Después de pasar unos buenos veinte minutos en la ducha y sintiéndome mucho más despejada, me dispuse a prepararme algo de cenar con la esperanza de enfocar mi mente en otra cosa que no fuese Suga. Sin embargo, cuando pasé por el salón al salir del cuarto de baño, no pude evitar echarle un rápido vistazo al móvil, el cual todavía se encontraba sobre la mesa. Cero luz, cero mensajes. Sacudí la cabeza fuertemente y entré en la cocina.
Para mi fastidio, recordé que no me había dado tiempo a pasarme por el super aquella mañana después de clase, por lo que al abrir el frigorífico y como era de esperar, no había nada más que alguna que otra pieza de verdura y leche. Genial, ¿dónde está la comida de verdad cuando la necesitas?, pensé. Consideré la idea de no comer nada hasta que comprara algo la mañana siguiente, pero el rugido de mis tripas me hizo descartar esa idea rápidamente. Finalmente cogí el teléfono y marqué el número del restaurante de sushi más cercano. Estaremos allí en cuarenta y cinco minutos, dijo la chica al otro lado del teléfono. ¿Qué podía hacer en cuarenta y cinco minutos? Podría ver algo en la tele, pero a esa hora nunca echaban ningún programa que me gustara.
Después de un tiempo debatiéndome internamente, opté por empezar a adelantar alguna que otra tarea para escritura creativa. Recogí mis apuntes de mi habitación y me fui con todo al salón, sentándome con las piernas cruzadas en el suelo y apoyando los libros en la baja mesa de café. Pero lo que pretendía servirme de distracción, solo consiguió hacerme recordar una vez más a aquel chico de pelo rubio.
Más concretamente, nuestro primer beso.
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"Ya habían pasado unos meses desde que Yoongi y yo nos conocimos por primera vez en aquel bar. Después de la sonrisa que me regaló aquel día en uno de los pasillos de la universidad pensé que solo había sido casualidad y que quizá nunca más volviera a cruzarme con él. Sin embargo, el destino parecía tener otros planes. Unos días después, nos volvimos a encontrar en unos de los festivales de música que organizaba nuestra facultad. Esa noche hablamos y bebimos junto a nuestros respectivos amigos, pero en mi mundo solo él parecía estar presente. Hablamos durante toda la noche y, poco a poco, sentí cómo iba conociendo cada vez más a aquel chico de piel blanca como el azúcar. Ahora, seis meses después, podría decirse que nuestra escasa relación había avanzado hasta el punto de convertirse en amistad.
Los finales se acercaban y todos los alumnos estaban hasta arriba de trabajo, yo incluida. Para ser mi tercer año de universidad, sentía como si ya requiriera conocimientos equivalentes a profesionales para poder aprobar dicho curso. Aquel día en particular, mi mayor dolor de cabeza me lo producía escritura creativa. Sabía que Suga, como ya había empezado a referirme a él al igual que sus amigos, era bastante experto en esa asignatura y además se encontraba ya en su último año de carrera, por lo que decidí llamarle en busca de consuelo.
―Oppa... ―dije en cuanto oí como el tono dejaba de sonar al otro lado de la línea.
―No me lo digas. Has vuelto a perder el autobús ―contestó con su habitual tono de burla.
―Ojalá fuera eso... ―respondí con un suspiro. ―¿Qué estás haciendo?
Oí el familiar sonido de su silla de escritorio arrastrarse por el suelo al otro lado del aparato. Siempre me lo imaginaba moviéndose de un lado a otro cada vez que hablábamos por teléfono. Una vez más, solo la imagen me hizo sonreír.
―Estaba intentando componer. Tengo que entregar un borrador para composición musical la semana que viene, pero no se me ocurre nada ―suspiró a continuación. ―Estoy muy atascado.
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Nevermind (Suga)
FanfictionMin Yoongi. "¿Estaré realmente enamorada de él, o es solo la idea que yo misma me he forjado en mi cabeza la que me hace permanecer a su lado?"