Sabía que vivir sola era una responsabilidad gigante, pero vivir relativamente sola en Australia era mucho peor.
Tenía un aviso de empleo entre mis manos. Un local de comida rápida pedía una cajera con o sin experiencia, cuando leí esto último salte de felicidad. Tenía el puesto más que asegurado.
Empuje la puerta de vidrio que impedía mi paso y al ya estará adentro una joven me abarcó.
—Bienvenida al Rincón de Jimmy, ¿en qué puedo ayudarte?
Alce mi vista y sonriéndole le respondí.
—Vengo por el empleo. — alce la hoja de papel frente su cara.
—Acércate a la señora con traje azul, ella te ayudará. —apuntó con su cabeza a una mujer de unos cuarenta años que estaba al lado de una caja registradora.
Me acerqué vagamente con cierto miedo. Ella irradiaba temor y respeto al cual no me quería enfrenta luego de ver como pedía bruscamente a una chica que se retirara, además de recalcarle que no servía para nada.
— ¿tú eres la próxima? — preguntó con una ceja alzada
Asentí con mi cabeza con deseos de no haberlo hecho.
Me dio paso a la caja registradora y me enseño lo básico. Abrirla y cerrarla. No más. No menos.
También me indica que estaré a prueba hasta que el día termine o hasta el momento que haga algo mal.
La gente comienza a entrar por montones, al parecer, entre las ocho y nueve de la noche es donde el local está más lleno que de costumbre. Raro para ser un día sábado cuando los estudiantes de las dos universidades aledañas no tienen clases.
—Traidora. — dice alguien frente a mí.
Levanto la mirada desde mi teléfono y me encuentro con el colorín que me había entregado el papel de "invitación" al patio de atrás. Quizás en otras circunstancias me habría enfadado, pero sin embargo suelto una risa.
— ¿Disculpa?
—No fuiste. Te espere por media hora. — posa su brazo derecho sobre el mesón que nos separa
—No sabía cuál era el patio de atrás. Soy nueva. — levanto mi mano y le enseño los dos dedos que crean el símbolo de amor y paz.
—Claro que eres nueva. Tu belleza no puede ser australiana. Tú estás a otro nivel. — me giña un ojo.
—Por favor dime tu orden. O si no me matarán. — le pido amablemente negando con una sonrisa en los labios.
—Papas a la canadiense con soda australiana. — me muestro confundida ante su petición. — es la combinación perfecta. Tú canadiense, yo australiano. — levanta las cejas continuamente.
—Estadounidense. — le aclaro con un tono de voz mas marcado.
—Una chica americana escapando del mejor país del mundo y refugiándose al otro extremo. ¿Quién lo diría?
—Así es la vida. — respondo con desinterés. — Ahora, de verdad, dame tu orden.
—Hamburguesa extra grande y una bebida sprite Zero. — dicto. — ya sabes, para conservar este cuerpo escultural hay que hacer ciertos sacrificios.
Trate de que la sonrisa que salía de mis labios no fuera muy notoria pero tal parece que falle porque sentí como Susan, la señora que estaba midiendo mi comportamiento, me miraba de una forma no muy grata.
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Blue
Fiksi RemajaTomar la decisión de dejar Boston para irse a estudiar a la otra punta del mundo había sido muy fácil para Blue. La homosexualidad de su padre y el sacerdocio de su novio habían sido los puntos claves para que todos sus cercanos, y no tantos, se bur...