Llegamos al cuarto año de secundaria las dos por separado sin reconocernos. Cada una tenia su grupo de amigas y estabamos en clases separadas, cuando me animaba a ir a su salon (era muy pocas veces) bromeaba conmigo y se daba mucha confianza conmigo. Por cierto, en esos momentos estaba completamente segura que solo me podian atraer los hombres.