Las lágrimas que nunca derramaste

Clases, libros y una notita

-Hola a todos. Me llamo Aitor y este año voy a ser vuestro tutor.  Quiero que os esforcéis al máximo. En el corcho os voy a dejar los exámenes puestos de todo el trimestre-dijo Aitor mientras yo estaba en mi mundo. No me sacaba de la cabeza lo que había pasado antes. Me pregunto cómo habrá hecho eso. Estaba claro que tenía muchas cosas por conocer de la persona que tenía al lado. Me quedé mirándola, a pesar de que ella miraba directamente al profesor. En ese instante, me miró de reojo y se dió cuenta de esto. Me dedicó una breve sonrisa, menos mal. Anteriormente habíamos estado discutiendo por lo de Shelle pero fue algo sin importancia. Lo que importaba es que estábamos bien. Me di cuenta de que podíamos quedar para dar una vuelta y conocernos mejor. No lo pensé más. Cogí un pequeño papelito de uno de mis cuadernos cuadriculados nuevos y escribí con bolígrafo: ' Ya que hoy salimos a las 14:45 y como no vamos a tener deberes...¿ Te apetecería quedra hoy a las 17:00 en la puerta de mi casa para dar un paseo y tomar algo?' Acabé la nota con un emoji con la lengua fuera para que pareciera más desenfadado. Lo doblé y con un toquecito por debajo de la mesa, llamé su atención y lo cogió. Lo desdobló lentamente mientras me miraba como pidiéndome explicaciones sobre la nota pero en cuanto vió su contenido lo entendió perfectamente. Cogió un bolígrafo y escribió rápidamente antes de que la viera el profesor. Luego cambió a un bolígrafo rosa y me la entregó. En la nota ponía: 'Por mi perfecto. Nos vemos allí entonces'. Al final de la carta adjuntaba un emoji de guiño y un corazón rosa. Ahora lo entendía. Sonó el timbre y nos levantamos. A medida que salíamos, el profesor nos entregaba la nota con todos los libros de texto y libros de lectura optativos. A esa nota la acompañaba una mirada cómplice que compartíamos solamente nosotros. Era nuestra.