03.

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Matt.

—¿Te queda mucho? —pregunté.—

—¡Un momento! —exclamó Esther.—

Solté un suspiro y eché la cabeza hacia atrás, golpeándola levemente contra la pared que tenía atrás.

El montón de vestidos que llevaba en brazos me estaba cansando, y lo peor es que no había sillas fuera de los probadores, por lo que tenía que esperar a Esther de pie e incómodo.

Escuché una respiración agitada acercarse a mí. Giré mi mirada y me encontré a Sean con el pecho subiendo y bajando, con muchas bolsas en las manos.

—Acabo de escapar de Danielle. Está probándose ropa con Lydia —me dijo apoyándose a mi lado.— ¿Cómo pueden tardar tanto en elegir qué vestido ponerse?

—O qué zapatos —solté en un suspiro.— Lo mejor es que es una de las muchas fiestas de Ryan, y no es la primera vez que hacen esto

—¿No pueden ponerse simplemente lo primero que vean? —dijo mi rubio amigo irritado.—

—O directamente cualquiera de los cuatro mil vestidos que ya tienen —dije de la misma manera.—

Miramos a nuestro alrededor. Era una tienda cara, y nos dimos cuenta de que todas las chicas de aquí eran iguales. Todas preguntando que cuál es mejor, cómo me queda, me pruebo esto, luego lo otro, y lo otro...

—Mujeres

Suspiramos al mismo tiempo y coincidimos en la palabra.

—Me pregunto cómo serán las chicas de otro rango social —dijo Sean mirando la tienda curioso.—

Giré a mirarlo.

—¿A qué te refieres? —pregunté.—

Este me miró.

—Me refiero a que... —dijo pensando en las palabras exactas para decírmelo.— Vivimos rodeados de gente rica. Somos ricos —asentí con la cabeza, orgulloso de ello.— Las chicas de nuestro rango social son todas iguales, míralas —dijo señalando a la tienda.—

—No te lo voy a negar —dije mirando.—

—A lo que voy es... que tengo curiosidad de saber cómo serán las chicas normales, las no ricas, las...

—Lo he pillado —dije parándolo.—

—¿Tú no? —me preguntó.—

Miré a mi alrededor. La verdad es que yo ya estaba bastante acostumbrado y familiarizado a lo que tengo alrededor, pero no hasta tal punto de querer saber cómo viven otras personas. Soy feliz con lo que tengo, y orgulloso de cómo me han criado.

—No mucha —dije normal.—

—Oh vamos, ¿no te apetece conocer a una tía buenorra diferente a nosotros con la que tener aventuras? —me dijo sonriendo ampliamente y dándome con el codo.—

—Sean —dije en una risita.—

—¿Qué? Eso sería un sueño para mí. Una aventura erótica con una chica mala —dijo sonriendo bobamente.— No me niegues que tú también lo deseas

—No —dije.— Tus fantasías sexuales son muy raras. Yo jamás saldría con una "chica mala" —dije haciendo comillas con los dedos.—

—Sería mejor partido que la operada que tienes aquí dentro —dijo alto señalando el probador en el que se encontraba Esther.—

—¡Te he oído! —dijo esta, con la voz ahogada por la puerta del probador.—

—¡Esa era mi intención, cielo! —le dijo este y volvió a mirarme como si nada.— Admite que sólo te gusta Esther porque tiene la aprobación de tus padres y porque está bien para una noche

»No limits« || m.dDonde viven las historias. Descúbrelo ahora