Aún recuerdo la primera vez que note salir de mi piel las primeras raíces, pequeñas y débiles. Fue aquella noche cuando el chico que me gustaba me pidió que fuera su novia y me beso. Fue fácil ocultarlo pero luego de varios meses tenía que usar abrigos, medias largas y pantalones anchos para que no se notará. En temporadas de calor la gente solia mirarme de manera extraña, y mis padres creían que yo estaba enferma. Pero nunca dije una sola palabra de lo que me sucedía y sufrí en silencio. Tengo que confesar que en el fondo no me sentía mal, comencé a sentirme diferente y eso me gusto. Poco a poco, cada vez que sentia emociones muy fuertes crecían de mi nuevos capullos. Eventualmente, a la larga término convirtiéndose en un problema mayor ya que era difícil ocultarlas. He pasado casi toda mi vida mintiendo, incluso a mis padres, con tal de que no me llamen fenómeno. Pero esta vez se me ha salido de las manos y ya no sé qué hacer.
Tomé las hojas secas que se desprendían de mi piel, y las guarde en mi gran caja de tesoros. Luego de varios segundos note la presencia de una segunda persona en mi habitación, mi hermana. Quedó paralizada al ver todas aquellas flores que con raíces se sujetaban fuerte a mis manos y a mis pies desnudos. Salió corriendo y yo temía lo peor. En varios segundos mis padres llegaron a mí, fatigados por haber subido las escaleras de manera instantánea y se me quedaron mirando de arriba abajo como si ya no me conocieran. Levante los hombros y los miré como sorprendida. Ya no voy a hacer nada, ya no queda nada que hacer. Se acercaron a mí y me tocaron todos aquellos pétalos que me cubrían, con mucho cuidado de no lastimarme. Y de forma momentánea mi madre sonrío. Miró a mi padre y él la imitó. Me abrazaron fuerte pero cuidadosamente. Mi padre me contó que hace años el caminaba con mi madre en el bosque, en su luna de miel. Ambos aman la naturaleza, y juraron que su fruto mayor serían las flores. Ese día, hicieron el amor sobre un pastizal abierto en el campo lleno de flores, y pasaron la noche ahí. Mi madre poco después quedo embarazada, y en la ecografía donde se determinaría el sexo del bebe solo aparecían bejucos y un capullo gigante. Era idéntico al capullo de una flor, y el bebe se hallaba adentro. Mi mama me contó también que todas las flores que ella sembró durante el embarazo florecieron el mismo día que yo nací. Mis padres le comentaron a mi hermana lo sucedido y ella les pregunto "¿ Mi hermana es una flor?" Mis padres asintieron y me dieron un beso en la frente. "Es una flor muy hermosa" Mi hermana se reía a carcajadas y me abrazaba de manera cariñosa. "Es hora de dormir,buenas noches Alicia, buenas noches pequeña flor". Estoy sorprendida, nunca había escuchado algo así, pero ahora me doy cuenta de que por amor si suceden cosas mágicas .
ESTÁS LEYENDO
Cuentos De Fantasia
FantasyHistorias de fantasía, pequeños cuentos sobre mundos de ilusión, magia, sueños y memorias alternas.