Capítulo 25

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Narra Val 

Me levanté al oír el timbre de la entrada y recordar que Nate no estaba. Se había ido al cumpleaños de un amigo cantante ayer y no volvería hasta tarde. A duras penas me moví hasta la puerta, me sentía destruida, sin fuerzas. El cartero ni se molestó en saludarme, mejor. Me entregó un sobre y me hizo firmar en una libreta para saber que la había recibido. Hacía años que no me llegaba una carta, no llevaba remitente así que había que esperar a que la abriera para saber. Pensé en mi tía, quizás era de ella ya que vive en la otra punta del continente. Pero al abrirla y leer la primera frase, otra vez, mi mundo se puso patas arriba. Era de Jack. Empecé a llorar sin saber porqué, ni si quiera había leído un mínimo número de palabras, ni sabía si quería seguir leyendo, pero quería saber que coño quería decirme. 

Al acabar estaba tirada en el suelo, con la espalda apoyada contra la pared, la carta encima de mi estómago y con las mejillas llenas de lágrimas. Lo odiaba. Lo odiaba tanto que lo amaba aún más fuerte. Era el hombre que más quise en mi vida, sin contar a mi hermano. Y me había roto el corazón como si fuese una cualquiera. Me dolía tanto, que me costaba respirar. Ahora, la pregunta que más se me venía a la mente era ¿Podré perdonarlo alguna vez?. Quizás. No lo sabía. Sé que no habrá otro como él. Esa sonrisa y ese carácter cuando está conmigo no lo tiene cualquier chico. Siempre me miraba como si fuera la chica más guapa del mundo. Y eso me encantaba. Sentía que por una vez, yo también podía sentirme querida. No como antes.

Cuando me dí cuenta, ya era la una de la tarde y mi hermano entraba por la puerta de mi habitación. Siempre me gustó como le quedaba esa camiseta blanca, los tatuajes le resaltaban más. El pelo lo tenía todo alborotado, pero lo mejor era que no tenía pinta de que había bebido.

-Val...- se quedó callado al ver mi rostro y sobre todo al verme sentada al lado de mi cama. Se arrodilló rápidamente y empecé a llorar de nuevo contra su pecho. Él era lo único que seguía teniendo intacto y ojalá me durara para siempre- Ey, hermanita, cuéntame.

-Es Jack, siempre es él.

-¿Que coño hizo esta vez, Val?- se puso furioso, no era novedad que mi hermano actuara como un troglodita, pero esta vez, estaba justificado- Val no mereces esto, otra vez no. 

-Nate, déjalo. No me hizo nada, ahora digo. Solo me escribió una carta, nada más, así que tranquilízate y cuéntame que tal te fue ayer en la fiesta.

No estuvo muy convencido, en lo de cambiar de tema claro. 

-Pues muy bien, sabes que siempre organiza las mejores fiestas, Y sobre todo, solo me bebí tres chupitos. 

Eso para mi hermano era muy poco, comparado con las borracheras que llevaba hace dos años cuando llegaba casi arrastrándose por la puerta. 

Sonó su teléfono y le vi sonreír. Debía de ser esa chica que había cambiado a mi hermano. Me miró y asentí, dándole permiso para que cogiera el teléfono, ahora mismo prefería que mi hermano estuviera feliz antes que yo. 

A los cinco minutos volvió, cuando traspasó la puerta me dijo:

-Ponte algo bonito y arréglate, nos vamos con Estela a tomar algo al centro. Apúrate, hermanita, no tardes medio año como siempre. 

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora