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El se miro al espejo con la tijera en sus manos observando y odiando cada mísera parte de su asqueroso cuerpo. Esos defectos que el no quería ver cada vez eran más notorios e insoportables para el niño.
Abrió la puerta del espejo dejo la tijera
Se limpió las lágrimas y salió del baño fingiendo que todo estaba bien con una falsa pero creíble sonrisa.

Consumido En LlantosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora