Sorry 3

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Will you listen to my story. It'll just be a minute. How can explain. Whatever happened here never meant to hurt you. How can I cause you so much pain. When i say I'm sorry. Will you believe me. Listen to my story.

¿Quieres escuchar mi historia?. Sólo será un minuto. ¿Cómo puedo explicar lo que pasó aquí? Nunca quise hacerte daño. ¿Cómo puedo causarte tanto dolor?. Cuando digo que lo siento, ¿me crees?. Escucha mi historia.

Chris Daughtry - Sorry



3. Alexa

No supe cuanto tiempo pasó entre que cerré los ojos y me desperté con un estruendo proveniente de la cocina. Me paré de un sólo golpe y corrí para ver qué sucedía. Allí estaba Marián, con una mano en la boca y la otra agarrándose el costado mirando cómo la jarra de la cafetera estaba en el piso hecha añicos y con café esparcido por todo el piso.

-Lo siento - Se apresuró a decir en cuanto me vio - Lo siento, yo sólo quería hacer café para las dos, yo ...
-Tranquila, no te angusties - La interrumpí al notar su ansiedad por lo sucedido. Sin entender el por qué, de pronto estalló en un llanto ahogado y empezó a temblar. Yo sólo atiné a llegar hasta a ella y abrazarla para calmarla - No pasa nada Mari, tranquila - Le dije en voz baja.

Sólo se aferró a mí y lloró desconsoladamente por varios minutos, hasta que poco a poco el llanto fue convirtiéndose en sollozos.

La llevé al sofá y allí nos sentamos en silencio como una media hora. No se soltaba de mis brazos y yo no hacía el intento por hacerlo.

-¿Estás mejor?
-Sí - Respondió en voz baja. Lentamente se incorporó hasta quedar sentada a mi lado.
-Bien ... Iré a recoger todo.
-Yo lo hago - Se apresuró a decir intentando levantarse, pero con el movimiento se lastimó el costado - ¡Aaaahh!
-¡Cuidado! ... Quédate aquí por favor - Le dije con impotencia por no poder ayudarla - Quédate tranquila ... Yo me haré cargo.

Rápidamente recogí todo e hice café nuevamente. Durante ese tiempo, até cabos entre su reacción y su apariencia; sólo pude concluir que el motivo de que estuvieras así, era su esposo. Pensé en lo miserable y poco hombre que era, en lo mucho que deseaba pertenecer al sexo masculino en ese instante, con el sólo propósito de buscarlo y partirle el alma, y en la tristeza tan grande que me producía verla así, tan lastimada, tan frágil, tan indefensa.

Regresé a su lado pero sin sentarme, me quedé a un lado del sofá con las tazas en las manos.

-Creo que lo mejor es que te acuestes Marián.
-No puedo, no sirve de nada - Respondió con la mirada perdida en ninguna parte - Igual no puedo dormir.
-Tal vez, pero igual necesitas el reposo.
-Estoy bien ... en verdad - Me aseguró cuando vio que no me movía.
-No me lo tomes a mal, pero ... debes reposar tanto como si quieres como si no. De lo contrario, tendré que llevarte al médico - Me miró unos segundos antes de bajar la cabeza y luego levantarse con extrema dificultad.

Observé cuán difícil era para ella esa acción y con cada expresión de dolor que ponía, el nudo en mi estómago se intensificaba. La ayudé con las almohadas para que estuviese más cómoda y luego le di la taza de café.

-Marián ... me preocupa que las lesiones sean algo grave, sobre todo la del costado.
-No es nada Alex - Dijo al terminar de tomar un sorbo de café.
-¿Puedo verla? - Me atreví a preguntar. Sabía que eso la podría hacer sentir incómoda, pero estaba segura que el golpe ameritaba atención.

Tardó en reaccionar, llegué a pensar que no accedería. Pero con cierta renuencia, dejó la taza a un lado y se levantó el suéter un poco hasta dejar al descubierto un gran morado en toda la extensión de su piel.

Mi puerta al paraíso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora