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Prólogo
—❁—❁—❁—

—Saludos —dice una voz que conoces bien, es escalofriante y risueña. Es tu propia voz— debo decir... que ciertamente no comprendo por qué estás aquí, se supone que ya no queda nada para entretenerte.

No dices nada, no sabes cómo responder a sus palabras.

—Ni siquiera quisiste darme tu alma para devolverlos —habla, pero tú no le puedes ver— lo borraste todo sin decirme una palabra y ahora... ¿qué buscas? ¿Quieres apreciar tu obra de arte?

No eres capaz de contestarle.

—... ¿me dices que no fuiste tú? —Dice con curiosidad, tú no has hablado— Todos dicen que no fueron "ellos", todos dicen que fui yo... ¿qué piensas al respecto? ¿Piensas lo mismo que todos?

Tragas, quieres decirle algo pero sientes que si abres la boca solamente saldrían tonterías de ella, el peligro se siente por todos lados, está oscuro y no puedes ver nada.

Tienes miedo.

—Vamos, la timidez sobra en nuestra relación.

Tienes frío.

—Nos hemos encontrado en este lugar ya tres veces... ¿no es así? —Ríe— Eres tú, ¿no es así, reflejo?

Pero sabes que tienes compañía.

—¿O no? Es muy difícil identificarte porque cambias demasiado —ríe, te dispones a hablar— por favor, si vas a decir algo que sea interesante y coherente, un "eres un monstruo" no entra como opción de respuesta.

—¿Por qué? —Dices al final llenándote de valor— ¿Por qué haces esto?

—Yo no he hecho nada, todo lo has hecho tú —refuta.

—"En mi camino", eso dices siempre —tratas de tener cuidado con tus palabras, como si al equivocarte al decir algo se te fuesen a lazar encima— tú me has dado la determinación, no me permitiste elegir otro camino...

—Porque tú elegiste el inicio de la única ruta, no seas hipócrita, reflejo —se escucha como si estuviese caminando alrededor tuyo— yo no los maté, tú quisiste ir al final conmigo, ¿fue mi culpa? Bueno, sí, pero también fue la tuya, tú elegiste este camino.

—Yo no quería este camino —susurras.

—Pero es el que siempre buscas.

Se quedan en silencio, sientes un nudo en la garganta.

—¿Por qué los usaste a todos? ¿Tanto los odiabas? —Sientes enojo— Megalomaniaco.

Ese era un ser repugnante y lleno de odio, eso es lo que piensas y eso es lo más obvio. Por eso cuando crees que va a empezar a reír y en su lugar obtienes silencio... te confundes.

—Bueno, necesitaba poder —admite después de un rato— pero estás en un error, a los únicos que odio es a ustedes, sólo odio a los humanos. Todos solamente estaban en... je, mi camino.

Una luz roja te ciega y luego el negro te consume.

.-

.-

—¿Volviste? Wow, de verdad que tienes una gran determinación —se burla.

Quien está frente suyo baja la cabeza, no tiene miedo, tiembla pero definitivamente no de terror, se ve las manos empolvadas con un deje de shock, no entiende que está ocurriendo.

—Hey reflejo... —llama su atención, pero no consigue nada, aquella persona está inmersa en sus pensamientos— ¿estás jugando conmigo?

Aquellas palabras le sobresaltan, por fin parece darse cuenta que está en el vacío total, aquello divierte al ente.

Familia DreemurrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora