Luna gilbada creciente

602 92 25
                                    

Ya ha pasado un mes desde el incidente con el chico y, gracias a todos los cielos, SeHun tiene su habitual aura de alegría y vitalidad de regreso con él. Su sonrisa es igual de brillante que antes y eso tiene a JongIn queriendo dar saltitos por todo el lugar.

Está sentado sobre el escritorio de su consultorio cuando el menor entra tarareando una canción con dos bolsas de comida en la mano. JongIn deja los expedientes que está leyendo a un lado cuando el castaño llega a ponerse frente suyo y sin que éste se lo pida lo toma de las caderas para pegarlo más a su cuerpo y así dejarle un beso suave en los labios.

— A que no adivinas qué ocurrió hace rato.

— Hola, mi amor. ¿Cómo te ha ido? Sí, yo también extrañe tus besos.

SeHun simplemente se ríe entre dientes y le deja un golpe en el hombro.

— Bueno, bueno, está bien. ¿Qué ocurrió?

El menor se separa para dejar las bolsas sobre una de las sillas frente al escritorio, sólo para no correr el riesgo de estropear algún documento, y enseguida retrocede para sentarse de un salto en la camilla detrás de él. Sus pies se balancean al borde, rozando el piso con la punta de los pies. Se nota que está tratando de no soltarse a reír cuando comienza a explicarle a JongIn.

— Una mujer salió del hospital llorando casi que de histeria luego de cortar con su pareja.

Y ya está, basta con decir eso para que rompa a carcajadas. El moreno lo ve con una ceja alzada sin entender la gracia en aquello (pese a que el sonido realmente le fascina), y SeHun, al darse cuenta intenta normalizar su respiración para poder hablar.

— ¿Se supone que eso es divertido?

— Ay no, para nada. — Responde quitándose las lágrimas de los ojos. — Lo divertido está en el porqué lo hizo.

— ¿Y por qué fue?

— Por tener el pene corto.

No quiere, en verdad que no, pero es inevitable que aquello le saque una carcajada ronca antes de taparse la boca con ambas manos.

— ¿Ves? ¡Hasta tú te estás riendo!

— No es — risita nasal —, cierto.

— Eres un mal mentiroso. — Acusa SeHun, viéndolo de manera perspicaz y JongIn sonríe.

— Bueno tal vez si es un poco/bastante divertido, ¿qué quieres que te diga? Parece algo superficial, de cierta manera, pero me recuerda a un buen chiste de humor negro.

— No podría haberlo dicho mejor.

SeHun baja de la camilla y se acerca sonriente al mayor. Apenas estar lo suficientemente cerca le pasa los brazos por los hombros y pega el rostro a su cuello, aspirando el olor natural de JongIn que, junto con el perfume que suele usar, lo vuelve jodidamente loco. Casi al mismo tiempo, siente las manos ajenas ceñirse a su cintura.

— JongIn.

— ¿Si, cariño?

— ¿Qué pasaría si yo decidiera dejarte?

La rica y gruesa risa del moreno le hace eco en el pecho y SeHun piensa que la sensación de saciedad que lo invade en ese momento es suficiente como para tenerlo feliz el resto del día.

— ¿Estás tratando de decirme algo, Oh SeHun?

— En lo absoluto. Es sólo..., curiosidad.

— Ya veo. — JongIn termina de rodear su cuerpo con los brazos y el castaño puede sentir el calor de su respiración en el cuello cuando suspira y se acomoda de mejor manera sobre el escritorio. — Creo que te llevarias mi corazón.

Por todos los cielos...

Es, quizás, una respuesta sencilla, pero basta para tener al corazón de SeHun golpeando como loco contra su pecho, porque es precisamente la simpleza de sus palabras la que lo tiene tan encantado. Es la manera en la que con tan poco, pueda hacerle sentir tanto. JongIn siempre tiene la respuesta perfecta a todas sus preguntas y sólo por eso, quiere escuchar más.

— ¿Y qué pasaría contigo?

— Moriría por haberte amado tanto.

JongIn se permite apartar el cuerpo de SeHun un segundo para poder ver sus expresiones. En los ojos del castaño se refleja un sentimiento tan fuerte que es casi como si en serio pensara que va a morir.

— No quiero que mueras.

— Entonces no me abandones nunca.

— No planeaba hacerlo.

El moreno no prevé el momento en el que SeHun toma su rostro entre las manos y lo besa de esa manera tan dulce que lo hace suspirar, pero no pierde el tiempo al momento de inclinarse sobre su cuerpo y corresponderle con la misma calidez.

A la bellísima HunerLu por estar tan al pendiente de la historia. Ai lofiu 💕

lunas de octubre; kaihunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora