-Deberíamos llevar una bolsa de dulces. Sin dulces no hay campamento.- Dice Justin dedicándome una mirada de cachorro. Asiento con mi cabeza.
-¡Claro que si! Yo iré por los dulces y tu armas la carpa, ¿vale?- Le sonrío y veo como asiente con emoción
Entro a la casa y corro directo a la cocina. Saco unas cuantas bolsas de dulces. m&m, reese's, skittles, osos de goma y sour patch kids. Son nuestros favoritos. Corro con cuidado para que ninguna bolsa se me caiga de los brazos, cuando llego al patio de mi casa, veo a Justin casi terminando de armar la carpa. Es una de esas baratas, fáciles de armar. No creo que Justin o yo podamos armar una cara, que traen como mil palos e instrucciones.
Justin levanta la vista de la carpa hacia mi y me dedica una dulce sonrisa. Le sonrío de vuelta.
-Aquí están los dulces- Digo cuando estoy lo bastante cerca de el.
-¡Yay dulces!- Me quita la bolsa de la mano y saca ositos de goma.
-¡Hey! Yo los fui a buscar. ¿Que acaso no tendré un poco de dulces también?- Le hago un puchero y el sonríe.
-Okay, si puedes tener.- Dice - pero lo debes sacar tu misma- Me dedica una media sonrisa, como si estuviera tramando algo malo. Lo quede mirando confusa y luego, saca un oso de goma y se lleva la mitad a la boca sosteniendolo con los dientes.
Intento permanecer tranquila y no demostrar que estaba nerviosa. Levanto las cejas y me cruzo de brazos.
-Sabes que soy capas de hacerlo.
- Lo se- Dice con el dulce aun en la boca.
Trago saliva discretamente. Siento como se me revuelve el estomago. Es solo quitarle el puto dulce de la boca Meg. Intento convencerme. Me acerco un poco mas a el, estando lo bastante cerca para sacarle la goma de la boca. Mis ojos sigen pegados en los suyos, cada vez me acerco mas, hasta que paro. Solo a unos centimetros de el. Bajo mi mirada hacia su boca, donde esta reposando deliciosamente el oso de goma entre sus dientes. Llevo mis manos a su cuello y respiro ondo. Solo hazlo. Digo una vez mas en mi mente. Una sonrisa se forma en sus labios, mis nervios suben de nivel. Acerco mi boca a la suya, sin despegar mis ojos del oso de goma y derrepente mis labios rozan los suyos rompiendo en dos la goma, dejando cear la mitad dentro de mi boca. Al abrir los ojos, me percato de sus manos, que sostenian firmemente mi cintura contra la suya y ya no estabamos a milimetros de cerca.
-Es mi turno- susurra Justin, con aun esa media sonrisa y con los ojos pegados a los mios. Me muerdo el labio y me separo de el bruscamete. Saco otro oso de goma y lo coloco cuidadosamente entre mis dientes.