Parte 2 Despierta

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Par de horas después. El doctor llegó justo a tiempo y pronto atiende al accidentado de Jay. Por suerte la cabeza del herido resultó ser de acero, ni una sola grieta. Únicamente un abultado chichon que se alojó en la parte de atrás de su cabeza.

—Doctor, digame la verdad; él se pondrá bien —expresó abatido Jake, sujetando la mano de su amado, sentado a su lado en la cama.
—¡Tranquilo señor Gyllenhaal, lo sabremos cuándo Jay, abra los ojos! —comenta al tiempo que guarda sus cosas en el maletín médico—; mientras tanto siga el tratamiento con el hielo.
—¡Nada más eso, nada más eso! —comienza alterarse—. No va ha internarlo en algún hospital.
—No, porque conozco a Jay, incluso más que usted lo conoce —sentenció el médico.

Jake no pudo convencer al doctor, en qué le explicará a que se refería con eso. El doctor sale de la habitación, su plan es robarse un emparedado y un chesco (soda) antes de abandonar la casa por completo.

Más tarde. Jake le paga la consulta. No se percató de las intenciones negras del doctor Rogen. Una vez que se fue el doctor. Jake viste a su amado con la ropa de cama. No es correcto dejarlo en traje de Adán, hace frío.

El oficial Gyllenhaal, aturdido y muy cansado se acuesta en la cama. Antes de cerrar los ojos, contempla a su querido Baruchel.

—¡No quiero perderte! —murmura en tono apagado.

Al día siguiente. Jay continúa con su personaje de "bello durmiente". Jake se siente tentado en pedir una ambulancia, pero al no mostrar otros síntomas. Salvo el chichon y ¿por qué diantres no despierta? Opta por esperar, tal vez el gordito de Rogen, tenga razón. Jake detiene su marcha desesperada. De pie, comienza a pensar con qué ocuparse. En lo que Jay, se decide a despertar.

Desde que los suspendieron como policías, no han podido conseguir otro oficio. Lo primero que va a hacer es limpiar el cuarto de baño. Más adelante, lavar la ropa en la lavadora... En fin hay mucho por hacer.

La mañana duró poco. Jake sólo pudo arreglar el cuarto de baño y poner a secar la ropa en la secadora. Los demás pendientes los haría en otra ocasión. Porque le gruñe el estómago, aunque se niega a probar bocado. Dado el estado como se encuentra su chico, que se asemeja a una nutria. Sin embargo, la hambruna es la hambruna. Por tal motivo, sale para ir a la cocina.

Horas después. El oficial Jay, sigue en su posición tal como lo dejaron. O sea, la posición del soldado. Tras un moderado desayuno de las cuatro de la tarde. Jake regresa a la habitación. Le dedica una mirada a Jay, posterior se sube a la cama para hacer digestión con las caricaturas del canal 23. La cocina quedó muy desordenada. El único espacio de toda la casa que todavía se conservaba limpio, pese al saqueó por obra del doctor. Jake lucha consigo mismo para no dormirse.

Después de las caricaturas del conejo de la suerte. Se aventó dos películas: una de acción y la otra de comedia. El oficial Gyllenhaal, quería salir a la calle, no obstante no quería dejar solo a Jay. Por tal motivo, apagó la tele y se puso a navegar por Internet. Tal vez un artículo de la red podría decirle: «Cómo despertar a alguien en estado comatoso?» Aunque no era el caso de Jay, él sólo quedó inconsciente.

Tiempo después. Jake observa como la habitación se oscurece, la noche no tarda en llegar. Así que se levanta de la cama para encender la luz. Una vez hecho esto, regresa donde se encontraba. La búsqueda en el Internet fue infructuosa. Pero antes de entrar a la depresión total, se le viene a la mente aquel cuento de hadas. El clásico cuento dónde la bella durmiente despierta con un beso. Jake comienza a besar a su durmiente.

Tras varios besos seguidos: Ninguno hizo efecto. Sin embargo, Jake se dio cuenta de algo bochornoso. El miembro viril de Jay se levantó. Jake sonriendo lo libera de la doble prisión, constituida por los choninos y el pantalón de la pijama. Jake creé que si lo masajea con sensualidad, Jay se estimulará mucho y por ende la lujuria lo obligará a despertar. Sin más peros, sujeta el miembro de su chico, y cómo se tratase de una mascota (en éste caso un pitón) empieza a acariciarlo. Evidentemente, no es la vez primera que hace esto con Jay, en las anteriores ocasiones Jay se encontraba consciente.
Durante la maniobra, el semblante de Baruchel manifestaba lo bien que se sentía. Su cuerpo se sacudia con cada roce de la mano de su amante. Pero aún no habría los ojos. Un pequeño lapso después, Jake se da cuenta que esto fue en vano: no logro despertarlo. Muy triste y frustrado, se espera a qué Jay termine de eyacular sobre sus manos.

Jay terminó. Jake se levanta para limpiarse las manos. Lo hubiera disfrutado mejor sí Jay hubiese estado en sus cinco sentidos. Jake se introduce al cuarto de baño.

Ha pasado un día y medio y todo un día entero, desde que Jay quedó inconsciente. Jake por fín se convenció en pedir una ambulancia. El teléfono se encuentra en el mismo mueble que la televisión. Jake marca los números, absorto con esta tarea; no percibe el milagro que está a punto de ocurrir:

El oficial Jay finalmente abre los ojos... Después de reflexionar sobre ¿qué rayos aconteció? Jay se dirige a Jake con una pregunta jocosa.

—¿Estás ordenando una pizza?

Jake no lo escucha. Jay repite la pregunta, esta vez en tono elevado.

—¿Estás ordenando una pizza?

Ahora sí, Jake lo escuchó. Sobresaltado cuelga la bocina del teléfono. Y pronto se vuelve para regañar a su pareja.

—¡Estúpido, por poco escupo el corazón! —Agitado por el susto se agarra el pecho.
—¡Lo siento mucho mí cielo, mi intención no era asustarte! —Jay se sienta en la cama. —Recuerdo que nos estábamos dando placer mutuo; entonces me tropecé con el jabón y...
—¡Jay, cariño, te caíste de la nube! —Jake ahoga la carcajada y continúa diciendo—. ¡No, es broma, lo siento!

Jake no resiste, se echa a reír. Jay por su parte, está acostumbrado al sarcasmo tonto de su pareja. Lo observa con complacencia.

Jake se compone de la risa. Y le explica todo lo que ocurrió mientras estaba inconsciente, incluyendo la sabrosa paja.

—Entonces, únicamente permanecí la mitad de un día y un día entero, inconsciente —comenta Baruchel.
—¡Correcto..., pero no lo digas de ese modo! —dijo Jake, sorprendido con esa respuesta.

Luego de salir del susto y del asombro. Gyllenhaal se comunica con el doctor Rogen. El doctor de nombre, Seth, los obliga a esperar un largo rato. Entretanto, Jake no permitía que Jay abandonara la cama.

—¡Jake, estoy harto de estar aquí! ¡Déjame levantar! —suplica conmovido Jay.
—¡No, hasta que el doctor te de luz verde, en otras palabras, te revise! —gruñe Jake; impidiendo que su chico se levante.

El doctor llegó hasta la tarde de ese mismo día.

—¿Le colocó los hielos como le indiqué? —preguntó el doctor, tocando la cabeza de Jay.
—¡Así fue! —respondió Jake.

A un lado del doctor Rogen. Observa como le revisa la cabeza a Jay, (como sí de un melón se tratase). Posteriormente, le revisa los ojos con una linterna pequeña, al acto las pupilas se contraen. El policía Baruchel detesta que lo deslumbren con luces.

—¡Al parecer todo bien, los ojos nunca mienten! —expresó el doctor sacando el estetoscopio de su maletín médico.

Jake y Jay guardan silencio.

Tiempo más tarde. El doctor Rogen, aseguró que Baruchel se encontraba muy bien. Solamente fue el aparatoso golpe y el enorme susto. Jake se siente mucho mejor, dado qué por fin podrá dormir tranquilo. Sabiendo que Jay está fuera de peligro.

—¡Hasta mañana mi amor! — dijo Jake bostezando.
—¡No tengo sueño! —responde Jay.
Jake se voltea y lo mira con coraje.
—¡Hacemos el amor! —dijo Jay con picardía.
—¡Salte de mi cuarto! —Se mosquea Jake.
—¡Pero...!
—¡Pero nada; no me oíste, vete de mi cuarto! —Manotea con la mano.

Jay igual que un perrito regañado, sale de la cama. El policía Gyllenhaal, no quiere ser malo con el policía Baruchel. Pero él no comprende que Jake se siente muy agotado por lo acontecido días atrás. Jay le lanza una mirada de piedad con compasión y Jake le devuelve la mirada, arrojando su almohada. El cojin dio en el blanco. Jay un poco molesto por lo sucedido abandona la habitación.

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