01.

202 14 0
                                    

Matt

—Gracias Anna, el desayuno estaba delicioso, como todos —le sonreí al ama de llaves limpiándome delicadamente con una servilleta los labios.—

—Me alegra que me haya gustado —me devolvió la sonrisa.—

Me levanté de la mesa con permiso y me dirigí a las escaleras. Subí las escaleras de esta y entré a mi habitación.

Me acerqué al gran espejo de cuerpo entero que tenía en una pared. Me arreglé las mangas de la camisa vaquera que llevaba y un poco el pelo.

Agarré mi mochila negra y salí de nuevo de mi habitación. Bajé las escaleras, dándome cuenta de que mis padres estaban hablando ocupados en el salón.

—Papá, mamá, me voy ya —avisé.—

—¿Te llevas las llaves del coche? —me preguntó mi madre.—

—Sí —asentí.—

—Entonces hazme un favor y espera a Catharine para llevarla contigo —me dijo mi madre con firmeza.—

No fui capaz de decir nada ante ese tono tan serio con el que se suele dirigir mi madre a mí cuando no tiene tiempo para un 'no'.

¿Por qué no puede llevarla Alexandra? Si llevo a Catharine a sus clases tardaré más en ir a casa de Esther para ir a la bendita universidad.

No tuve más remedio que esperar unos minutos a la llegada de Cat. Cuando por fin la vi bajar las escaleras, rodé los ojos pesadamente y suspiré al verla bajar tan tranquilamente.

—Muévete, Cat, tengo que pasar a por Esther, así que me harías un gran favor si aflojaras un poquito tu paso —le dije.—

Ella llego abajo al mismo paso al que iba antes.

—No me importa mucho si llegas tarde a por tu noviecita —me dijo.— Anda, vámonos

Rodé los ojos de nuevo y salí detrás de ella. Nos dirigimos al coche y le di al botón de la llave para que este se abriera. Mi hermana se subió atrás y yo al asiento del piloto.

—Sabes que Esther no es mi novia, o al menos todavía —dije poniéndome el cinturón al entrar en el coche.—

—¿Por qué no te buscas a alguien mejor? Lo único que tenéis en común vosotros es vuestro gran ego y gran cantidad de ceros en la cuenta bancaria —me dijo Cat.—

Solté una risita ridícula arrancando y sin mirarla.

—Ponte el cinturón —dije ignorando por completo su comentario.—

—Matt, haz caso a lo que te digo. Ella no es la persona indicada para ti. Tiene la aprobación de papá y mamá sólo porque es de buena herencia —me dijo poniéndose el cinturón.—

—Asegúrate de haber cerrado bien la puerta —dije volviendo a ignorarla y ajustando el espejo retrovisor.—

—Deja de ignorarme, Matt —me dijo.— Te estoy diciendo lo que es mejor para ti

—Lo mejor para mí es no hacer caso a alguien de dieciocho años con una mente tan inmadura como la tuya —le dije mirándola.— Tú no me puedes decir qué es lo mejor para y lo que no

—Si puedo, porque si fueras tan maduro como dices te darías cuenta de que esa chica no te hace ningún bien —me dijo.—

—No te voy a permitir que te metas en mi vida personal. Si estoy planeando pedirle ser mi novia a Esther es porque la quiero y es la chica para mí, y tú no eres quien para decirme que no lo haga —le dije conduciendo en dirección hacia su instituto.—

»No limits« || m.dDonde viven las historias. Descúbrelo ahora