II Camino

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Luego de que Apolo le explicará lo sucedido, Dorian decidió emprender su viaje. Apolo le dijo que debía entrenar con Quirón, un centauro que entreno al mismísimo Aquiles, pero encontrarlo no sería tarea fácil.
Dorian se preparó para el viaje, y no se olvidó de su nuevo arco, esperaba aprender a usarlo pronto.
En su camino hacia Esparta trataba de tensar el arco, pero no lo movía ni un centímetro, estaba claro que todavía no era lo suficientemente fuerte. Cuando llego a Esparta estuvo buscando cualquier información sobre el paradero de Qirón pero nadie sabia nada, era como si no existiera. De repente se le apareció un viejo, era ciego y muy avejentado, una persona de lo mas extraña.
-Yo se donde puedes encontrarlo- Dijo el anciano.
-¿De verdad? ¿Y donde puedo encontrarlo?- Habló Dorian eufórico.
-Viaja en barco hasta Itaca, sacrifica un carnero a Zeus a tu llegada y el camino se te mostrará- Habló mientras el anciano desaparecía en las sombras.

Feliz de haber encontrado una pista, se dirigió rápidamente al puerto en busca de un barco. Consiguió que lo llevara un grupo de mercaderes, hasta la bella Itaca. Viajaron tres soles y tres lunas para llegar a la isla de Itaca, en el día del cuarto sol atracaron en puerto, Dorian feliz de llegar a tierra se tiró al suelo deseando que terminen los mareos del barco ya que nunca había viajado en uno. Fue una experiencia que esperaba no volver a repetir.
Luego de recobrar el aliento y se hubieran ido los mareos, sacrifico un carnero a Zeus y frente a sus ojos vio como el camino se volvía color oro, al parecer solo él podía verlo. Camino varias horas por la montaña de la isla, se detenía a descansar y en sus descansos no paraba de probar tensar el arco, consiguiendo el mismo resultado que antes. Luego de que el sol se ocultará por las montañas Dorian llegó a un claro, y vio una pequeña cabaña, ¡había llegado! y estaba ansioso por conocer a él centauro.
-¡¿Quien se atreve a invadir mis tierras?!- gritó Quirón mientras aparecía corriendo desde las sombras. Era el centauro más grande que había existido, mitad humano mitad caballo, el cuerpo humano era digno de los dioses, bien esculpido y donde terminaba la cintura del hombre comenzaba la parte caballo. Su pelo era blanco como la luna y músculos por donde se pudiera ver.
-¡Soy Dorian! Me envía Apolo- gritó asustado.
-¿Ese cara bonita con su arco de juguete te envía?- Dijo en tono burlón.-¿Por qué estás aquí?
-Apolo dijo que debes entrenarme para cumplir mi destino- dijo cabizbajo.
-¿Y cuál es ese destino?
-No lo se- dijo temeroso Dorian.
-¡¡Ja ja ja!! No sabes cual es tú tarea y ¿quieres que te entrene? ¡Vuelve con tu familia muchacho!. Quirón pensaba que el muchacho tendría un destino mejor que el de Aquiles, o viviría un poco mas.
-Mi familia esta muerta, ¡Fueron asesinados! Y quiero que me entrenes para poder vengarme.
-Esta bien te entrenaré, pero cuando no puedas seguir mi entrenamiento un día, ese mismo día te dejaré  de entrenar- Dijo Quirón con voz de mando. -No hay nadie que entrene como yo.
Dorian feliz de poder entrenar con tan ilustre ser, se puso en marcha hacía la cabaña, no faltaba mucho para aprender a tensar el arco.

Camino a la gloríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora