02.

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Kelsey.

Estaba enrollada en las sábanas, riéndome como un loca con mi mejor amigo Jack a más no poder.

La razón por la que estábamos riéndonos de aquella manera era porque estábamos fumados y de lo relajados que estábamos, a la mínima nos partíamos de risa, tanto de si movíamos la mano como si nos mirábamos a la cara.

—Eres un cabrón —le dije a mi amigo entre risas y con el humo llenando la habitación.—

—Y tú una hija de puta —me dijo de la misma manera.—

Yo seguía en la cama porque todavía me dolía la cabeza por la noche anterior. Había despertado con una resaca increíble.

—Ayúdame a levantarme, anda —dije riéndome.— ¿Por qué me duele tanto el cuerpo? —pregunté dejando el cigarrillo en el cenicero al igual que Jack y tranquilizándonos.—

—¿No lo recuerdas? —me dijo.—

Negué con la cabeza y me ayudó a levantarme de la cama. Sentía mi cabeza a presión y me palpitaciones demasiado fuertes en esta.

—Estabas borracha, y cuando estás borracha eres agresiva y no se te puede decir que no —me dijo agarrándome para que no me cayera.—

—Por favor, no me digas que me he vuelto a intentar ir a casa sola por el camino lleno de piedras —dije.—

—No. Te peleaste con una chica que te hizo sangre en el brazo con un rasguño e intentaste montar en tu moto. Apenas condujiste cinco metros y ya te encontrabas soltando las manos y caerte de la moto en marcha. Por suerte no ibas rápido —me dijo.—

—¿Por qué te acuerdas mejor que yo? —pregunté cansada.—

—Yo no iba tan borracho porque sabía que tenía que despertarme para ir a la casa de mi padre a por mi paga semanal —me dijo.—

—Ah sí, de eso me acuerdo —dije.— ¿Cuándo tienes que ir?

—Dado que son las dos de la tarde, tengo que ir aflojando. Voy a las tres, ¿quieres acompañarme? —me preguntó.—

—¿Ir a esos varios tan pijos? Ugh —dije con asco y me dirigí hacia el espejo.—

Me miré en este. Me di cuenta del rasguño que tenía en el brazo y la herida de mi rodilla, seguramente causada por la caída de la moto.

No me sorprendí. Me han pasado cosas peores.

—Por favor Kels. No quiero ir a esos lugares solo. No me hagas suplicarte como un marica —me dijo soltando una risita.—

—me reí y me quité el pijama quedando en ropa interior.— Marica serás por no atreverte a ir solo. A la gente de ahí les das con el meñique y caen como moscas

—Sí, pero te necesito para no sentirme incómodo. Al menos sólo espérame al lado de ese instituto que hay junto a la casa —me dijo pasándome los shorts vaqueros que tenía en una silla.—

Suspiré y me los puse.

—Está bien. Pero sólo porque quiero salir de esta cueva llena de humo —dije agarrando la camiseta negra de nirvana de tirantes que me había pasado.— No te emociones

—Descuida —se rió.—

Me puse mis vans negras favoritas y ya estaba vestida. No necesitaba ducharme porque lo había hecho ayer por la mañana ya.

»No limits« || m.dDonde viven las historias. Descúbrelo ahora