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En el gran espacio libre de árboles, convivían una infinidad de flores color lila y el pasto que estaba segura me pasaba las rodillas. Esa combinación de matices era perfecta para el color que el Sol proporcionada, a medida que comenzaba a desaparecer detrás de los árboles que separaban el campo del bosque. A pesar de la hermosa vista, podía sentir un ambiente frío, oscuro... solitario. Tenía bastante sentido, considerando que probablemente no había pasado ni un alma por aquí en mucho tiempo.

Después de trotar unos cuantos minutos llegué al enorme terreno. Era totalmente plano, y confirmé mis sospechas cuando sentí los bordes del pasto rozar mis muslos tan sólo cubiertos por unas delgadas medias negras.

Entrecerré los ojos cuando mi vista chocó contra la luminosidad del Sol, que creaba un atardecer hermoso a la vista. No podía escuchar nada que no fuera mi acelerada respiración combinada con los cantos de los pájaros, que volaban a refugiarse en los árboles apresuradamente.

Parpadeé repetidamente sin poder creerlo, para después dejarme caer bruscamente sentada en el pasto, ocasionando que un dolor se esparciera por toda mi columna.

Miré las flores a mi lado, siendo rodeadas por abejas que sinceramente podían picarme con toda la libertad, pero a menos que quisieran terminar con su vida, permanecerían a distancia de mi cuerpo.

Llevé mi mirada al cielo y reí, recordando la vez en la que había obligado a Emily a comer un bonche de pasto exactamente igual a este. Segundos después me puse seria, sin saber que sentir a continuación. Últimamente todo se debía a Emily, mis risas, mis lágrimas, mis recuerdos, mis sueños... todas mis acciones eran por y para Emily. Estaba tan ocupada recordando los momentos con ella que había olvidado seguir creando más recuerdos para el futuro. Sabía que estaba haciendo las cosas mal, pero no tenía ni idea de cómo lidiar con una pérdida como esa.

Y sabía quién tampoco lo hacía.

Parpadeé con lentitud, debatiendo entre si debería enseñarle este lugar a Alice o no. Estaba tan cansada de estar sola que incluso toleraría su molesto canto a cada minuto. Por otro lado, lo más probable era que se lo enseñaría a la mitad del instituto... no, mala idea.

No valía la pena pensar en nada de eso si no recordaba como llegar aquí del colegio primero, y de ese modo, también podría regresar a casa, cosa que me urgía bastante.

Colocando mi última esperanza en un aparato electrónico, luché por sacar mi teléfono de mi bolsillo, y mis ojos se iluminaron cuando presioné el botón y vi el ícono de que al fin tenía señal.

Sin pensarlo dos veces, comencé una llamada con la primera en mi lista de contactos, Britney. Dos tonos... Tres tonos... Cuatro tonos... Joder, ¿era tan difícil para ella preocuparse por su hermanita perdida?

Maldije en voz baja y tiré mi celular a mi lado, jalando mi cabello de la frustración.

—Parece que te estas lastimando.

Me sobresalté al escuchar una voz a mis espaldas, y en cuestión de segundos miles de ideas cruzaron mi mente, ideas que implicaban mi dolorosa muerte, o peor.

Me levanté lo más rápido que pude, esperando ver el rostro de Derek frente a mi, pero solté el aire que tenía contenido al ver que era solo Luke.

—Te asusté —confirmó lo obvio de nuevo, a medida que se acercaba lentamente a mí, como si esperara un movimiento violento de mi parte.

Lo ignoré y volví a sentarme en el pasto, con el corazón aún latiendo a toda velocidad. Él se sentó a mi lado y el silencio reinó durante algunos minutos, donde él admiraba el paisaje y yo me preguntaba qué hacía aquí.

Flowers at Last.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora