Capitulo 3

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Ella se había ido, Isaac se sentía perdido, había dejado ir a lo único que lo mantenía cuerdo, lo único que tenía, pero él sabía que había una razón más aya de su voluntad, sabía que ella no se iría asi de la nada, ella no desaparecería por qué si, estaba decidido a encontrarla y para ello necesitaba de viejos contactos, de los cuales no eran de su agrado, pero no tenía otra opción para encontrarla.

Tomó las llaves de su auto, alguna ropa, y dinero.

Emprendió camino, así aquel lugar donde su niñez fue destruida, donde los sueños que hoy tenía había sido en aquel lugar, en el cual temía volver, temía ver aquella persona que tanto daño le causó.

Estacionó el auto, cerca de un edifico negro, tomó un respiro salió de él.

Después de tanto tiempo, estaba de nuevo en aquel lugar, camino entre las paredes rojas con negro, para por fin detenerse frente a una gran puerta negra. Se adentró en esta, sin preguntar.

Frente a él se encontraba, un hombre que aparentaba los cuarenta, y una mujer de pocas ropas en su regazo, Isaac asqueaba esa vida, que alguna vez llevo, pero ya no más.
-Isaac cuánto tiempo hombre-exclamó el viejo, mientras quitaba a aquella chica y le palpaba los glúteos-¿donde te has escondido chico?
-necesito tu ayuda Arturo-pidió Isaac con una mueca pasmada en su rostro- haré lo que quieras-bajo la cabeza ante la impotencia de la situación, pero la quiera de vuelto, no importaba el riesgo .

-¡valla! El gran Isaac necesita ayuda, qué sorpresa chico- se burlo mientras lo miraba como una presa "siempre vuelven" pensó.

-si no me quieres ayudar iré con otra persona-replicó Isaac aún sabiendo que no había nadie más aquí en acudir.

-hey calma que yo no me he negado-Arturo tomó su coma mientras vaciaba el contenido en su boca y se re lambía los labios-y dime qué necesitas-pregunto

-necesito encontrar a alguien-trago saliva temía decir su nombre o hablar de ella frente a él pero no había más opción-su nombre es Amber- sacó su billetera y le tendió una foto.

Arturo la tomo entre sus ásperas manos y sonrío con malicia, pero cualquier malicia, una que arruinaba vidas-está bien le avisaré a mis hombres- Isaac asintió y se levantó dirigiéndose a la puerta-pero- lo detuvo-tendrás que cumplir con tu parte del trato que será por tres años, comienzas mañana Isaac.

Tomó la perrilla y salió lo más rápido que pudo de aquel lugar. Se sentía frustrado y enojado consigo mismo por recurrir a aquello.

DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora