Descubrimientos

1K 33 3
                                    

                Bella POV

¡Muévete! Me grito conciencia al percatarse de que todavía no hacia nada útil. Edward seguía parado en el mismo lugar, viéndome con ojos afligidos mientras yo seguía colgada del borde e su pantalón en un vago intento de detenerlo. Luego de aproximada mente 5 segundos de estar  colgada el, medite mis pros y mis contra de decirle a Edward quien era yo o por lo menos hacer un intento. Los pos ganaron, pues no podía ser tan malo que el supiese quien era yo ¿verdad?  ¡Muévete! Volvió a gritar mi impaciente conciencia y esta vez y posiblemente la primera y última vez en mi infame vida le hice caso, separándome de Edward y corriendo tanto como mis diminutas patitas me lo permitían hacia fuera.

Al parecer el clima aquí (donde sea que este) no estaba muy bueno últimamente, pero hoy hacia un bonito día. Aunque el sol no brillaba con mucho ímpetu y  el frio era tal que podio haberle la sangre a cualquier ser viviente,  la vista que nos daba aquel frondoso bosque era hermosa, con sus grades y espesos arboles a nuestro alrededor, el césped tan verde y suave como el de nuestra pradera y la nieve que caía con toda la calma del mundo y se extensiva desde el tope de los arboles hasta varias partes del pasto. Edward salió de la cabaña arrastrando los pies como si les costase caminar, su rostro seguía contrariado de dolor mientras seguía avanzando hacia a mi.

-No se como, pero me entiendes-me dijo y echo un vistazo a la una arrugada hoja de papel que tenia en su mano derecha, la carta-Cuídate-me miro por unos instantes con añorancita y luego aparto la vista. E iba a voltearse y echarse a correr pero lo detuve dispuesta a actuar de una jodida vez.

-No-grite fuerte. Edward inmediatamente me miro sorprendido y aprovechando esto me moví rápidamente y con mis diminutas patas delanteras comencé a escribir sobre la nieve, primero haciendo una choreta “S” y luego  continúe  con la “o”, así mismo seguí con las siguientes letras hasta que llegue la ultima, una bastante inclinada “a” y legible, creo.

Allí mismo, al frente de mi habían dos cortas palabras un poco deformes escritas en la nieve y con una escritura relativamente entendible resaltaban leyéndose fácilmente “soy bella”. “muy ingeniosa” dijo de pronto conciencia. ¡Dios como la odiaba¡ pensé, pues nunca parecía callarse del todo ”tu tampoco me caes muy bien “ me discutió ella.             Rodé los ojos y la ignore para luego alzar la vista y poner mi atención en Edward, este miraba mi escrito atónito, con sus ojos abiertos de par en par, releyéndolo una y otra vez las y creyéndolo imposible. Más pálido que nunca, Edward se acercó y con toda la cama del mundo se agacho quedando en frente de mí y las dos palabras, de las cuales no despegaba la vista.

De pronto la brisa soplo  fuerte y temblé al sentir el frio calar en mi.  Demonios ¿en que momento el clima cambio tanto? Me pregunte al apartar la vista de Edward para ponerle atención a lo que ocurría a mi alrededor.  Que extraño. De un momento a otro el fresco tempestad había cambiado considerablemente pasando a ser una posible ventisca.  Temblé de anticipación cuando otra ráfaga de brisa helada pasó pegando de lleno en mi pequeño cuerpecito. Estúpida madre naturaleza pensé viendo como Edward apartaba la vista de mi escritura para ponerla en mí.

Sus ojos ya no eran de un espeluznante negro si no del color ámbar que tanto amaba, pero no por esto sus ojos dejaron de reflejar aquella tristeza que albergaba, me perdí en ellos, era inevitable. Aquella dos esferas doradas me atraían e hipnotizaban, no importaba cuantos años pasaran, siempre lo hacían. Todavía perdidas en sus ojos pude distinguir todas esas emociones que guardaba dentro, nunca se me había echo tan fácil leer sus expresiones como ahora. Dolor, tristeza, sorpresa, amor,  esperanzas…

Edward extendió su brazo derecho y  con excesivo cuidado me cogió en ellos y me atrajo a él, me sentí en casa, por primero vez en mucho tiempo me sentí en casa y me gusto pues la sensación de seguridad que de pronto me albergo fue tan placentera que quise sentirme siempre así, segura, y serena. Volví a temblar, otra ráfaga y esta vez era mucho mas helada que la otra, al parecer el tiempo empeoraba al pasar el tiempo.

Mi pequeña gatita (fanfiction twilight)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora