Mía.
Parte tres de tres. 3/3.
La fría brisa golpeaba en mi rostro, sentía como mis manos empezaban a cosquillear a causa de él frío, cada segundo me relamía los labios ya que se me resecan por el viento. Kevin me tomaba del brazo, dirigiéndonos a una parada de taxi.
Eran las dos de la mañana y estábamos cansados de la música y él alboroto, quedamos en irnos a su casa. Nos íbamos a ir en taxi ya que, no tenia suficiente dinero para pagar devuelta la limocina, y la vedad no me importaba. Con tal de estar a su lado.
Un taxi paro frente a nosotros, un señor de tercera edad nos recibió con una sonrisa. Subimos.
— ¿Son estudiantes de Harriet school? — pregunta él señor mirándonos por él retrovisor.
— Si señor. — contesta Kevin.
— Oh...que bien, mi hija estudia ahí, ¿se la pasaron bien? — su sonrisa no se ha borrado de su rostro.
— Si, solo que ya estamos cansados. — digo.
— Oh, noche larga, ¿son pareja? — pregunta mientras da vuelta para entrar a la residencial de Kevin.
— Si...— me sonrojo.
— ¿Se aman? — su pregunta me toma por sorpresa.
Me mira y luego a el con una sonrisa.
— Claro señor, nos amamos.
— Llegamos. — dice — Oh, muchachos....— nos llama la atención ya estando bajando— Hacen hermosa pareja, y tu muchacho, cuídala.
— Si señor, tenga. — toma un par de billetes y se los da, él sonríe y arranca él auto.
— Me cayo bien él señor. — digo.
— A mi también, así es mi abuelo, cuando te conozca te amara.
Me río y camino hacia la puerta de su casa.
— ¿Están tus padres? —le pregunto.
— No...— mete la llave y me voltea a ver — Tenemos casa sola. — dice para después guiñarme un ojo.
Rápidamente me sonrojo.
Entramos, prendió los focos y me mira atentamente.
— ¿Qué? — pregunto.
— ¿Te quedaras?
— Si, si no están tus padres si.
— Eso significa que si te quedarás — mira mi vestido. — no te dormirás con él vestido. Ven te prestare ropa.
Lo seguí sin articular ni una sola palabra, subimos a la planta alta y nos adentramos a su cuarto extrañamente limpio. Mire asombrada él lugar.
— ¿Que pasa?, ¿tan feo esta mi cuarto? — pregunta con burla.
— No, solo que...esta limpio todo. — digo aun si creerlo.
Mira él lugar y se encoge de hombros. — ¿Y? Me gusta ser organizado, ¿es raro ver la habitación limpia, de un chico?
— Ew, olvídalo. Dame la ropa que me prestaras.
— Quítate la ropa primero. — lo miro incrédula.
— Jamás en tu vida, ahora dámela — digo estirando mis brazos, él rendido me da una playera holgada demasiada larga. — Iré a cambiarme a él baño.
Le pongo seguro al cerrarla. No soy tan estúpida ya sabiendo como es él, se atrevería a abrirla él muy desgraciado.
Mis sospechas fueron acertadas, la manija empezó a moverse.
— ¿Enserio, mía? ¿le pusiste seguro? — pregunta por él otro lado.
— Si, conociéndote me querrás ver desnuda. — digo.
Oigo un bufido seguido de un "Diablos" de parte de el en susurro.
Después de quitarme él vestido y tacones seguido de la playera de Kevin, me mire en él espejo de su baño. No me veía tan mal, me quedaba dos manos abajo de los muslos, me empecé a quitar él maquillaje.
Al terminar quite él seguro y abrí viendo a Kevin terminando de ponerse un pantaloncillo de pijama, su torso estaba al descubierto. Su mirada se fijo en mi cuerpo. Me estremecí.
Frunció él ceño. — Pensé que ropa como la mía te quedaría jodida-mente sexy, pero me equivoque.
Lo miro con enojo.
— Woau, lo que toda chica quisiera escuchar, neta que romántico me saliste, idiota. — digo dando media vuelta.
¡Es un imbécil!
Las manos de Kevin me rodearon por la cintura, puso su mentón en mi hombro.
— Es broma, te ves sexy. — que idiota.— Además, se te levanto un poco, y veo tus bragas color pastel. — se separa de mi. Me baje la playera estirándola a mis rodillas, pero volvió a su estado actual.
Se sentó en la cama, palmeo a lado mientras se acostaba. Me acosté y voltee quedando cara a cara, me acaricio la mejilla y sentí cosquillas. Lo besé, nuestros labios danzaban con ritmo y tan lentos, saboreando toda su zona vocal. Nuestras lenguas empezaron a dar una guerra, luchando quien dirigía a quien, una batalla que nosotros dos, dirigíamos.
Todo se calentó más, cuando Kevin se encontraba arriba mio. Su boca besaba y saboreaba mi cuello mientras me retorcía tras las sensaciones que sentía. Era mágico. Quede arriba de él y poco a poco nuestras pocas ropas ya no estaban, entregándole a él lo mas apreciado que tenia, se entrujo en mi, siendo un solo. Sintiendo como un dolor punzante empezaba a sentir en mi zona, poco a poco se fue desvaneciendo, sintiendo él paraíso, él paraíso que Kevin me demostraba y me estaba haciendo sentir, nuestras respiraciones irregulares era lo único que se escuchaba en la habitación, su brazo me rodeo sintiendo su desnudez, me estremecí.
Beso mi frente.
— Siempre juntos, mía.
— Siempre juntos, Kevin.
— ¿Lo prometes?
— Lo prometo.
ESTÁS LEYENDO
"Oye Mía" |Terminada|
Короткий рассказNota trás nota. Insultos trás insultos. Una en especial; " Oye mía, ¿Porque tuviste que existir? - Kevin". Vaya forma de recibir notas insultantes de quien estas enamorada desde hace tres años. #11 Historia corta. 03/02/17. #06 Historia corta. 30/06...