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Termino la ducha. Al cerrar la llave siento el frío sobre mi piel. Queda cerca de dos meses y medio para decir adiós al año y adiós a todo. Volver a Estados Unidos me alegra. Volver a ver a mi madre es lo que más quiero, volver a ver a mis amigos y contar tantas experiencias en Madrid es lo que me emociona.

Salgo de la ducha y envuelvo mi cuerpo con la toalla. Observo la hora desde mi celular que marca las 5:54 a.m. Me miro en el espejo y sonrío. Pequeñas gotas caen desde mi cabello hacia el suelo. Me apresuro en secar mi cuerpo, el frío es notable, me hace temblar y detesto sentir frío. Llego a mi habitación y me visto de la forma más cómoda para viajar. Me pongo una camiseta de tirantes y encima un sweater de lana, lo convino con unos jeans ajustados y botas para el frío y bajo a desayunar.

-Buenos días querida y amada abuela Lilianita.- Saludo a mi abuela con burla y una sonrisa

-No me llames así ¡por Dios! - ríe - te prepararé el mejor y último desayuno español.

-No digas eso, que haces que me arrepienta en estudiar en Washington.

-¡No, no, no! Debes acompañar a tu madre y dejar a esta vieja descansar. - me mira con el ceño fruncido.

-¡Ay, Lily! Perdón por todo, de verdad, lo siento tanto, no sabía lo que hacía.- abracé a mi abuela

-Lo sé, Isa, lo sé. Ya todo pasó. Ahora toma el desayuno de esta señora.- sonreí y le dejé un beso en la mejilla.

Ensanché mi sonrisa cuando vi pan tostado con aguacate sobre él, acompañado de una taza de té verde. Lily sabía perfectamente mis gustos y sé que extrañaré eso.

**

Tocan el timbre de la casa y me doy cuenta que son las 7:05. Abro la puerta y me encuentro con Sofía y Jared. Les doy una sonrisa triste y los hago pasar. Todos quedamos en silencio y solo se oye el ruido del agua que cae sobre el fregadero de la cocina. Observo la casa de mi abuela y me entra la nostalgia. Estar ocho años aquí y que de un día para otro la deje me hace sentir extraña.

-Maldita sea, Isa, te extrañaré como nunca.- se abalanza sobre mí Sofía.

-Sofi- le llamo riendo.- sé que me extrañarás, pero necesito a mi madre más que nada, Lily ha hecho un trabajo enorme en criarme, pero ya es hora de que viva como antes y olvide los problemas que causé.

-Isa, lo sé, solo que...- aprieta ambos labios para no llorar, pero me abraza.

-Tranquila, amor, la podemos ir a ver en navidad o año nuevo, o para su cumpleaños o no sé, tampoco es que vaya dejar de existir.- la reconforta Jared, pero sus palabras hace que Sofía llore.

-Jared, eres el peor para subir el ánimo.- Le digo riendo - pero tiene razón, me pueden ir a ver cuando quieran, yo feliz los acojo en mi casa.- le digo a Sofía y sonríe.

-Isa, se te hará tarde.- avisa Lily.

-Sé que no querrás ir al aeropuerto y no me molesta, de hecho me lo haces más fácil, aunque suene mal, lo sabes, nunca sé qué decir en las despedidas ni cómo reaccionar. -sonreímos ambas. -Lily, haz hecho maravillas por criarme y no tienes la menor idea de cómo te lo agradezco, sin ti y los chicos no tendría ni la menor idea de dónde estaría ahora mismo, ni me lo quiero imaginar. Perdón por todo y a la misma vez, gracias por todo, eres la abuela más genial de este mundo y no te cambiaría por nada. Sé que nunca te lo dije, pero te amo, te amo más que a nadie y no lo dejaré de hacer, sólo déjame agradecer todo con esto.- le entrego una fotografía de ambas de hace unos dos años atrás.- Te amo Lily.- digo con la voz entre cortada y un nudo en la garganta.

-No agradezcas nada, lo hice porque te amo, y ahora ve, que se hace tarde.- reímos

El reloj macar las 7:25. Sonrío con tristeza y guardo mi celular en el bolsillo del jeans. Tomo la maleta más grande y me acerco al auto de Jared. Miro hacia el final de la calle y cae una lágrima en mi mejilla, me paso la mano para que nadie me vea llorar y dejo la maleta dentro del auto. Mis amigos se acercan con más equipaje para guardar. Me acerco a Lily y la abrazo.

-Cuando llegue te mandaré un mensaje y le diré a mamá que te llame para que me creas. -río

-Está bien, cuídate mucho y abrígate, ya se acerca el invierno.- suspira. -Ah, dentro de tu mochila te dejé una manta por si te da frío en el viaje.- me lanzo contra ella para abrazarla.

-Te amo.- le doy una sonrisa enorme. -Me iré antes de que se haga tarde.- me despido.

Subí al auto, donde me esperaban mis amigos. Miré por la ventana a mi abuela y me despedí con la mano. Durante el camino no hablé sólo quería ver Madrid por última vez y no olvidar nada, ni mi pasado.

Pensaba en cómo sería reencontrarme con mi madre, cómo sería su reacción, si me abrazaría o se pondría a llorar, aunque lo segundo sería ilógico. Soy igual a mi madre en cuanto a sentimientos y expresiones, no decimos nada ante hechos emocionantes, la objetividad predomina en nuestro día a día y extraño eso.

"Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas"


Amigos, crimen y amor.Where stories live. Discover now