Dejar lo que pusiste

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Y no voy a cambiar los recuerdos, no voy a borrar conversaciones, voy a poner un pie enfrente y uno atrás, para evitar que se vuelva eterno, y aceptar que no tienes compás, tu ritmo es interesante,  tanto como para tenerme entretenida, tanto como para contigo quedarme dormida, y perder la poca dignidad que me queda, tanto como para dejarme en esta vereda, y tanto para ti fue poco, porque sabías la limerencia que eras, y yo creí que podría completarte, pero no me dejas y de repente solo te quedas, sin mí, yo era, soy y fui tu nada, y traté de serlo todo con la duda de que algún día puedas, sin mente y sin corazón, me trataste como un segundo, momento vago y sin sentido, y dejaste mi alma tirada como vagabundo, haciéndome creer que yo tenía la culpa y que tu eras el herido, pero nunca habría esperado a que derrumbaras este castillo ladrillo por ladrillo, con tus manos hiciste desgracia mi alma, sin querer eras el único que me devolvía la calma, te quedaste como un capítulo, que no paro de leer, y lo repito y repito, con las esperanzas de volverte a ver, tanto que desarrolle autofilia, y me quise sola, aprendí a no dejarme llevar por las olas, y a sacar a la luz la serendipia que fuíste, y que sin darte cuenta lo que no busqué nunca me diste, y tal como parece me enamoré de lo imposible, de mi opuesto y de mi centro de gravedad, de lo poco tangible, de todo mi sensible, y ahora no encuentro tu persona, y me quedé sola, acompañándome tu soledad, buscándome tu dignidad e ignorándome tu vanidad

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