「You ＆ Me」《Elsword》

Seven.

¿¡Cómo!? Exclamó Ciel sorprendido por tal noticia que recién había escuchado. Debimos haberlo decidido juntos, Lu. Alargó su mano y acarició la pequeña cabecilla de su ama.

Es que... ¡No quería separarme de ti! ¡Eres muy importante para mí! La albina se abalanzó sobre el joven albino, abrazándolo con fuerza, súplica y desesperación. No quiso dejarlo ir.

El mayordomo aceptó el abrazo rodeándola con ambas manos, correspondiéndola. Le pareció demasiado adorable esa reacción de su joven ama. Hasta sus mejillas se pusieron coloradas. Lo escondió con parte de su traje.

Tú ya deberías de saber que jamás haría tal cosa como dejarte. Dijo cerca del oído de Lu, apartó su pelo rebelde con suavidad y la miró a sus ojos aún un poco ruborizado por lo adorable que había estado Lu. Siempre estaré contigo, te lo prometo.

《Una promesa》

La pequeña demonia se ruborizó por completo. Su cara enrojecida que era parecida a la de un tomate recién maduro.

Bien, si aceptáis, os ayudaremos en todo lo que podamos. Dijo Lendo con una mirada seria y seguro de sí mismo. Miró de reojo a Allegro, su compañero alquimista, y Hoffman, el encargado de Elder. Ambos asintieron sabiamente con la cabeza.

El primer paso que deberíais tomar para llegar a ser Diablesa es... Hoffman dio un paso delante, quedando frente a Lu. La miró con cierta dulzura durante varios segundos, incomodando el ambiente, y después reaccionó. Tendrás que seguir las instrucciones de Echo, pero ya es un poco tarde. Así que empezad mañana. Tendréis un largo viaje por delante.

De acuerdo. Vámonos, Lu. Recomendó el mayordomo a la ama superior. Esta le intercambio una mirada antes de sonreír.

Está bien. ¡Hasta mañana! Lu se despidió del alquimista y del herrero de Feita. También de Hoffman.

Durante el paseo hasta llegar al servicio CoBo, donde comprarían los billetes para regresar a Altera. Su grupo se había quedado en un hotel hasta decidir cuándo seguir intentando conseguir el segundo cambio de clase.

¿Qué cenaremos hoy, Ciel? Preguntó la albina muerta de hambre, es verdad, ella no había comido absolutamente nada en todo el día. Se lo pasó espiando la "cita" de esos dos.

Debería de discutirlo con Rena, pero creo que sería ensalada de frutas, tortilla de patatas, filetes de lomo, croquetas, empanadillas y supongo que algo más. Informó el cocinero de la casa.

¡Qué bien! Lu esbozó una sonrisa de satisfacción. ¡Podré cenar al fin! Al parecer, la ojiceleste se le escapó algo que haría preocupar al mayordomo. Pero que mucho.

Lu... No me digas que... Ciel se detuvo de repente, mirando incrédulo a la niña. ¡¿No has comido nada?!

Ups... Lu estaba en un gran aprieto. Ciel, aparte de mayordomo, también tiene una madre interior. Y Lu era como su hija, su tesoro, su mayor preocupación. Si algo le ocurría, él no podía quedarse de brazos cruzados. ¡No te preocupes, Ciel! Ya cenaremos en cuanto volvamos. Dijo Lu, intentando que Ciel se calmase. Él era capaz de hacer cualquier cosa.

Un día, Lu se resfrío y, adivinen qué, la policía todavía están buscando pistas sobre el robo de un calentador, varios botes de pastillas contra el resfriado, tres mantas, tres botellas de agua, una toalla y muchos, muchos ingredientes y materiales de cocina.