Querido Nadie:
Estoy convencida de que he hecho lo mejor. Tanto para él como para mí.
Las lágrimas no salieron hace unas semanas ni saldrán ahora; estuvo tanto tiempo ausente que terminé por acostumbrarme a no tenerlo conmigo, y lo que es más, por romper el hilo que me unía a él en una dependencia enfermiza. Pero, vaya que es dura la nostalgia.
Pasamos juntos tres años. Y la mayoría de ese tiempo me dediqué a lastimarlo una y otra vez. Haberlo dejado de la manera en que lo hice tal vez pudo significar un duro golpe para él, pero yo estoy convencida de que no pude darle mejor regalo. Después de todo este tiempo he dejado mi egoísmo al lado lo suficiente como para hacer lo correcto y dejarlo ir.
La verdad es que nunca debí haberle pedido que volviera.
Ya debe estar pensando en olvidarme y continuar con su vida, completamente bien, sin mí. Y tal vez no me duela porque he sido yo quien se ha soltado en primer lugar, pero vaya que me da nostalgia.
Haberlo visto hoy y no hablarle... Pasar tan olimpicamente de él. Es la parte de mi corazón que se rompió cuando entendí que debía dejarlo ir la que sufrió embargada por la nostalgia y el pensamiento de que, quizás, en otra época me hubiese abalanzado sobre él profesando amor eterno. Pero la verdad es que ya no lo amo, y desconozco si lo quiero.
Asi se siente cuando se acaba un libro. El libro que contaba nuestra historia. La historia que ya nunca más será nuestra, porque ya no nos pertenecemos. No soy su mejor amiga, ni él mi mejor amigo; honestamente, mi petición fue que no fuésemos mas amigos.
Me lo agradecerá cuando progrese tanto.
Hoy comprobé que mi amor le pertenece a alguien más, nunca más a él.
Asi que, querido nadie, he aquí un obstáculo menos. Ya no siento necesidad de él.
Con amor, la chica de nadie.