Capitulo 3

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Abrahan

Veo como se sonroja por lo que le acabo de decir. Si. Lo logre. Causó algo en ella.

-bueno, que dice Doc, me ayuda?-

-esta bien-

Se acerca a mi y me ayuda a sentarme para después ayudarme a bajar de la cama. La verdad, es que tengo la herida en el hombro izquierdo por lo tanto que si necesito un poco de ayuda.

Cuando ella esta lo suficientemente cerca puedo oler su aroma. Es delicioso. Una combinación de shampoo y sol.
Es el olor a algo nuevo. Me quedo por unos minutos disfrutando de ese aroma tan único que tiene.

-no tendrás tantas ganas de ir, sino te apuras- dice con sarcasmo, sacandome de mis pensamientos. Nos dirigimos al baño.

-ya estas- afirma lo obvio abriendo la puerta y dándome paso para que entre.

-que? No pretenderas que entre contigo- dice al ver que la miro fijamente.

-la verdad mamasita, es que, necesito ayuda- digo señalando mi brazo lastimado.

-esto no puede ser...- la oigo susurrar y una sonrisa se forma en mi, cuando veo como me mira.

-sabes creo que me haré en sima sino te apuras- vale. Reconozco que ver a la doctora buena sonrojada es divertido.

-y que quieres que haga?-

-pues que me ayudes- señalo hacia bajo, a mi miembro, y, como si fuera posible su piel se torna mas roja.

-vamos Doc. No me digas que nunca has visto un...-

-ya!! Solo has lo que tengas que hacer- empieza a subirme la bata sin mirar. Wao. La doctora tiene agallas.

Joder. Joder!!!
Mi amiguito esta demasiado alegre.
Esto es malo.

Ella se coloca atrás de mi, y esconde su cabeza en mi espalda, y me sostiene la bata mas arriba de mi miembro. Esta es la situación mas divertida que he tenido en mi vida.

Con una sonrisa hago lo que tengo que hacer. Después Amanda me ayuda a acostarme de nuevo en la cama.

-gracias por la ayuda mamasita- le digo divertido.

-no me vas a dejar de llamar así? Verdad?- pregunta frunciendo el ceño.

-no-

-bueno, pero procura que nadie mas se entere- dice seria.

-como quieras, mamasita-

Ella sonríe y juro que, es hermosa. Logra sacarme una sonrisa. Que marica. Empezamos a hablar de cosas normales, de vez en cuando le suelto uno que otro comentario y ella me regresa un insulto. Esta mujer es única.

Mientras habla me fijo en todos sus detalles. En como su cabello largo el cae en la espalda, que lo lleva en una coleta alta. En sus manos delicadas, con uñas perfectas. En como ve mis ojos fijamente. Los de ella son oscuros, llenos de misterio. Me gusta.

-no te rías de mi- lo dice como si la estuviera ofendiendo con mi risa.

-es que no puedo evitarlo- sigo riendo a carcajadas -solo a ti...

-ya se!! Pero no te burles, solo por que...-

La puerta se abre interrumpiéndola.

-Doc, tienes que ir a chequear a otro pasiente- entra un tipo en la acotación. Instintivamente lo miro mal. El me regresa la mirada.

Este quien coño es?.

-vaya, se me paso la hora- ella me mira y en su mirada veo diversión -Marco, no nesecito que me esperes. Ve a hacer tu trabajo y yo voy a hacer el mio.

Ja. En tu cara. Así es mamasita.

El la ve serio y después me ve a mi. Yo lo veo como diciendo "ella es mía" . imbécil.

Se marcha serrando la puerta a su espalda.

-bueno señor Valdez, ya escucho. Me tengo que ir- se para y arregla su uniforme -creo que ya no me necesita mas por hoy.

-te equívocas mamasita, yo, a ti, te necesito siempre- la miro a los ojos para que sepa que hablo en serio.

Ella se va sin decir nada y sonrió para mi interior.

Mi tarde transcurre tranquila, demasiado tranquila diría yo. Hasta que llega el ser mas deseado de la tierra. No, no es la Doctora. Es mi hermano. Quiero que se note el sarcasmo.

Entra con una sonrisa estúpida en el rostro y esta es mi oportunidad para molestarlo. Odio no poderme mover de esta cama.

-pero si es el playboy mas grande- lo miro divertido -y sin una chica\chicle.

-sabes? Tenias razón. En este hospital están las mujeres mas lindas.

-y a ti que te pasa?-

-pues que acabo de toparme con la chica mas extraña que he visto- sigue con la estúpida sonrisa en su rostro. Mierda. Ya se como me veo.

-ya... Y sabes quien es?- pregunto divertido.

-no- la sonrisa se le borra y me doy cuenta que tiene un morado en la mejilla.

-que te paso en la mejilla?-

-una pequeña diabla- se toca la mejilla mientras lo dice y sonríe.

-aja. Parece que esa pequeña diabla te dio con todo- me burlo de el y me río a carcajadas.

-y tu no estarías tan mal, digo para que estés de buen humor-

-fíjate que estoy excelente, es mas no me quiero ir-

-te traigo la mudanza si quieres- dice con sarcasmo -y un paquete de condones.

Lo miro con los ojos abiertos, igual no sería tan mala idea. Recuerdo lo que paso hoy con la doctora y aparte de la sonrisa, ya tan común, en mi cara. Mi cuerpo reacciona. El idiota se da cuenta y alza una ceja y me mira interrogante.

-así que la estas pasando bien... O hechas de menos el sexo-

-ya callate y deja de decir en estupideces- lo miro serio.

-esta bien- alza las manos, en señal de rendición.

Seguimos hablando un rato de cosas triviales y normales. Hasta que entra una enfermera con un uniforme muy ajustado. Mi hermano le coquetea, y me guiña un ojo. Yo ruedo los mios. Y en menos de lo que canta un gallo ya tiene la salida de esta noche. Algunas cosas nunca cambian y mi hermano es una de ellas.

-Alex dime que estas cuidando mi carro- le pido rogando. Mi carro es lo mas importante de mis pertenencias.

-relajate Abrahan, lo estoy cuidando como si fuera mi Carmen- me quedó tranquilo. Carmen es la moto de mi hermano y la quiere mas que a las mujeres.

-bueno confió en ti-

-esta bien ya me voy- se levanta de la silla para marcharse y lo detengo.

-espera Alex, necesito un favor hermano-

-cuenta conmigo, que necesitas?-

Le cuento todo mi plan detalladamente y accede a hacer el favor a cambió de que le preste a Wily por esta noche. Es mi jeed negro. Eso me dolió en el alma, pero vale la pena.

-cuenta con ello- me asegura y se marcha a hacer lo que le pedí.

Después de un rato solo, empiezo a acordarme de unos ojos oscuros y, como si la hubiera invocado. La puerta se abre revelando a la morena de mis pensamientos.

-a caso los ángeles escucharon mis plegarias y han mandado a uno hermoso para llevarme al mas aya?-

-solo vine a ver si necesitas algo- dice un poco sonrojada.

-si, a ti-

Ella abre sus ojos y ve mi erección, y se pone mas roja. Yo solo río a carcajadas y mas cuando me saca el dedo corazón y se va dando un portazo. Sigo riendo.

Esa noche no dejo de pensar en que esa mamasita morena me tiene loco.

Una Doctora Con Muchas LocurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora