Y es que hoy no veo la luz.
Demasiadas sombras en mi habitación.
Mucho silencio a las 3 de la mañana de un domingo nublado.El llanto desamparado de un alma rota, y la llovizna golpeando la ventana translúcida.
Las razones han desaparecido, la esperanza que me llevaba de la mano sobrevolando las nubes hoy me soltó la mano y me dejó caer.Tenía las respuestas, pero me cambiaron las preguntas.
La luna es esconde detrás de las nubes, riéndose indiscretamente de mí.
Mis manos, entumecidas, agarran las sábanas suplicando por una respuesta inconcluyente por estos sentimientos inefables.Mis ojos, rojos, miran borrosos sin poder fijar la vista hacia el reloj que hay en la pared.
Las manecillas siguen su paso lentamente, intermitentemente, infinitamente.
Tanta mentira, tanto engaño, tanta risa falsa que he hecho sólo para intentar seguir adelante.Me caí, me levanté. 1000 veces me levanté, pero había 1001 piedras en el camino.
4 am. Mi canción favorita suena en mi móvil que está tirado en el suelo. Y me pregunto que estoy haciendo.-¿Por qué estoy llorando?'- Mi voz suena ronca, quebrada. Sin vida.
Me limpio las lágrimas y me levanto. Recojo mi móvil y vuelvo a empezar la misma canción.
Enciendo la luz, y miro el desastre que estoy hech@. Pero ya es la costumbre.
Estiro las sábanas, tatareando la canción sin cantarla. Recojo la ropa que se hallaba en el suelo, hecha un arapo.Mi pijama hecho jirones, pero ha compartido conmigo demasiadas guerras internas batalladas en esta cama. Apago la luz, y enciendo mi lámpara color naranja carmesí, y decido ir a la cocina y preparo un café.
Mi perro ladra, asustado, hasta que me ve y corre feliz hasta mi. Cómo he podido estar triste, con esto a mi lado.
Cojo mi café y me despido de mi perro, y remuevo todo mi cuarto en tu búsqueda. Y te encuentro debajo de mi almohada. Sonrío.
Y con una tenue luz, escuchando los leves golpes de las minúsculas gotas de agua, bebiendo de un café humeante entre mis manos congeladas, y sosteniendo aquél libro que nunca llegué a acabar.Si me caigo 1001 veces, 1002 veces tendré que levantarme.
Corto y cambio, subconsciente.