Capítulo 1, Rutinas

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Bienvenidas esta nuevo proyecto denominado "Contando Siglos".

Quiero decir que esta idea se me ocurrió hace mucho y tengo muchas cosas perfectamente planteadas, también debo decir que aunque parezca el principio algo lento, es porque así se tienen que dar las cosas. Además, las dudas que se les aparezca van a ser contestadas con el tiempo.

¡Gracias! :3

***


"Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando."

-Rabindranath Tagore

Capítulo 1

¿Nunca han tenido la sensación que de algo falta? ¿Qué sientes que has olvidado algo importante en tu vida, pero aun si lo intentas no puede recordar? Yo siento eso todos los días. Desde que tengo memoria siento que algo no está ahí...

Los ojos verdes del muchacho estaban enfocados en una ventana. El cielo azul estaba escaso de nubes porque era época de verano. Lo único que calmaba la fatiga de esos días era el viento frío que en ocasiones provocaba ruidos al chocar con las ventanas.

Ese día él estaba cansado, su empleo en las tardes lo tenía más ocupado de lo que había pensado desde un principio, ya que en las noches debía dedicarse a terminar deberes y estudiar. Su promedio estaba muy bien al igual que su vida. No podía quejarse de nada, buenos amigos y una vida estable y pacifica es lo que muchos quieren...sin embargo...

¿Por qué falta algo?

Cada vez que pensaba mucho en sus sentimientos de vacío se sentía culpable. No era que no quisiera a sus padres o a sus amigos, solo era un sentimiento que lo mantenía distraído en ocasiones muy específicas. Una de esas épocas solía ser el mes de diciembre, ese mes en el cual su ánimo decaía y pensaba en las cosas más de lo usual.

La clase de ese día terminó y él se levantó para arreglar su maleta. Vio el salón lleno de personas que le parecieron por segundos tan desconocidas como el espacio. Intentó alejar esos pensamientos de su cabeza en ese instante, así que salió del lugar para poder seguir por su camino.

Nagoya era el lugar más avanzado y céntrico en la actualidad. Los grandes edificios se extendían a inmensas alturas en rascacielos impresionante. Las personas caminaban bien vestidas a sus diferentes ocupaciones laborales y los estudiantes salían en grupos de amigos que buscaban distraerse y pasar un buen rato.

Él solía vivir en Shibuya con sus padres, pero un día ellos decidieron mudarse a aquel lugar tan vivo y colmado de gente. Algo en ese lugar lo hizo sentir nostálgico el día en el cual llegó. Había visto el hermoso cielo al anochecer y terminó por tomarle un extraño cariño basado en una melancolía oculta.

Caminó una vez que el semáforo dio la luz para seguir. Las personas pasaron a los lados como todos los días. En momentos como ese pensaba en cuantas personas habían en ese mundo, y sus ojos se posaban en el firmamento azul. Era increíble creer que nunca se iba a poder conocer ni siquiera el uno por ciento de todas las personas en el mundo. Era también algo extraño pensar en que tal vez una persona en ese montón puede ser la persona que esperas para divertirte, un amigo, pero nunca se podía saber.

Extrañamente el cielo y la tierra era lo único que conectaba a todos. Quizá por eso le gustaba tanto el color azul, porque le era extrañamente familiar.

—Es tan azul como... —sus palabras se silenciaron, no podía hacer una comparación de algo que ni siquiera pensaba.

Notó que se había quedado en medio del camino y varias personas lo miraban por interrumpir el paso. Él bajó la cabeza y siguió su recorrido. El ruido de los autos era algo molesto y ni siquiera quería mencionar el hecho de que el humo lo molestaba.

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