Si, es una nueva vida.

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Alfred caminaba por el pasillo del tercer piso. Se dirigía a su clase de aritmética, cuando decidió entrar al baño antes para enviarle un texto a su novio. Al entrar a los baño, escuchó algo extraño. Alguien no se sentía bien, ya que notoriamente vomitaba en la segunda cabina, arrodillado frente al excusado. Alfred reconoció los zapatos y el bolso de Arthur, por lo que se preocupó y bruscamente abrió la puerta de la cabina, encontrándose a su novio, con los ojos llenos de lágrimas, mirando hacia arriba con el rostro extremadamente apenado. Alfred no comprendía lo que sucedía... ¿Le habría hecho mal las porquerías que cocinaba?... lo peor, no alcanzó a preguntarle.

-Alfred... c-creo que... creo que estoy embarazado.

-No... ¿Estas bromeando?... hahah... seguramente te cayó mal algo que comiste cariño.

-No bromeo.

-whoa.... Arthur eso es imposible ¡somos hombres!

-Aun así... hay una posibilidad.

-Bien, vamos – Alfred le extendió la mano- te llevaré al medico ya mismo, solo acompáñame a buscar las llaves del auto que están dentro de mi mochila en mi casillero.

-¿Y si esperamos hasta el final de clases?

-No. Vamos ahora, es ahora que te sientes mal.

Ambos caminaron por el pasillo tomados de las manos con sus dedos entrelazados. El americano giró la perilla de su casillero, combinando l clave y abriendo este para sacar su mochila. Luego lo cerró y tras colocarse su mochila en la espalda, volvió a tomar la mano de su amante para luego bajar ambos por la escalera trasera de la escuela, la que llevaba al estacionamiento. Alfred ajustó el asiento del copiloto en el caso de que su novio si esté embarazado. A pesar de que sonaba extraño, adoraba la idea de ser padre. Condujo hasta el hospital despacio, no quería aumentar la velocidad para que Arthur no se maree nuevamente.

Una vez que llegaron al hospital, Arthur quiso ir a la zona de Urgencias, donde esperaría junto a mujeres embarazadas, adultos mayores y niños resfriados. Alfred acarició el cabello de su novio y posteriormente sacó de su billetera su tarjeta de prevención médica, con la cual podía ingresar a los pisos de la clínica de atención inmediata, y el costo sería cargado a la cuenta de sus padres. Alfred llevó a su novio hasta el tercer piso, pasó su identificación y solo tenía que esperar que pasen tres personas que habían llegado antes. Por mientras, ambos esperaron sentados en la sala de espera, en silencio, hasta que llamaron a Arthur.

El doctor, que era amigo de la familia Jones, hizo pasar a ambos chicos, y luego unas cuantas preguntas y algunas órdenes para exámenes, que le tomaron a la joven pareja en el mismo lugar y por las cuales esperaron un par de horas. Ya cuando estuvieron listos, el doctor hizo pasar a los chicos a su consulta para darle los resultados.

-Bueno chicos, me temo que lo de Arthur es mucho más complejo de lo habitual...

-¿Qué?... ¿Qué tiene mi Arthie?

-Verán... en el estado que se encuentra el joven Kirkland, me temo que tendrán que tener mucho cuidado... - tomó una pausa y luego miró fijamente a la joven pareja que se tomaban de las manos en señal de seguridad- Felicidades, van a ser padres. Efectivamente Arthur está embarazado, y según el ADN, Alfred es el padre.

Ambos quedaron en blanco. El doctor prosiguió.

-Es común ver casos de hombres embarazados para los médicos... en realidad, hay muchos hombres en el mundo que nacen con la capacidad de engendrar a un pequeño en su vientre, gracias a la mala distribución hormonal, lo que hace que la progesterona se desarrolle de similar modo que en el cuerpo femenino, con la diferencia que en el caso masculino se desconoce aún como se elimina el ovulo no fecundado. Muchos hombres que nacen con este maravilloso don, por lo general terminan casándose con mujeres, pero son infértiles con ellas, ya que su manera de dar vida es gestando y no inseminando.

-osea que.... Si hay un pequeño en mi vientre.

-Correcto. Ahora deben tener mucho cuidado. El embarazo masculino es mucho más delicado, ya que el entorno del bebé debe desarrollarse por lo menos tres meses y medio, que es el tiempo que demora el feto en adaptarse al cuerpo masculino. Incluso el más leve rasguño dentro de este periodo de tiempo, podría ocasionar una perdida.

-No... yo quiero que mi hijo nazca, doctor. Quiero ser padre.

-Alfred... ¿de verdad no te molesta?

-¿Cómo me va a molestar?... ese pequeño que llevas ahí es el fruto de nuestro amor.

-Ojalá todos mis pacientes adolescentes pensaran como ustedes y no vinieran a reclamar que se arruinaron la vida. Bien, les daré algunas indicaciones, un certificado para la escuela y no olviden contarles a sus padres.

-Muchas gracias doctor. Y por favor, no les cuente a mis padres.

-No hay de que Alfred, no le diré nada a tus padres, eso te corresponde a ti. Cuida a Arthur.

Ambos se despidieron del médico, retiraron un comprimido de vitaminas que debía tomar el inglés para que el bebé pueda afirmarse bien en su vientre, y regresaron al vehículo, donde se quedaron un buen rato juntos pensando en que hacer. Habían estado todo el día en el hospital. No podían ocultar lo del bebé para evitar que sean bruscos son Arthur, pero tampoco podían llegar y contarlo abiertamente, ya que a pesar de ser un caso extraño para el resto de la sociedad, sus padres ni siquiera estaban al tanto que ambos eran pareja. Lo que complicaba aún más la situación.

-Arthur, tengo un plan. No sé si funcione, pero espero que así sea.

-¿Qué cosa?

-Podrías venirte a vivir conmigo a mi casa. Mamá trabaja hasta tarde y papá estará fuera de la ciudad hasta dos meses más.

-No lo sé... no es que no quiera, pero no creo que mis padres me dejen.

-¿Y si les decimos?, ya sabes, lo nuestro y lo de nuestro bebé.

-Tengo miedo... no sé cómo reaccionen... ¿y si te odian con eso?

-hahah... son jóvenes, además... a ti también te tuvieron cuando estaban en la escuela. No pueden recriminarte nada.

Alfred puso en marcha el motor, y condujo hasta la casa de los Kirkland. Ambos amantes llegaron al acuerdo de decirles a los padres de Arthur que eran novios, aun así, no les contarían lo del embarazo todavía. Esperarían un poco, ya que el pequeño tenía tan solo dos semanas de gestación. Una vez que llegaron, entraron por la puerta, tomados de las manos con los dedos entrelazados. La madre de Arthur, quien bebía su té, lo escupió de la boca al ver a los chicos así. La mujer con dos coletas se acercó a la joven pareja, y sin decirles nada. Los abrazó.

-¡Yo lo sabía!... Sabía que estaban saliendo. Creo que he ganado una apuesta con tu padre, Arthur.

-¡Que!...

-Hahahahah....

La mujer les invitó a tomar asiento, les ofreció de los pastelillos que ella misma había horneado, los cuales estaban negros y humeando. Alfred pasó, mientras que Arthur tomó uno y lo llevaba directo a su boca, cuando Alfred lo paró en seco.

-¡No comas eso, cariño!... puede hacerle daño.

-¿Hacerle daño a quién?- preguntó la madre del inglés, dejando a ambos novios completamente nerviosos.

Teen British Momy and American Teen DadyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora