Parte 4 Tanto por esto

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Al igual que una heroína de novela dramática. Jay se levanta del sofá y se aleja de Jake. El mencionado no lo detiene, sólo hace un gesto, como diciendo: ¡Has lo que se te hinche!

Otro rato luego. Jay cargando su equipaje, o mejor dicho, sus cosas. Se despide por última vez de Gyllenhaal.

—Iba a compartir el tesoro contigo. Pero me di cuenta lo poco que te importo, por tal motivo: ¡Hasta nunca pobretón! —Corre hacia la puerta.
—¿Cuál tesoro, de qué coño hablas? —gritó Jake, dándole alcance.
—El fantasma me regaló su tesoro por una razón desconocida. Me contó que el tesoro es sumamente «valioso de valor incalculable.»
—¡De veras! —Jake lo mira dudando.
—¡Ajá! —Jay lo reta con la mirada.
—De acuerdo. Te propongo un trato: Vamos al lugar donde supuestamente está enterrado ese tesoro.
—¡Y si está, ya no te doy tu mitad!
—¡Pues claro, lo justo es lo justo! —Sonríe enojado Jake.

Jay devolvió sus pertenencias en donde se hallaban anteriormente. Posteriormente, salen de su hogar.

Ambos policías, abordaron todo tipo de transportes, para poder llegar a la mentada casa abandona. Mentira, solo tomaron el autobús y a pie.

Una vez que alcanzaron la entrada de la casa maltrecha por el tiempo, o ve tú a saber los horribles hechos ocurridos en éste sitio. Gyllenhaal tira de la manija varias veces, mientras Jay se pasa la saliva por el susto. Jake se detiene porqué se dio cuenta que la puerta estaba abierta. Ambos se introducen a la casa; armados con un zapapico, dos palas y máscaras antigás (otro beneficio de la policía, más bien regalos de recuerdo). Ya adentro, comienzan a inspeccionar cada recoveco y cada zona. Suerte la casa no es un castillo.

Tiempo después, de andar de aquí para allá. Jake se tumba en una silla roída.

—Ya te cansaste, tenemos que seguir buscándolo —Jay gesticula con la mano su comentario.
—Pues que amable fue tu fantasma, el tonto no te dijo en cuál zona de la casa lo enterró —Jake se limpia el sudor con la manga.
—La cocina, los cuatro baños, el jardín de la entrada, las tres habitaciones, el cuarto de lavandería, el sótano...
—Y no olvides esas dos habitaciones ¡qué sepa la bola, cuál era su cometido? —agregó Jake a la lista de Jay.

De pronto, un recordatorio cruzo por el cerebro de ambos.

—¡La biblioteca! —mencionaron con sincronía.

Jake se levanta y sigue a Jay.

La biblioteca se localiza en el primer nivel de la casa maltrecha. Agitados por la carrera, rompen el pestillo de la puerta. Una vez, dentro del cuarto repleto de libros. Jay y Jake buscán el tesoro.
Elemental, cómo van a dar con el tesoro sino cuentan con un detector de metales. A Baruchel se le olvidó empacarlo.
El nombrado, alumbra con la lámpara sorda a un par de ratas, aquéllas merodean cerca de un estante. Jay camina hacia donde están las ratas. Ya allí... ¡Oh, sorpresa! El estante voluminoso de libros, oculta un escondite secreto. Jay le grita a Jake, se ve muy alterado.

Jake deprisa se reúne con Jay. La razón por la cuál Baruchel se perturbo, es por qué en el escondite secreto, justamente en el piso. Reposa una osamenta, y de un lado de los huesos, se halla un cofre de tamaño grande. El cofre luce oxidado. Jay se quiere desmayar otra vez, Jake lo sujeta y le pregunta qué le pasa, éste responde:

—¡¡Las prendas que envuelven a la osamenta son las mismas que el espíritu, llamado Brandon Flowers, vestía!!

Termina de hablar y comienza a vomitar por la fuerte impresión. Jake siente un poquito de asco nomás por ver lo. Después de bañar a una rata con su vómito. Jake lo suelta y le sugiere abrir el baúl.

Jake se la apaña en abrirlo porqué no es tan fácil como se piensa. El policía ansía que sean monedas de oro o joyas valiosas. En cambio, Jay ansía que sean lingotes de oro. Luego de pujar y maldecir por lo bajo, lo logró abrir. Ambos quedan estupefactos con el contenido del cofre... Las monedas, joyas y lingotes: brillan por su ausencia; lo único qué resplandece es la envoltura plástica de los discos de vinilo.

Jake sale del trance y se echa a reír. Jay sigue lelo con el supuesto tesoro. A parte de los discos de vinilo, se hallan otros objetos. Como ropa, un tigre de peluche pequeño, un tocadiscos, una lámpara de lava color roja: En fin, fruslerías. El oficial Gyllenhaal continúa riendo. ¡Qué coraje! él pensaba pagar sus deudas económicas con su mitad del tesoro. Jay sale del trance.

—¡Ya cállate, esto no me causa gracia! — dijo Jay, sintiéndose decepcionado.
—¡Caray, sólo a ti te suceden este tipo de cosas! — dijo Jake, recuperandose por el ataque de risa. Jay comienza a enfadarse, cierra el cofre con brusqueda.
—Tranquilo muchacho. Si te sirve de consuelo. ¡Te creo, ya te creo! En realidad viste a un fantasma, cuyo obsequió fue un tesoro «muy valioso de valor incalculable» con vistos de nostalgia. Aunque, sería bueno analizar la osamenta, para salir de dudas con respecto si es o no tu amigo Flowers. —Jake termina de hablar.

Jay observa a Jake por un segundo y sin decir nada lo empuja hacia a un lado. Importandole un rábano lo que hizo, escapa de la biblioteca. Jake se enarbola con la actitud infantil mostrada por Jay. Pronto lo persigue.
—"¡Me las vas a pagar!" —Pensaba dentro de sí, mientras lo buscaba por el corredor.

Jay se estancó en la sala principal de la casa maltrecha. Jake se alegra en que no haya desocupado la casa.

—¡Oh, que la fregada contigo! Me recargo en la pared cuanto te pones igual que una diva —grita Jake, corriendo para reunirse con Jay.
—¡Silencio Jake, no quiero hablar de nada! —ruega, ladeando la cara.
—Esta bien. Entonces, larguémonos de este sitio. ¡Pero antes...!

Jake empuja a Jay con rudeza, éste no se cae sólo se tambalea.

—¡Me lo debías!
—¡De acuerdo, pero yo no te empuje de ese modo! —Se queja Jay, aproximándose con Jake.
—¡Y qué vas a hacer al respecto: ¡Llorar!

El oficial Baruchel le lanza un golpe a su rostro, el oficial Gyllenhaal lo impide deteniendo la mano de su amante.

—¿En serio quieres que te lastime? —pregunta Jake sin soltarlo.
—¡No sería la primera vez! —recordó Jay con cizaña.
—Escuchame carbóncito, no sé que mosca te pico, pero no pienso seguir tu juego; no insistas —pronuncia Jake, dudando.

Jake le suelta la mano y retrocede con lentitud de Jay. El mencionado no permite que su compañero se aleje. Así que lo pesca de dónde puede.

—¡No, ahora tú escucha! —vibra su voz al decir esto— ¡¿Estás excitado tanto como yo?!
—Estás seguro, este lugar está muy sucio —dice Jake mirando hacia todos lados.
—¡Cállate y bésame! —manda Jay.

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