III Tiempo

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Ya había pasado 5 años desde que Dorian empezó a entrenar con el majestuoso Quirón. Los primeros dos años Dorian terminaba exhausto del entrenamiento, cada día se le hacía peor que el anterior, el centauro no tenía clemencia por el joven, y el pobre muchacho aguantaba hasta quedar desmayado casi todos los días, en esos dos años no pudo lograr mover ni un centímetro el arco de Apolo, el entrenamiento que realizó no le ayudó a tensar el arco pero una cosa estaba clara, Dorian jamas olvidaría esos días.
Los inicios del tercer año de entrenamiento todo cambió, Quirón lo dejó solo, que entrenara como él quisiera o como haya aprendido, lo único que le encomendó fue que si en un año no lograba tensar el arco el centauro no lo entrenaría más.
Dorian entreno como le había enseñado el centauro, hasta entreno otras formas su cuerpo y su mente, pero ya habían pasado 6 meses y seguía igual que al principio. Un día por el pueblo de Itaca mientras corría en uno de sus entrenamientos diarios, escuchó que el mejor arquero era el rey de Itaca, Odiseo el astuto, decidió ir a conocerlo y pedirle que le enseñara a utilizar su arco, sería una tarea difícil que un rey desee enseñarle a un campesino.
Estudió días y días la rutina del rey esperando encontrarlo un día a solas, pues no deseaba luchar con nadie. Una mañana mientras lo seguía el rey se quedó solo duchándose en un manantial cerca del pueblo, fue el momento ideal para que Dorian entrara en acción y le pidiera consejo al rey. De un salto salió de los arbustos y entro al agua, esperando mostrar su valía en la lucha se abalanzó sobre Odiseo, pero esté se percato de su presencia mucho antes y apenas el joven espartano toco el agua, Odiseo ya se encontraba detrás de él.
-¿Quién eres forastero? ¿Quién te manda a matarme?- le dijo el astuto Odiseo agarrandole el cuello con fuerza.
-¡¡Soy...Do...Dorian!!- dijo mientras pudo. -No vengo a matarte.
Odiseo lo soltó y le dijo:
-¿Qué haces aquí? ¿Y por qué me atacas?
- ¡Quiero que me enseñes a utilizar el arco!. Respondió con toda la valentía que tenía dentro. -Te ataqué para mostrar que soy un buen guerrero, y probar mi valía.
- Conmigo ese tipo de muestra de fuerza bruta no sirve. Dijo el astuto Odiseo. -Te dire un acertijo y si lo resuelves podrás aprender a utilizar el arco.
Dorian recordó su entrenamiento con el centauro, no solo tuvo que correr escalar luchar, aguantar los fríos inviernos sobre el agua helada, sino que también estaba largas horas estudiando leyendo todo lo que había en la biblioteca del majestuoso Quirón, porque hay que entrenar tanto cuerpo como la cabeza. Dorian se sentía capaz de conseguirlo.
-¿Preparado?

Cuanto mas grande es, menos se ve ¿Qué es?

Dorian se quedó sin palabras. No sabia por donde pensar o que pensar.
-Este acertijo no tiene sentido común -dijo para sí mismo.
Odiseo disfrutando ver funcionar la cabeza del joven.
-Muchacho, cuando tengas la respuesta ven a buscarme en mi palacio, porque no podrás descubrirlo tan rápido- dijo sonriendo.
Pasaron unos días y Dorian seguía buscando la respuesta, preguntó a toda la gente del pueblo pero nadie lo sabia.
Una tarde Dorian estaba pescando su cena en un río de poco caudal, cuando vio que el sol se estaba escondiendo por las montañas y empezaba a caer la negra noche, no había nada solo obscuridad ni los animales hacían ruido, no veía nada, que antes bajo la luz del Sol todo estaba claro y visible. Se dio cuenta en ese mismo momento la respuesta del acertijo, pero la alegría del descubrimiento no duro demasiado.
Un guerrero en las sombras atacó a Dorian con su lanza en su hombro derecho, gritó de dolor, no podía mover el brazo el golpe le dejo inmovilizado el brazo. Lo único que tenía para defenderse era su caña de pescar, ya que Quirón no le dejo arma alguna, pero el guerrero sabía moverse en la obscuridad no emitía ningún sonido al moverse, Dorian estaba confundido ¿quién sería esa persona? ¿Y por qué le atacaba?, sabía que ahí donde estaba corría peligro así que de un salto entro al río, si ese guerrero le atacara de nuevo, al moverse abría ruido del agua y así podría defenderse.
Había un silencio total, Dorian estaba completamente quieto y esperando atento escuchar algún ruido. Se hoyo un chapoteo, Dorian salto hacia el ruido con toda la rabia que poseía en ese momento, pero no había nada, otro chapoteo se escucho, y cuando Dorian quiso reaccionar sintió como un puñetazo le cruzaba la cara. Comprendió que también estaba en desventaja sobre el agua, su cabeza pensaba la manera de derrotar a este enemigo pero no encontraba solución. Otro chapoteo y otro puñetazo, Dorian no podía responder a tal velocidad, estaba indefenso, hasta que se le ocurrió que en el siguiente chapoteo recibiría el golpe y le agarraría el brazo con todas sus fuerzas.
Volvió el silencio absoluto, la negra noche siempre presente, Dorian escucho dos veces chapoteo y recibió dos veces más un golpe, al tercero agarro el brazo del hombre con todas sus fuerzas hasta quebrarlo, el hombre grito de dolor y mientras Dorian sujetaba la cabeza del hombre le rompió el cuello sin titubeos, ya averiguaría quien era por la mañana.
A la mañana siguiente luego de que Sueño se alejara de los párpados de Dorian, se despertó y no veía el cuerpo, solo una mancha negra sobre el césped con forma humana, no comprendía que sucedió o como desapareció, una cosa sabía de los dioses actos eran.
Dorian se encaminó hacia el palacio de el astuto Odiseo, lo encontró junto a su hijo Telemaco practicando con el arco.
-Sufridor Odiseo, ¡he resuelto tu acertijo, así que prepárate para enseñarme a usar el arco!- Grito con fuerza y emoción el joven Dorian.
-Muchacho vienes antes de lo esperado, debes ser muy astuto- Dijo Odiseo abrazando al muchacho.
-Padre, ¿este es el joven que te quiso atacar en el manantial? ¿Y ahora le abrazas? ¿Qué sucede padre?-Habló Telemaco confundido.
-Hijo mío así es, pero este joven quiere mi ayuda y creo que la esta por conseguir- Habló así a su hijo el astuto Odiseo. -Dime la respuesta muchacho
-La obscuridad, esa es la respuesta, cuanto más obscuro menos se ve- Dijo Dorian -Lo descubrí mientras pescaba, calló la negra noche y en la obscuridad absoluta me di cuenta cuanto mas obscuro menos veía-
Odiseo le felicito y le invito que saciara sus ganas de comer y beber, cuando sació su hambre y su sed, Dorian se puso a practicar con el arco. Odiseo estudio el arco del joven guerrero y le explicó que era solo un simple arco de madera, le enseñaría todo lo que pudiera aprender, Dorian devastado por la normalidad de su arco, se dispuso a entrenar. Cuando no entrenaban comían y Dorian escuchaba las historias de batallas de Odiseo, como peleo junto al majestuoso Aquiles en la guerra de Troya, como venció al cíclope Polífemo, como escuchó el canto de las sirenas y como tardo veinte años en regresar a su tierra patria y matar a los pretendientes que destruían su casa. Esos 5 meses con Odiseo, Dorian aprendió a utilizar el arco y la flecha como un agil maestro.

Los dos últimos años Quirón y Dorian se encaminaron en un viaje en el cual aprendería a navegar y conocer nuevos lugares, porque el saber no solo esta en los estudios sino también en la experiencia. Como era normal, Dorian no estaba acostumbrado a los movimientos del barco, tardó varios días a acostumbrarse al oleaje. Cuando ya no tenía mareos empezó su trabajo en el barco siendo un simple grumete, Quirón le encomendó que trabajara en el barco hasta llegar hacerse Capitán. Tardó un año en serlo, y lo logro por desgracia, en uno de los viajes estuvieron en una tormenta que la dirigía el mismísimo Zeus por la brutalidad de la tormenta. Una ola se llevo al capitán y murió ahogado en las brutales olas, todos lloraron su muerte hasta el joven Dorian.
Ya siendo capitán viajo por varios lugares, conoció reyes y ganó oro y favores, también logro ver y escuchar a las sirenas, siguiendo los consejos de la historia de Odiseo, nunca había escuchado nada tan hermoso y tan mortal.
La última tarea que le fue encomendado al joven Dorian por el majestuoso Quirón fue formar un ejercito treinta hombres ni uno más ni uno menos, con ellos terminaría su entrenamiento.
Dorian fue donde sabía que encontraría a los mejores guerreros de Grecia, Esparta. Estuvo con el rey Leonidas comieron bebieron y hablaron del encargo de Quirón. Leonidas acepto solo le dijo que los soldados le seguirían si demostraba su valía, tendría que pelear con los 30 mejores soldados y ganarles en valiente combate, paso un tiempo con ellos conviviendo, practicando con el arco, mejorando sus habilidades, conociendo cuáles serían sus guerreros, su nueva familia.
Un día en una playa de Esparta, Dorian practicaba como todos los días, vio un cuerpo tendido sobre la arena, corrió a su encuentro e intento revivir el cuerpo del hombre hasta que lo consiguió. El hombre escupió toda el agua que tenía dentro, cuando recobro el sentido vio a Dorian a su lado.
-¿Quién eres? ¿Dónde estoy?- Preguntó mientras se lograba poner en pie.
-Soy Dorian y estas en Esparta, ¿Recuerdas tu nombre? ¿Sabes que te sucedió?- Habló tranquilizándolo.
Dorian reviso bien al hombre y vio que no era más que un muchacho, tendría su edad o mas bien menos.
-Soy Ícaro... no recuerdo nada mas...-Respondió con melancolía intentando recordar más.
-Ven joven Ícaro te lavaré, te daré de comer y de beber, seguro así recordaras todo.- Dijo con ánimo mientras ayudaba a que Ícaro se pusiera en pie.
Una vez Ícaro sacio su hambre y su ganas de beber, descanso todo un día y toda una noche. Cuando despertó Dorian estaba a su lado esperando que le contara más cosas, el pobre Ícaro solo tenía recuerdos fugases, veía una luz que lo dejaba ciego y otras veces recordaba sentir el aire pasando por su cara velozmente. Dorian decidió que esperaría hasta que recupere totalmente la memoria, se encariño con el joven al ver que era hábil con las manos, tenia una gran mente y buenos pensamientos, decidió que sería uno de sus compañeros, aunque el joven no supiera luchar Dorian siempre estaría para protegerle.
Llego el día en que Dorian elegiría a sus veintinueve guerreros, ya que Ícaro contaba como uno. Sería una pelea con veintinueve de los mejores guerreros de Esparta, si lograba vencerlos serían todos suyos, de no conseguirlo, no podría pisar Esparta nunca más ni tampoco tendría guerreros a su lado. La primera pelea empezó, Dorian inicio animado, su estrategia era vencerlos lo más rápido posible para gastar las menos energías posibles, porque llegar a veintinueve seria todo un desafío, nunca nadie había peleado con más de diez, no era humanamente posible. Dorian no vio venir el primer golpe, lo tiro al suelo solo con un golpe, el hombre era el doble de grande que él, mientras intentaba reponerse si ya estaba así con un golpe no se imaginaba como sería veintiocho más de estos brutos guerreros. Se repuso y con cuatro golpes en la mandíbula derribo al primero. No pasaron ni cinco segundo y entro el segundo a la arena, este era mas bajo que Dorian pero más ágil, esté ataco velozmente a él joven, golpeó todo su cuerpo. Dorian reaccionó dandole un fuerte golpe en el estómago que lo dejó inconsciente al pequeño guerrero. Siguieron pasando los guerreros, cada uno con habilidades distintas y lastimando cada vez más a Dorian, había pasado a los diez primeros guerreros con algunos golpes nada que le costara demasiado, cuando llego a dieciocho estaba cansado, ya había recibido más golpes, ya no ganaba tan fácilmente. Llevaba veinticinco, solo cuatro más y todo terminaría y Dorian tendría su ejercito, estos cuatro últimos hicieron que el joven elegido peleara con toda la fuerza y energía que le quedaba. Venció al fin a veintinueve guerreros, lo que nunca nadie jamás había conseguido, al terminar las peleas Dorian calló inconsciente.
Tardó cinco días en despertar, al hacerlo comió y bebió todo lo que no comió en esos cinco días, al terminar de comer volvió a descansar esta vez con el estómago lleno y feliz. A la mañana siguiente Leonidas le entrego su ejercito de veintinueve guerreros más Ícaro, el general Dorian paso a llamarse. Y así es como pasaron sus cinco años de entrenamiento junto con Quirón, aprendiendo el arte de la lucha, manejar el arco , el saber de la mente, navegar barcos, y tener un ejército en el que él daría su vida por sus guerreros y sus guerreros por él.
Estaba preparado para seguir las ordenes de Apolo.

Camino a la gloríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora