"El infierno es esperar sin esperanza."
—André Giroux
Capitulo 5
El lugar seguía teniendo los mismos edificios que conocía muy bien. Cada uno de ellos estaban conformados por concreto pintado de blanco, de altos techos cubiertos por un manto oscuro que necesitaba más que oxígeno, pero menos que otras cosas. Todo cubierto con un silencio interrumpido únicamente por alguna corriente de aire que pudiera ser una señal para salir al exterior. Algunas partes abandonadas llenas de polvo que nadie se dignaba en limpiar, ni siquiera él lo pensaba. Podía decir que eso era trabajo de otro, pero cuando se tenía otras cosas en mente barrer no era precisamente la mejor manera de distraerse.
En cambio, desperdiciaba su tiempo visitando lugares que trajeran recuerdos. La mayor parte eran alegres, por ello también melancólicos. Lo peor de la existencia debía ser que uno solo sabía que fue feliz cuando tiene un recuerdo alegre, en el momento que se vive nada más se siente complacencia, pero nunca se piensa, o casi nunca, que lo que se siente es felicidad. Pero eso solo era un sentimiento mundano, y él había perdido la mayor parte de esos sentimientos que alguna vez habían existido en su corazón.
Aun estaba aferrado a ese ultimo sentimiento que tuvo cuando era un humano. Antes eso lo mantenía con vida, ahora no sabía pensar otra cosa que no fuera creer que aquello era un maldición para alguien que tenía un futuro sin ningún sentido. Y terminar con su existencia no estaba en sus posibilidades, eso era algo muy serio, porque lo había considerado más de una vez. Pero considerarlo no era suficiente, así que también lo intentó sin éxito alguno.
¿Exponerse a la luz del sol sin su anillo? Intentó hacerlo en una ocasión, pero no fue bueno porque inmediatamente llegaron y evitaron que hiciera una tontería. Si existía una deidad superior, en definitiva no estaba de su lado y jamás se iba a compadecer de él. Tal vez había cometido suficiente delitos para merecer eso, tal vez no había un castigo peor que vivir todos los días recordando como dejaste que la persona que mas amabas en la vida desapareciera sin poder hacer nada.
Si se cerraba los ojos y se lo imaginaba no era ni una cuarta parte de lo que se sentía. De la impotencia, la tristeza, la soledad, el miedo y la furia. Todo mezclado. Contaba todos los días desde la última vez que lo vio, si los decía era un número muy grande. Docientos años con dos meses.
Luego mucho años más tarde se encontraba visitando los mismos lugares que cuando era niño, los mismos lugares también cuando entendió que no era un humano y nunca volvería a serlo aunque lo deseara. No iba a negar que eso podía convertirlo en una clase de masoquista por lastimarse a consciencia, pero no era algo que iba a discutir con ninguna persona. Sabía que era lo que estaba haciendo mal, y las largas charlas no mejoraban su estado. Las palabras entraban por un oído y salían por el otro con igual facilidad. Así que con el tiempo dejaron de buscar calmar su dolor y en cambió intentaron distraer su mente. No iba a negar que más de una vez lograron su cometido, pero eso solo se lograba por breves momentos.
—¿Qué haces aquí? —escuchó una voz a sus espaldas. No necesito voltearse para saber quien era su interlocutor.
—¿No tienes otras cosas qué hacer a parte de seguirme?
—Si por cosas te refieres a vagar el resto de mi eternidad asustando a humanos y beber sangre dejando cadáveres en cada calle, no. No estoy de humor para hacer algo más. Y no estoy siguiéndote, te encontré de casualidad.
—Eso dices siempre. Y si no eres tú, es Lacus, y si no es él, es René.
—Tal vez si alguien no tuviera complejos auto-destructivos insatisfechos, no tuviéramos que tratarlo como si fuera un muchacho de dieseis años. Por favor, tienes siglos de vida, es hora de que superes todo lo que pasó. Y antes de que pienses en algo quiero decirte que no, no voy a darte una charla larga, porque aunque tenga todo el tiempo del mundo, sé que de todas formas no vas a escucharme.
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Contando Siglos
Fanfic¿Crees en el amor a primera vista? No, Yuu no creía en esas cosas. Pero el día en el cual un par de ojos carmesí se posaron en los suyos creyó por momentos que eso en verdad existía. Sin embargo, ¿qué pasaría si en realidad ese no fue su primer enc...