1

79 5 0
                                    

Capítulo uno.

Todo alrededor me estaba dando vueltas, tenía nausas por el efecto del tratamiento. Sentí un escalofrío por toda mi espina dorsal, miré y no era la única sentada, esperando sin ninguna esperanza, a que su sesión se terminara. Pero siempre sé cuestionaban al final del día, ¿mañana podré abrir los ojos?

Me parecía algo normal ser la única adolescente entre adultos y uno que otro anciano. Ya no podía seguir resistiendo, suspire cansada. Toqué mis manos y estaban congeladas como invierno fuera de estación.

Una punzada de dolor sé atravesó en mi pecho al momento que la señora uniformada de azul quitó la aguja de mi antebrazo sin previo aviso. Colocó un algodón entre todas las hematomas que tenía, me paré recuperando un poco mis fuerzas pero mientras pasaban los días me sentía cada vez más débil.

Salí de quimioterapia arrastrando mis pies, bajé la manga de mi suéter ocultando a la vista mis moretones azules y verdes. Muchas personas me preguntaban si sufría algún tipo de abuso o si me golpeaban, pero en realidad era un síntoma. Intente arreglar un poco mi cabello corto que era un desastre.

En la puerta del hospital estaba demasiado lleno de chicas, fotógrafos y guardias de seguridad obstruyendo la puerta. Miré la escena confundida, era raro que mi mamá no este afuera como de costumbre, esperándome.

Pensé en que podría ir a la cafetería para terminar la tarea y estudiar, eso me pasaba por faltar tres días y tendría que adelantar proyectos...

-¡HALLEY! -escuché a alguien gritanto mi nombre, me giré distraída y era Carol, jaló su silla de ruedas hasta mi dirección, noté que tenía un atril de metal como acompañante, y la ayudé a cargarlo sin que el cateto sé desconectara de su mano, nos quedamos en el vestíbulo del hospital.

Lo que me sorprendía era que nadie nos ayudaba a empujar su silla, las personas seguían caminando e ignorándonos, pero bueno. Parecía normal que a nadie les interesaba para nada ayudarnos.

-¿Estás bien? -pregunté preocupada al ver su apariencia, Carol era dos años menor que yo, no la había visto desde hace tres semanas. Tenía muy poco cabello que la última vez, unas ojeras marcadas en su rostro como si tuviera insomnio, pero ella mantenía esa sonrisa reluciente de costumbre. Me aterraba la idea que estuviera pasando por la última fase pero nunca me atreví a preguntarle.

-¿Me estás preguntando enserio? -dijo ella en tono de broma sin dejar de sonreír, me reí un poco de su humor negro. Ella me caía muy bien, era la única persona que me había hablado desde que empecé con el tratamiento.- Necesito que me hagas un favor.

-¿Qué pasó? -pregunté confundida.

-Quiero que jales mi silla hasta esos chicos -apuntó a un grupo de chicos, uno moreno y dos rubios parecían preocupados hablando con la recepcionista, me ofreció su teléfono.- Y me tomes una foto con ellos.

-¿Qq-u-ué? -murmuré en pánico, jamás fui buena socializando y menos si se trataba de chicos apuestos.- Carol no puedo, yo...

-Por favor Halley, quiero conocer a los integrantes de mi banda favorita -dijo ella desilusionada de mi respuesta.- Al menos eso alegraría lo que resta de mi patética vida...

-Carol, no digas eso -dije agachándome a su altura para animarla, ella negó su cabeza y mordió su labio aguantándose la risa.- Me estás chantajeando.

Ella sacó una carcajada cuándo la descubrí, era mala mintiendo y peor si se trataba de actuación. Rodé los ojos riendo, su risa era muy contagiosa.

Tomé su teléfono, y acepté hacerlo, empujé su silla hacia la dirección de ellos, los tres nos miraron dudosos y había un silencio incómodo, hasta que por fin ella habló.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 10, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

LEUKEMIA ➤ Luke Hemmings Donde viven las historias. Descúbrelo ahora