Llego a mi casa completamente exhausta, hoy Aysel se tuvo que retirar antes y Amber estuvo inquieta toda la tarde después de eso, como si estuviesen persiguiéndola o algo.
Abro la puerta de mi dormitorio, arrojo mi celular a la cama y quedo paralizada cuando veo que rebota, una, dos y tres veces en el colchón antes de caer al piso.
—¡no! —grito corriendo a volver a armarlo.
La batería se salió y no la encuentro.
—¿Qué pasó? —pregunta Adrian recostándose sobre el marco de la puerta.
—Mi celular termino en el piso y no encuentro la batería ¿me ayudas? —pregunto buscando debajo de mi cama.
—¡ja! No, a ver si así aprendes a no tirar las cosas por todos lados—dice yéndose.
Estúpido hermano inservible, ya va a querer que le ayude a tener novia.
Encuentro la batería y vuelvo a colocarla, me quedo sentada en el piso, esperando a que se reinicie y realmente vuelvo a respirar cuando compruebo que el táctil y el teclado funcionan.
Tengo un mensaje de voz de un número desconocido, seguro mi madre volvió a olvidarse de cortar, ignorándolo, voy al living a ver algo de televisión.
Cuando salgo de mi dormitorio, veo que Adrian se dirige hacia allí también y cuando cruzamos miradas, niego con la cabeza, él me responde asintiendo y comenzamos a correr para agarrar el control al mismo tiempo, estamos en el pasillo cuando me empuja y pasa a mi lado ganándome por poco.
—¡Adrian suelta el control remoto o juro que le diré a mamá que te gusta Aysel! —grito intentando arrancarle el control de las manos a mi hermano al tiempo que lo tacleo.
—si tú le dices eso entonces yo le digo que te gusta Amber—responde poniendo su mano en mi cara y alejándome.
—ella ya lo sabe—digo y usando ese segundo de distracción, le muerdo la mano y agarro el bendito control—por cierto espero que sepas que por esto no te acompañaré a ver ninguna película al cine—me levanto del piso y mi hermano me sigue mirando sorprendido, pongo los ojos en blanco y me dejo caer sobre el sillón.
—¿en serio le dijiste? —no sabía que una persona pudiese abrir tanto sus ojos hasta ahora.
Se sienta a mi lado aun mirándome con sorpresa mezclada con un poco de admiración.
Bufo molesta volviendo mi atención a la televisión mientras hago zapping, sin embargo aún puedo sentir su estúpida mirada sobre mí, hasta que finalmente mi irritación llega a niveles críticos—por supuesto que no le dije que soy bi tonto—suelto enojada.
Escucho que se aclara la garganta—creo que debería decirle, no creo que se moleste, sabes que ella siempre respeto nuestras decisiones y gustos—dice con voz suave.
Me irrita que sea tan malditamente amable.
—como esa vez que decidiste comer ají la pu—comienzo antes de que me calle poniendo su mano en mi boca.
—sabes que hay miles de mejores ejemplos que ese, pero entiendes la idea—dice algo sonrojado y yo estoy tentada a comenzar a reír al recordar cómo se había puesto luego de unos segundos de morderlo, llorando y corriendo mientras gritaba que picaba.
—ay ya, pero es que tú lo comiste entero, dime hermanito ¿qué pensabas que haría con semejante nombre? —pregunto sacando su mano de mi cara y riendo fuerte.
Me levanto del sofá y camino hacia la heladera con una sonrisa perversa—sabes, el otro día estaba pensando en eso—digo sacando un pequeño ají, visto así parece tan inocente, nadie pensaría que puede hacer tanto daño—mira lo que te traje—tomo al ají entre mis dedos y lo agito mientras me apoyo sobre la mesa observando la reacción de mi hermano, que se vuelve completamente pálido.
—aleja esa cosa de mi—dice en un susurro horrorizado.
—ay ni que hubiera picado tanto—siento mi sonrisa extenderse por mi rostro antes de que deje el alimento sobre la mesa.
Una ola de calor me golpea repentinamente y siento que me sofoca un poco, sorprendida, toco mi garganta y toso, lágrimas empañando mi vista, poco después, un dolor fuerte se extiende por mi pecho y caigo de rodillas jadeando, escucho a Adrian cerca y cuando giro mi cabeza, puedo verlo igual, quizá incluso peor que yo, sus manos sobre sus rodillas.
—¿Qué está pasando? —pregunto entre jadeos mientras pongo mis manos sobre mi pecho.
Parece como si alguien estuviese derramando lava ardiente dentro de mí.
—no lo sé—responde, y puedo sentir su dolor.
Puedo ver como se ha vuelto más pálido y pequeñas gotas de sudor se deslizan por su frente antes de caer al piso y gritar.
—¡Adrian! —grito desesperada mientras intento acercarme a él.
Mis lágrimas nublan mi vista, y mi cuerpo parece como si fuese a deshacerse en cualquier momento, pero lo único que está en mi mente es la vista de mi hermano tirado en el piso y sufriendo.
Llego a su lado y comienzo a desesperarme, no sé qué es lo que nos está pasando y tengo miedo.
—Adrian, cálmate ¿Qué pasa? —intento tranquilizarme, pero sus gritos y mi dolor solo hacen que solloce y tiemble incontrolablemente.
El simple hecho de que este tirado en el suelo retorciéndose de dolor me daña más que lo que estoy sintiendo.
Estoy tan centrada intentando ayudarlo que no escucho la puerta de mi casa abrirse.
—¿qué está pasando? —una voz que me suena familiar pregunta.
Cuando levanto la vista, me encuentro con Amber arrodillada a mi lado sosteniendo a Adrian por los hombros.
—ayúdalo—le rugo con voz temblorosa
—tranquila, estará bien—me tranquiliza Amber mientras proyecta una luz cálida desde su cuerpo.
De inmediato siento la quemazón retroceder mientras su luz nos rodea, veo como Adrian deja de temblar y lo abrazo.
—Yvett—susurra, su voz suena débil.
—¿Qué pasa? —le pregunto preocupada intentando que me mire.
Y cuando lo hace, ahogo un grito.
Un par de ojos azules me devuelven la mirada y cuando observo su cabello, puedo ver como comienza a teñirse lentamente de color azul con destellos verdes.
No a él también.
—creo que algo le sucedió a Aysel—dice, su voz llena de tristeza.
—imposible—le responde Amber, lentamente deslizándose hasta caer sobre su trasero mientras cubre su cara con sus manos. —es mi culpa—dice mientras abraza sus rodillas.
Ayudo Adrian a sentarse y la miro interrogadoramente—¿Qué está pasando Amber? —exijo.
Al no responderme, levanto suavemente su cara, sus ojos están empañados en lágrimas y el dolor es evidente en su rostro cuando me mira.
—¿Qué le pasó a Aysel? —pregunta mi hermano
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Como Agua y Sal [ CSyL #1.5]
Короткий рассказMi madre siempre dijo que mi hermano y yo éramos como agua y aceite. Que él siempre fue el estudioso y dedicado mientras que yo siempre fui la impulsiva y resolví las cosas sobre la marcha. Pero nunca nos vi así. Para mí, siempre fuimos como agua y...