Parte 1

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Era mi último día en UK, las dos semanas se habían pasado volando y no quería irme, pero tenía que hacerlo, debía volver a Venezuela a retomar mis clases para obtener mi título universitario. Había aprendido todo lo que podía en los últimos días y estuve tan ocupada que apenas tuve tiempo de ver Londres, era realmente impresionante. Decidí seguir el consejo de mis compañeros de equipo y divertirme un poco con ellos en un club, nos habían hablado muy bien de él y a una de las chicas del grupo la invitaron a ir esa noche, así que pudimos acompañarla, al parecer era algo exclusivo.

Lo bueno era que no estaba tan lleno y no me sentía claustrofobica como suelo sentirme en estos sitios, había buena música y los cócteles estaban deliciosos. Lo único malo es que varias de las chicas terminaron bailando con sus ligues de la noche y yo me quede prácticamente bailando sola o sentada un rato, rechazando a varios tipos que quisieron sacarme a bailar con piropos nada originales.

Cuando las chicas volvieron comenzamos a bailar de nuevo, no sé si era el efecto de los dos cócteles que había tomado pero me estaba divirtiendo mucho y estaba agradecida con ellos por haberme arrastrado hasta aquí, en especial con las chicas quienes me ayudaron a elegir un conjunto que me quedaba muy bien y me hacía sentir cómoda al mismo tiempo, consistía en un short alto de mezclilla con una blusa gris de tirantes que dejaba la mitad de mi espalda descubierta, con un precioso bralette negro y botines altos color vino; mi cabello castaño en ondas desordenadas que caían por mis hombros y un maquillaje muy suave.

Alguien chocó contra mi hombro, al voltearme casi me caigo de espaldas, era nada más y nada menos que Dom Sherwood, Dios mío, el hombre era alto y su mirada tan inquietante como cautivadora me derritió en el sitio.

-Lo siento-me dijo con una pequeña sonrisa bailándole en los labios.

-No te preocupes, no fue nada-le aseguré devolviéndole la sonrisa, el asintió y siguió su camino a un grupo de amigos, supuse, más allá de nosotras. Intenté no parecer afectada, pero él era tan atractivo y encantador, las risitas de las chicas me lo confirmaban. Nuestro grupo y el suyo estaban cerca, así que podía mirarlo de reojo unas cuantas veces, lo que me sorprendió fue que mi mirada conectara con la suya tantas veces, mis mejillas estaban ardiendo tanto por el calor, como porque me atrapara mirándolo.

Colocaron una canción que nos encantaba a muchas del grupo, era un ritmo perfecto para las caderas, las mías reaccionaron al sonido y se movían con mis pies, esta vez atrape a Dom mirándome, así que me atreví a sonreírle.

-Te apuesto un café a que se acerca a bailar contigo- me dijo Génesis mirando disimuladamente a Dominic y guiñándome un ojo.

-Niña, con el café no se juega-le dije riéndome pero nerviosa por sí en verdad pasaba lo que ella pensaba. En efecto, él se estaba acercando a mí mientras bailaba, intenté mantener la calma pero los nervios se alojaron en mi estómago y lo único que podía hacer era seguir bailando.

-¿Puedo?-me pregunto con una de esas sonrisas que ya me tenían cautivada, atiné a sonreír y asentir. El acoplo su ritmo al de mis caderas y se movía con facilidad, al contrario de mí que estaba intentando no sufrir una combustión espontánea.

-Me debes un café- me susurró una divertida Génesis en español, yo le lancé una mirada envenenada.

-¿Algo anda mal?-me pregunto frunciendo el ceño, yo sonreí nerviosa ante eso.

-No, para nada, mi amiga allí me recordó que le debo una bebida- le dije mirando a Geni alejarse con un chico de cabello castaño.

-Creo que ya encontró a alguien que pagará esa deuda por ti-me aseguró observándolos llegar a la barra-Soy Dominic, por cierto-se presentó.

One night with you (Dominic Sherwood)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora