Capítulo ocho.

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Eva se apoyó con confianza en el único coche que se encontraba en el estacionamiento. No solo que sus pies le dolían por estar arriba de tacones durante todo el día, sino que también había estado más de una hora allí abajo, esperándolo.
Unos pasos se hicieron presentes en el lugar y ella no pudo evitar suspirar cuando lo vio quitarse la corbata y el saco del traje.
Ambos se sonrieron y él miró la puerta del acompañante, moviendo la cabeza para esa dirección. Ella captó la idea perfectamente y se apresuró para entrar.

-Disculpame, no pensé que tardaría tanto -dijo una vez que estaban dentro del coche. -Si quieres puedo llevarte a tu -Eva levantó un mano en su dirección, tratando de que se callara.

-Está todo bien Justin, no hay ningún problema -de ningún modo se perdería una noche con ese hombre.

-¿Estás segura? -la miró por unos segundos cuando se detuvieron en el semáforo y ella asintió sonriendo.

-Todo marcha bien -le respondió. No esperaba verlo tan nervioso, creyó que estaba acostumbrado a estas cosas.

Justin pasó los cambios y reposó la mano en su muslo, acariciando a penas esa zona. Eva sintió un pinchazo en su estómago que no le gustó ni un poco pero se obligó a sonreír, aunque estaba aturdida. Era increíble como reaccionaba a su toque.
Tras un camino bastante silencioso llegaron a unos edificios demasiado lujosos de color gris oscuro.

-Vamos -dijo él, saliendo del auto a lo que ella copió su acción.

Lo vio intercambiar palabras con el portero y le entregó la llaves.
Poco tiempo después le colocó una mano el la cintura a Eva y comenzaron a caminar hacia la entrada del edificio.
La tensión sexual se hizo presente cuando subieron al ascensor pero supieron controlarla, aunque no por mucho tiempo.

-¿Tienes hambre? -le preguntó cuando entraron en el espacioso apartamento.

-No de comida -se atrevió a responder Eva mientras observaba el living.

La decoracion era elegante y fina pero realmente varonil. El aroma a jazmín impregnaba el aire mientras que la calefacción armonizaba la temperatura de su cuerpo.

-Así que no de comida eh... -le habló al oído y beso su cuello. Quitó su saco y lo tiró al suelo.

La dio vuelta y quedaron rostro con rostro por un segundo antes de unirse en un apasionado y desesperado beso. Justin la guió hasta su habitación y la recostó en su gran cama.

-Tamaño king, eh... -rió Eva mientras él le quitaba la blusa.

-Tiene que estar acorde a mí, nena -sonrió con un ápice de egocentrismo y volvió a darle un beso en los labios.

Besó cada parte de su cuerpo llevándola a un estado de desesperación por comenzar. Su cara se transformaba con cada sensación que le producía y se retorcía entre las sábanas.

-¿Me temes? -le preguntó, dejando de besarla para mirarla atentamente. -¿Confias en mí? -ella frunció el entrecejo.

-¿Por qué me haces esas preguntas? -se apoyó sobre sus codos, exponiéndose más ante la vista de él.

-Necesito saberlo. Necesitas hacerlo para que te muestre lo que haré -tragó saliva y se levantó de la cama.

-Claro que lo hago. Mi respuesta es sí a las dos preguntas, si no lo haría, no estaría aquí -respondió, como si fuera obvio.

Justin, que aún estaba en pantalones pero con la bragueta baja y el botón desprendido, tomó el cinturón del suelo y se lo colocó en la mano.
Eva lo observó durante unos segundos y reaccionó. Abrió los ojos con sorpresa y aclaró su garganta.

-¿Qué se supone que me harás? -ya sabía la respuesta, pero por supuesto que quería que le explicara. -¿Eres un amo o qué? -se rió porque creyó que era una broma. -Yo no seré sumisa de nadie.

-No serás mi sumisa, Eva -gruñó. -Me gusta azotar, solo con mi cinturón. Me pone... no tiene nada que ver con un trauma del pasado si eso es lo que estás pensando -rodó los ojos.

-¿Siempre será así? Porque en el baño no hiciste nada parecido a esto -tomó una postura seria a pesar de estar tan vulnerable, desnuda en su totalidad frente a él.

-Si no te gusta, trataré de conformarme con nalgadas, aunque también me gusta hacerlo la mayoría de las veces -dijo, intentando convencerla pero sin mentirle. -De verdad deseo esto contigo, desde que te vi por primera vez.

-¿Tengo que estar asustada? -sonrió, dándole a entender que aceptaría su propuesta. Él sonrió y se acercó a ella, apretando el cuero en su mano derecha.

-No te preocupes bebé, voy a ser suave.

I'll be gentle. ➳ [j.b]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora