¿Imposible?

V

Acomode mis audífonos y salí de la maldita escuela, Había peleado con Rosie, me habían echado de la clase de matemáticas por la imprudencia de uno de los imbéciles de mis compañeros, habían llamado a mi abuela por haber llegado tarde a química y de eso tenía un castigo seguro, y derramé accidentalmente el café en mis pantalones. No pudo ser un día peor. Pero podía mejorar.

Llame un taxi y di la dirección del cementerio. Aunque suene extraño, mi lugar favorito es el cementerio, llevo yendo ya varios días esta semana y me encanta pasar tiempo con Felipe, compartir con él es la gloria.

Al llegar fui a donde siempre, Eraser, y me senté junto a su tumba, a los pocos segundos lo pude ver a mi lado, con esa estúpida sonrisa que podría alegrarle la vida a cualquiera, y que cada vez que veía me hacía sonreír automáticamente a mí.

-¿Qué te trae por acá, pequeña? –dijo

-No me digas así, sabes que no me gusta, el problema es que tú eres muy alto. –contraataque, pero bueno, a quien engañaba, si soy muy pequeña.

-Como digas, pequeña.

-Hoy tuve un día asqueroso, necesitaba un poco de tu inusual humor.

-¿Y me vez pinta de comediante? –dijo con una fingida indignación que al rato cambio por su sonrisa. - ¿Qué pasó? ¿Por qué fue tan malo?

-Pelee con Rosie, me expulsaron de matemáticas y llamaron de la escuela a mi abuela.

-¿Quieres un abrazo? –dijo y algo estallo en mi interior, mi autocontrol, sí, eso debe ser.

Se puso de pie y me tomo de la mano para ayudarme a pararme, pero luego la soltó, solo para acomodarla en mi cintura, al igual que la otra. Yo estaba estática, hasta que mi sistema nervioso despertó y reaccione, poniendo mis brazos alrededor de su cuello y sintiendo su aroma, era tan masculino, no sabía muy bien que hacer, pero ya con mi autocontrol en otra parte del planeta decidí comenzar a acariciar su cabello y sentí unos susurros en mi oído.

-No pares de hacer eso, creo que encontraste mi punto débil, pequeña.