Hola

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Entré a clase, con la cabeza caída y con una mirada en blanco y muy triste.
Me senté al final de la clase, para no llamar mucho la atención y poco a poco, mis nuevos compañeros iban llegando.
Miraba mi mesa, no quería mirar hacia delante ni levantar la cabeza, no quería que me viese nadie.
De repente, sin saber porque, mi cabeza se alzó, levanté la cabeza automáticamente mientras que mis compañeros entraban.
Al levantar la cabeza, vi a aquel chico que observé antes, aquel que me llamó la atención.
Vi como se dirigía hacia la mesa de una chica de ojos azules y con el cabello rubio. En ese instante, volví a bajar la cabeza y estuve mirando los garabatos que había en mi mesa.
Antes de que empezase la clase y la tutora pasase lista, noté que alguien me tocaba el hombro, levanté la cabeza y allí estaba aquel chico.
-Hola, me llamo Daniel, encantado-Me sonrió y se sentó en el pupitre que estaba colocado al lado mía.
Cuando vi que me dirigió aquellas palabras, mi corazón, que aun seguía acelerado, empezó a calmarse.
Me gustaba su voz, me tranquilizaba y la verdad es que no me molestó que me tocase el hombro.
Empezó la clase, la tutora empezó a pasar lista y una vez que terminó, nos estuvo explicando los criterios de evaluación de cada asignatura.
Las primeras tres horas se me hicieron eternas, estuve dibujando en mi libreta hasta que sonó la campana.
Recogí mi libreta guardándola en mi bolsa, y antes de poder guardarla, Daniel se me acercó.
-He visto que estabas dibujando, ¿qué dibujabas?-Antes de guardar la libreta, se la enseñé.Era un dibujo de un campo de flores junto con una casita.
-Es muy bonito, me gusta mucho.
-Gracias-Me devolvió la libreta,la metí en mi bolsa y salí de clase.

Aquella recompensaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora