, mientras llego a la conclusión que lo mejor era observar y vigilar a José María durante los dos primeros días, para así reconocer algún patrón y el tercer día asesinarlo.

Apenas amaneció, Kevin se arregló para un nuevo día, pero esta vez se vestiría con algo sutil de vigilancia... osea, completamente negro. Salió a la calle y escondió el Aspiralma en una mochila que llevaba, por si acaso se mostraba la posibilidad de efectuar el ataque antes de lo planeado, cogió valor, y se dirigió al lugar donde se encontraba el mendigo.

En el camino pensó regresarse a casa varias veces, pero siempre decidía seguir, - Debo hacerlo – se repetía a sí mismo para darse ánimos, pero se distrajo tanto dándose ánimos que no se fijó que ya se encontraba donde su objetivo, el cual reconoció a Kevin inmediatamente, - ¡Muchacho! – gritaba alegre el anciano, - Tu, el de negro – indicaba el desdichado mientras Kevin no sabía que hacer ahora que el "factor sorpresa" se había arruinado.

El mendigo se paró del suelo, y se dirigió a el chico: - Mira, con los diez dólares que me diste logre comprar una manta, un paraguas, y también le pague a un motelero para que me dejara usar solo el baño, así que ahora ando recién bañado, después de mucho de no hacerlo más que con agua lluvia – celebraba el energético anciano mientras le mostraba todo lo anterior dicho a quien el consideraba su "amigo", - ¡Hasta Tufi tuvo algo!, le compre unas croquetas, algo baratas, pero sabrosas!, bueno, para él, para mí me sabían horrible... por cierto, aun no me se tu nombre, ya sabes, para agradecerte mejor – indicaba José María, invitando a Kevin a presentarse más formalmente, - Mi nombre es... (Titubeaba el joven, puesto que sabía que hablaba con su objetivo) Kevin... Kevin Cerna – estrechó el joven su mano un tanto nervioso, lo que a los ojos del anciano le parecía algo increíble, desde hace mucho nadie se le mostraba así de amistoso, el desamparado estrecho la mano también, mientras que, un poco apenado, invitaba a Kevin a sentarse en la orilla de la acera para tener una conversación, oferta que Kevin no rechazo.

Pese al revoloteado pensamiento del joven, poco a poco este se fue calmando, y pudo disfrutar una agradable charla amistosa con José María, o "Chema", como el mendigo dijo que prefería que le llamaran, pasaron horas y los ahora "amigos" seguían hablando, de experiencias de la vida, de política, economía, etc. Mientras Tufi se arrecostaba entremedio de ambos. La noche llego muy rápido ese día, - Creo que deberías irte Kevin – señalaba el viejo, - Las calles pueden ser muy peligrosas a estas horas, a mí ya varias veces han venido a golpearme algunos buscapleitos -, - Bueno (Se levantaba Kevin), muchas gracias por esta agradable conversación Don Chema, espero que pasé buenas noches, (Acaricio a Tufi) adiós Tufi, veré si pasó por aquí mañana, aunque sea solo para saludar – se despedía Kevin, sin pensar en que debía asesinar al hombre del cual se despedía, pero antes de partir se detuvo al ver que la atención del mendigo se centraba en otra cosa, al ver en que logro ver un gran y luminoso cartel que paseaba un carro por la calle: " Mañana, gran festival gastronómico en el parque principal de la ciudad" es lo que enunciaba aquel gran mensaje, -... Lástima que me gaste todo lo que me diste... me gustaría ir a ese lugar – se lamentaba en bajo José María, pero no tan bajo, pues el muchacho oyó todo y le hizo sentir lastima a Kevin, el cual solo se fue luego de despedirse.

Ya en casa, reacciono, no hizo absolutamente ningún avance en el asesinato, es más, lo complico aún más; - Tonto – se decía a sí mismo, pero la lastima de su corazón hacia el pobre anciano lo hizo parar, y pensar "¿Sera esto lo correcto?" después de todo era por Caro, ¿no?

Pensando en eso tomo una decisión, puesto que aún le quedaban dos días para matarle, así que lo haría el tercero, mientras tanto, llevaría al anciano al festival gastronómico el segundo día, - Si debe morir, al menos que sea feliz una última vez – susurraba Kevin, sin poder evitar soltar unas lágrimas de sus temblorosos ojos, agitados y confusos por la situación en la que se encontraban, tenía miedo, mucho miedo, sentía que cada segundo que el reloj marcaba se le iba el alma cada vez más... pero no podía dar marcha atrás, ¡No ahora!. Se hecho a dormir con dificultad y un pequeño ataque de ansiedad, esperando el día de mañana, día que haría feliz a su "Amigo" y "Objetivo".

El sol salió, marcando el inicio de una nueva mañana, Kevin se alisto bien, cogió su billetera con mucho dinero, y partió a encontrarse con su nuevo amigo. - ¡Kevin! – saludo entusiasmado el viejo, mientras limpiaba un poco su ropa para recibir al chico, - ¿Así planea ir Don Chema? – preguntaba el pícaro muchacho, - ¿Ir?, ¿Adonde? -, - Pues al festival agronómico – le sonrió Kevin, de repente una enorme e inimaginable sonrisa se dibujó en el rostro de Chema, así como unas lágrimas que sin querer se deslizaron por su mejía, su felicidad era tan grande que no podía ni hablar, pero rápidamente volteo a ver a su fiel perro, - Tranquilo, si permiten perros – aclaraba Kevin, lo que hizo que Chema se alegrara aún más, y sin pensarlo se abalanzara a abrazar a Kevin, este se sorprendió mucho, pero al ver que el anciano estaba llorando, decidió consolarlo. Antes de partir, Kevin fue y compro ropa nueva al viejo, también lo peino y alistó bien para la ocasión.

Pasado un tiempo, finalmente fueron al festival gastronómico; habían muchas cosas: comida, juegos, ventas de artesanías, bailes, música, y un gran ambiente de mucha alegría. Kevin invito a todo al desdichado, inclusive a Tufi le compraron un par de cosas, como un collar con su nombre, todo era fenomenal. - ¡Kevin! – exclamó el viejo mientras ambos caminaban para seguir viendo todo el festival, - Mira, veinte dólares en el suelo – se alegraba el anciano, e inmediatamente salió a recogerlos, - Sabes, con estos veintes seguro que compro un colchón para dormir – se alegraba el anciano, pero a lo lejos alcanzo a ver a un pequeño niño que lloraba, mientras su mamá le regañaba diciendo: -¿Cómo pudiste perder ese dinero?, Ahora tendré que pagar con tarjeta la comida – ambos oyeron esta conversación, - Olvídelo Don Chema, ahora ese dinero es suyo – exclamaba el joven, sin ver la expresión reflexiva que tenía el viejo en su rostro, - No...- dijo el desdichado antes de partir hacia donde estaba el pequeño niño, - Disculpe señora – le habló Chema a la mujer, - Creo que su niño perdió esto -, le entregó los veinte dólares a la mujer, la cual muy agradecida le entrego un dólar al viejo, - Tome esto como agradecimiento buen hombre -, dicho esto la mujer y el niño se fueron, al momento llego Kevin junto a Tufi, - ¿Por qué le entrego el dinero Don Chema? – regañaba Kevin al anciano, - Porque eso era lo correcto Kevin; me hace falta el dinero, pero si tenerlo significa perder el honor, entonces prefiero seguir siendo un vagabundo – exclamo seriamente José María, lo que sorprendió mucho a Kevin, el cual sintió aún más lastima hacia el anciano que el día de mañana debía morir, - Además – añadía Chema – Este dólar me alcanza para comprar un boleto de lotería, anda, vamos a probar suerte – comenzó a caminar muy animado Chema hacia el puesto de venta de tickets de lotería, lo que hizo que se ganara la admiración de Kevin.

Una vez comprado el ticket, pasearon un rato más por la feria hasta que anocheció, entonces ambos regresaron de nuevo al lugar de descanso de Chema y Tufi, - Toma - le entregó el ticket de lotería a Kevin el anciano, - Quiero que lo tengas, Kevin, has alegrado este anciano corazón, y lo has dotado de alegría, ya quisiera que los demás vagabundo tuvieran un amigo como tu... me has traído muchísima suerte, es por eso que quiero que tu tengas el tickets, y en caso de ganar, te puedes quedar con una parte – sonrió Chema, Kevin en el interior casi lloraba, pero por fuera tuvo que ser fuerte y soportar el resquebrado dolor de su corazón, - Gracias Don Chema, ya vera que ganaremos – sonrió también el joven, y luego de una despedida partió a su hogar.

Al llegar no pudo evitar llorar, no se cambió de ropa, solo guardo el ticket y se echó a la cama a llorar inconsolablemente al saber lo que debía hacer mañana, lloro y lloro hasta quedarse dormido.

Ya había fijado al objetivo, ahora solo quedaba atacarlo...

¿Pero será capaz de matar a su nuevo amigo?


Déjame MorirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora