Tren

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Desde que Deku empezó las clases cada tarde volvía herido. Ya fuera un brazo y dos piernas rotas como un tobillo esguinzado.

La madre del joven se preocupaba cuando veía a su pequeño de esa forma, si bien sabía que había llegado ahí él sólo (o eso creía) también sabia que algún día podía simplemente no regresar.

Pero no quería cortarle las alas, así que como madre solo le quedaba apoyarle y mentalizarse de que en cualquier momento podría perder a su único hijo.

Porque así era la vida de los héroes. Arriesgan su vida para hacer del mundo un lugar mejor.

Pero aun así era su madre, así que Izuku acabó siendo obligado a coger el tren cada mañana para ir a clases con el fin de descansar lo máximo posible.

Aunque solo eran dos paradas.

Izuku podía entender a su madre, pero caminando llegaba en apenas media hora, no era tanto.

Pero aun así le hacía caso, porque veía como le miraba cuando llegaba a casa destrozado y escuchaba cómo lloraba sola en el comedor cuando pensaba que él dormía.

Así que una mañana Izuku subió al tren y se sentó en el sitio de siempre, ya que a esa hora de la mañana esa línea de trenes estaba prácticamente vacía. Pero no se esperaba encontrarse con Bakugou allí.

-Kacchan, buenos días.

El rubio le miró frunciendo el ceño y gruñó algo que el otro no pudo descifrar antes de sentarse a su lado.

-Yo, Deku.

-No sabía que cogías el tren, normalmente te veía de camino.

Izuku recordó la semana anterior cuando encontró a Bakugou de camino a clases y acabó yendo con él, un par de pasos detrás suyo para no molestarle, pero con él al fin y al cabo.

-A ti qué te importa. -El rubio se acomodó en su asiento-.

Pero aunque se mostrase tan arisco, él realmente apreciaba la presencia de Deku y al ver que no aparecía por las mañanas como de costumbre se preguntó qué hacía y con un par de preguntas a su madre supo que el joven cogía el tren.

Así que ahí estaba, sentado al lado de un chico al que insultaba y amenazaba casi a diario, pero aun así le preocupaba y si le faltaba a su lado le echaba de menos.

Desde ese día Izuku va con Bakugou en tren, y poco a poco el joven rubio dejó de tratar mal tan a menudo a su amigo de la infancia.

-Estúpido Deku, llegas tarde, se acaba de ir el tren, me cago en todo.

Aunque seguía siendo Bakugou.

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