16.- Irrumpiendo en la mente de Travis.

847 56 18
                                    

Katie

El invierno por fin llegó a su fin trayendo consigo la primavera, la época favorita para una hija de Deméter.

Sí, había pasado tanto tiempo desde el incidente de navidad y no, no logramos tener mejoría alguna con Travis. Intentamos de todo, yo intenté de todo, pero él prácticamente me olvidó. No voy a negar que dolía, cada día y hasta la fecha, pero odiaba más haber sido tan débil para dejar que esto en primer lugar me doliera. Afrodita de verdad debía odiarme para hacerme algo así.

En fin, dejando de lado mi deprimente vida amorosa, traté de distraer mi mente en diversas actividades, ayudó un poco y estaba segura de que el tiempo me ayudaría a olvidar la situación por completo. Cuando terminaron las vacaciones de Navidad regresé a casa de mi padre. Si se preguntan qué pasó en ese periodo lejos del campamento no tengo una respuesta interesante. Me dediqué a mi vida mortal tanto como podía, el próximo año iría a la universidad y eso cambiaría muchas cosas para mí. Podía ser una semidiosa, mi vida corriendo peligro y tratando de sobrevivir tanto como me fuera posible, pero eso no dejaba de lado que en algún momento tuviese que continuar como todos. Y el campamento ayudó, era difícil mantenerse alejada de problemas, pero no imposible. Iba a sobrevivir.

¿Y Travis? Bueno, si él podía olvidarme, entonces yo también podría hacerlo.

O eso creí.

—¡Katie! —el grito de mi padre se escuchó hasta mi habitación—. ¡Es hora de la cena!

—¡En un momento bajo! —grité en respuesta.

Cerré el libro que estaba "leyendo", pero la dislexia no ayudaba y apenas había podido avanzar un par de hojas cuando llevaba horas tratando de leer un poco más. Lo dejé sobre la mesita de noche junto a la cama y estaba en proceso de tomar mis zapatos, buscando bajo la cama, cuando por fin los encontré y me enderecé. Fue una sorpresa cuando frente a mí apareció Travis Stoll. Usaba la misma playera naranja del campamento, su cabello castaño un poco más largo de lo que recordaba y en su mejilla derecha había un rasguño, pero seguía siendo el mismo chico que me estaba obligando a olvidar.

—¡Hola, florecilla! —saludó esbozando una amplía sonrisa y movió su mano de un lado a otro de forma animada.

No respondí. Tres meses sin verlo y mi primera reacción fue gritar. Entonces él cambió su expresión y también gritó. Me detuve, era algo extraño ver a dos adolescentes gritando frente a frente, supongo que él también lo pensó porque tardó dos segundos en callarse.

—¡Stoll! —le recriminé frunciendo el ceño—. ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué estás gritando? ¡Y no me llames florecilla!

—¡Florecilla! —volvió a esbozar una sonrisa—. Estoy hablando contigo por un mensaje Iris, obviamente. Grité porque tú gritaste y me pareció divertido, además entre en pánico, pensé que me había equivocado de persona. ¿Y por qué no puedo llamarte florecilla? ¡Me gusta llamarte de esa manera y estamos en un país libre!

Estaba a punto de reprocharle su comentario cuando el sonido de alguien subiendo a toda prisa por las escaleras llamó mi atención, alarmándome de forma inmediata, hasta que el golpeteo en la puerta y la voz de mi padre me tranquilizaron. No estaba en peligro.

—¿Katie? ¿Estás bien? ¿Puedo pasar? Escuché un grito y me preocupé.

—No te preocupes, estoy bien —respondí, dejando de mirar a Travis quien parecía divertido por la situación—. Solo... uh, digamos que recibí una visita algo extraña.

—¿Una visita? Pero si nadie ha llamado a la puerta —y casi al mismo tiempo la puerta de mi habitación se abrió, dejando ver a mi padre notablemente confundido.

Historias del Campamento Mestizo (Tratie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora