Capítulo 4: Nueva Raza

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Las astillas de madera de la puerta estallaron como si hubiera
explotado una bomba. Tom y Kara volaron hacia atrás por los aires.
Tom golpeó la pared trasera y cayó al piso. Kara voló más atrás y
se estrelló contra el suelo de la cocina. Un gas pútrido la cubrió
por completo. Ella levantó la cabeza del suelo y jadeó.
Una criatura enorme con cuatro patas de insecto se arrastraba hacia
ellos. Su cabeza, torso y brazos humanoides brotaban del medio. La
piel humana estaba al rojo vivo y llena de ampollas. Chorreaba pus
verde sobre el suelo formando espesos charcos. Tenía dos ojos rojos
anormalmente grandes y el rostro de un hombre que parecía haber
sido estirado como cera derretida. El aire olía a carne podrida.
Kara podía ver un tercer ojo en la frente de la criatura, como si
lo hubieran puesto ahí como una marca.
El monstruo abrió su boca y gimió. El sonido quemaba. Kara puso sus
manos sobre sus orejas y gritó a causa del dolor insoportable.
Con un rugido, el demonio saltó por el aire y cayó junto al aterrado Tom.
La criatura gruñó, chorreando líquido negro por sus fauces
abiertas. El olor a carne podrida pesaba alrededor de ellos. Se
atascaba en su traje M como una neblina sucia, tratando de hacer su
camino hacia dentro de la piel. Tom se tambaleó y cayó. El demonio
levantó su cabeza y olfateó el aire como un animal salvaje que
huele a su presa. Torció su cabeza hacia un lado y saltó.
Kara se puso de pie inmediatamente. Colocó su mochila en el suelo
y sacó una espada de alma. Saltó para ayudar a Tom blandiendo su
arma pero el demonio ya tenía a Tom a su alcance. Tom pateó y
gritó, como un conejo atrapado en las garras de una gran águila,
pero sin efecto. El demonio lo levantó en el aire como un muñeco de
trapo. Kara vio horrorizada cómo el demonio había perforado la
frente de Tom con una de sus patas delanteras. Tom abrió su boca en
un grito silencioso. Luz blanca brillante se derramó desde su
garganta. El demonio acercó a Tom a su putrefacta cara. Sus ojos
rojos brillaban con avidez. Abrió su boca y colocó sus labios alrededor de la frente de Tom. Kara gimió al ver como comenzaba a extraer la esencia de Tom.
"¡NO!"
Kara lanzó su espada de alma con precisión, golpeando su blanco y
perforando del cuello del demonio.
La criatura echó la cabeza hacia atrás y gimió, distraído de su
festín. Extendió una de sus patas de insecto y se sacó la Espada
del Alma. Sangre negra chorreó por la herida y se derramó sobre el
piso en pesadas gotas. Kara vio con horror como la Espada del Alma
burbujeaba y echaba humo. La sangre negra roía el metal como un ácido. La espada cayó al suelo, como una gruesa masa de pudín de
plata.
"¡Kara ayúdame!"- pataleaba Tom desesperadamente, golpeando a la criatura con sus brazos y piernas.
Esperando poder distraer al demonio lo suficiente, Kara sacó una Roca de Fuego de su bolso y lanzó la esfera roja brillante sobre el demonio. Lo golpeó. Con un atronador boom, hubo una explosión de luz roja y por un momento Tom y la criatura
desaparecieron dentro de una nube de humo rojo. Luego se disipó.
El demonio permanecía ahí, con Tom en sus fauces, y estaba ileso.
Vio con horror, sin poder hacer nada, como el demonio volvía a presionar su boca contra la frente de Tom, y aspiraba a su alma como un batido de vainilla.
Desesperada, Kara corrió a la cocina, tomó un gran cuchillo de carnicero y volvió para enfrentar al demonio a la cara.
Se tambaleó hacia atrás. El traje mortal de Tom estaba tirado en el
piso, arrugado. Kara parpadeó. Cuando sus ojos se ajustaron al
brillo, pudo ver una figura tan brillante como una estrella colgando de las manos del demonio. Ella sabía que estaba mirando a un ángel desnudo, aferrado desesperadamente a su delicada alma.
Sin pensarlo dos veces, Kara sujetó su cuchillo y saltó sobre el demonio. Ella levantó su brazo y le cortó con su cuchillo, rebanándole una pierna. Hubo una explosión de sangre negra desde la herida, bañando en el pecho de Kara. Ella saltó a un lado. Espiral
de humo gris emanaban de su ropa. El algodón se derritió y se pegó
a su ropa. La sangre del demonio estaba quemando su traje mortal, y
Kara gimió de dolor mientras la sangre de la criatura quemaba su
núcleo como fuego líquido. Tiró el cuchillo y cayó de rodillas temblando y rodando por el suelo. El hedor de la carne quemada la ahogaba.
¿Iba a morir? ¿Para siempre esta vez?
Oyó un llanto débil y levantó la cabeza. Con una succión final, la
criatura aspiró el resto de la forma de vida de Tom hasta que no
existió más. El novato Tom había desaparecido.
Kara miró con incredulidad, incapaz de moverse. El demonio echó hacia
atrás su cabeza y lanzó un gemido repugnante. Se estremeció en éxtasis y dirigió su cabeza deforme en dirección de Kara. Sus ojos se hicieron más grandes y parpadeaban con energía incandescente. Su cuerpo temblaba, se torcía y tronaba mientras volvía a crecer su
pierna amputada. El rostro de sus pesadillas le sonrió con avidez,
con la boca llena de dientes puntiagudos.
Con su deseo de vivir intacto, luchó por ponerse de pie y se arrastró a la
cocina, pero algo le golpeó en la espalda. Cayó con fuerza y su
visión se puso borrosa por el ardiente dolor.
¡Estoy ardiendo! Rodó en el suelo. Estaba cubierta de la sangre
ácida del demonio.
Ella sintió como su traje M se derretía como helado en un día caluroso
de verano. No iba a lograrlo. Vapores negros flotaban de su cuerpo
mortal mientras la piel de su traje de M se derretía como la cera.
Ella vio con horror como pedazos de su carne humana se desprendían
exponiendo la brillante luz de su alma. Cualquier tipo de nuevo
demonio que este fuera, Kara sabía que no era rival para ella. ¡Si
tan sólo pudiera usar su poder elemental de alguna manera! Pero
todavía no sabía cómo funcionaba. Y pensó que no tenía suficiente
fuerza para convocarlo.
Cerró su mente al resto del mundo y buscó en su interior. Deseó que el poder
llegara a ella. Una diminuta brizna de calor quedaba dentro de su
alma, como una pequeña bola de luz. Trató de alcanzarla, pero no
llegó. No respondió a su llamada. Desesperada por escapar del
dolor, quería que la oscuridad se la llevara. Ya no lo soportaba.
Estaba muriendo - una vez más.
El demonio se retorció y se dirigió hacia ella. Un olor repugnante
rezumaba de él. Los párpados de Kara se hicieron pesados. Su cuerpo
se desplomó al piso. Si tan sólo el dolor se detuviera. La oscuridad se arrastraba en el borde de su visión. Estaba dejándose ir.
Kara... dijeron las voces en su cabeza, Kara... ¡no te rindas!
Era como escuchar una radio lejana, donde los sonidos eran
ásperos y difíciles de escuchar. Las voces que le habían dado la
fuerza para vencer a Asmodeus eran ahora sólo un recuerdo. Uso la
poca energía que le quedaba para abrir los ojos. Había decidió mirar a la muerte a la cara.
Como una mosca limpiando sus patas delanteras después de una comida, el
demonio tronaba en sus patas delanteras en anticipación. El hambre
brillaba en sus ojos sin vida.
La criatura abrió su mandíbula anormalmente larga. Escupió largas
babas negras que golpearon a Kara. Sintió que su cuerpo se levantaba en el aire y giraba. Ella podía sentir los gruesos hilos pegajosos envolverse a su alrededor. Sentía sus extremidades
apretándose contra su cuerpo. La criatura la estaba empaquetado en
un capullo. Se detuvieron los giros y la criatura la sujetó por los pies, arrastrándola como una bolsa de cadáver por el pasillo sintió un dolor agudo en su costado, y fue arrojada contra una pared.

El demonio hizo un sonido gutural, como de algo que había sido humano
hacía mucho tiempo. Entonces una enceguecedora luz blanca envolvió
al demonio. Se disipó y a través de sus ojos entrecerrados Kara reconoció a David.

Él y dos otros AGs corrieron a través de la puerta dañada apuñaleando y
cortando al demonio con brillantes espadas de plata. Líquido negro
roció las paredes. El más alto de los ángeles cortó una de las piernas del demonio, pero a una velocidad increíble el demonio arremetió contra él y le tiró la espada de su mano. Al siguiente segundo, abrió su boca y lo roció con su ácido pus. El compañero de David gritó y trató de limpiarse pero fue inútil. Su cuerpo entero estaba cubierto en el escupitajo del demonio. Un momento después cayó como un pin de bolos y permaneció quieto.
El demonio giró y fijó sus ojos en Kara, dirigiéndose hacia ella.
"¡Acá! ¡Insecto deforme!" David se lanzó frente a Kara. Blandía su
espada cortando y apuñaleando a la criatura. En un rápido movimiento lanzó su Espada de Alma hacia el cuello de la criatura.
Chorros de sangre negra se escapaban por la herida. El demonio tropezó y sus ojos se pusieron en blanco. David vio su oportunidad y la tomó. Sacó otra daga de dentro de su chaqueta, saltó hacia adelante y acuchilló al demonio en el cuello.
Le tomó tres cortes completos cortarle la cabeza. El demonio se tambaleó momentáneamente en el lugar y luego se derrumbó, convulsionando y retorciéndose. Una mezcla de líquido negro y verde se derramó desde el corte de su cuello. En cuestión de segundos, el cuerpo del demonio no era más que un charco burbujeante. Todo se evaporó
lentamente hasta que no quedó nada.
Todo era como un sueño para Kara. Su visión estaba borrosa. David corrió hacia ella.
Kara escuchó al otro ángel decir. "Ella está en mal estado, David. No sé
qué sea esta materia pegajosa. Yo nunca la he visto antes. Es como
un capullo o algo así, y parece que la sangre del demonio le hizo
mucho daño. Se la está comiendo. No durará mucho tiempo así.
Tenemos que regresarla a Horizonte - y rápido. "
David tocó suavemente la mejilla de Kara con sus dedos.
"Kara", susurró. "Kara, quédate conmigo. Vas a estar bien.
Te lo prometo. ¿Kara? ¡No cierres los ojos! ¡Quédate conmigo! ¡Kara!"
Kara quería quedarse despierta. Ella intentó responder, pero no pudo. Y
cuando trató de reunir fuerzas para sonreír -la oscuridad la
envolvió.

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⏰ Última actualización: May 16, 2016 ⏰

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