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[*Odié todo ese día. Odié el pie que me dolía, la cabeza que me mataba, mi negligencia incluso a la hora de morir, la habitación de paredes color pastel, a Asriel por haberme salvado. Lo odié todo. No sé cuánto ni a quienes maldije una vez fui capaz de pensar con claridad, solo sé, que después de un ataque de rabia reprimida, únicamente queda el cansancio emocional.]

Toriel y Asgore no saben qué hacer, por primera vez en mucho tiempo se enfrentan a algo lo suficientemente grande como para reunirlos en la sala de conferencias del rey. Solamente están los dos, Asriel se ha quedado cuidando que su visitante de raza humana continuase durmiendo.

—Alguna vez tenía que pasar.

Eso era lo que Asgore decía, pero por más que lo repita no van a encontrar solución para lo que acaba de suceder.

Un humano ha caído al Subsuelo, un humano que todavía no pasaba la mayoría de edad. Cuando Asriel llegó a casa cargando a un herido, lo primero que hizo Toriel fue correr a atender al injuriado. Entonces, se dio cuenta que a quien cargaba a su hijo no era ninguna especie de monstruo.

Chara es su nombre, Asriel lo había afirmado, tiene una pierna rota, se había golpeado la cabeza y posiblemente tiene un hombro dislocado, no estaba en capacidad de herir a nadie, esa es la razón por la que habían permitido que su hijo se quedara vigilando la habitación donde Chara descansaba. Nadie podía saber que un humano estaba en el Subsuelo, no a menos que quisieran causar un revuelo.

Un humano simboliza más que la raza enemiga que los encerró en el Subsuelo, simbolizaba un alma humana que podría permitirles tal vez romper la barrera, si obtenían el alma de un humano simplemente harían falta seis almas, estarían cerca de la libertad, pero...

—Jamás heriría a un niño —es ese el gran dilema del rey.

La reina no le contradice, después de todo, está totalmente de acuerdo. Entonces, ¿qué hacer? ¿Devolver a Chara a la superficie? ¿Cómo? Ellos no podían escapar y habían buscado todos los métodos para poder hacerlo, no había escapatoria. ¿Qué diría el pueblo? Saben que los monstruos serían incapaces de asesinar a alguien (menos si es tan joven), pero, tratándose de un humano las cosas cambiaban, hay rencores que se mantienen gracias a la guerra e incluso ellos temen por lo que podría pasar si Chara creciera en el Subsuelo y se convirtiese en uno de esos adultos que masacraron a tantos de su especie.

—¿Mantenerle en el castillo hasta que se cure? —tanteaba Toriel buscando una solución.

Asgore solamente escucha, eso de pensar demasiado sobre los problemas no se le da bien.

Unos golpes en la puerta interrumpen sus pensamientos, Asgore es quien se levanta y abre la puerta, viendo de pie a su hijo Asriel con una sonrisa de alegría y emoción.

—¡Chara ha despertado!

Asgore mira a su esposa y ella suspira, se levanta de su lugar y fingiendo una sonrisa toma la mano de su hijo y se marcha en dirección a la habitación de invitados, Asriel sigue sonriendo, pero le preocupa sus padres, en especial, el cómo su madre aprieta su mano, como si algo le preocupara de verdad.

.-

Chara no habla, no siente miedo, no siente nada más que rabia. El niño Asriel no era muy charlatán, pero su simple presencia y sus preguntas eventuales por su salud le irritan, no soporta verle, no solamente porque fuese un monstruo, sino porque le había salvado y llevado hasta esa casa donde ahora le estaban curando.

Se sentía como el ser más patético sobre la faz de la tierra.

—Saludos —llaman desde la puerta que se abre lentamente dejando ver un rostro nuevo que sorprende a Chara, es un monstruo femenino, es casi idéntica a Asriel, solamente que es más alta y usa una túnica violeta en lugar de una camisa a rayas. Sonríe, tiene todo ese aire de "madre hogareña" que Chara solamente había visto desde lejos—. Soy Toriel, madre de Asriel. Te llamas Chara, ¿no es así?

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⏰ Última actualización: Oct 08, 2016 ⏰

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