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Una vez su padre le dijo que, aveces, la vida parece querer encargarse de matar tus sueños. Le dijo, una y otra vez, lo efímera que era la felicidad y lo eterna que parecía ser la tristeza. También le habló sobre lo fugaz e inconstante que era el amor y  sobre lo difícil que era encontrar un buen amigo.

Le dijo que era imposible entender qué era el amor.

Le dijo que era imposible comprender la dimensión de la felicidad sin antes haber experimentado la tristeza.

También mencionó algo sobre como aveces era más fácil amarrarse a la tristeza y el dolor que luchar por buscar motivos que hicieran de la vida algo mejor.

Le recordó que era fuerte, que tenía las capacidades para encontrar aquella razón para vivir que no todos los días despierta con nosotros, que suele extraviarse en el profundo pozo de las insignificativas preocupaciones que nos agobian todos los días.

Y cuando le iba a decir cuál era la importancia de perderse, un horroroso pitido comenzó a corroer sus oídos y cerebro, transtornándolo. No entendía lo que pasaba, estaba demasiado confundido.
Casi gritó de horror cuando sintió unos brazos a su alrededor. Una enfermera le pedía que saliera del cuarto y él no entendía que estaba pasando. No podía ver a su padre, su cuerpo acostado en aquella cama de hospital no parecía ser más que borrones de luz y movimiento,  Calum no podía ver su rostro y aquel horrible pitido no dejaba que su cerebro trabajara con normalidad, estaba confundido, se sentía perdido entre las voces del doctor y las enfermeras que habían aparecido de la nada, corriendo mientras hablaban y ponían en práctica maniobras de reanimación.

Maniobras de reanimación.

Pitido de las máquinas de hospital contadas a su padre.

Una enfermera pidiéndole que saliera del cuarto.

Su padre, que nunca terminó de decirle todo lo que quería decirle, con sus ojos abiertos de una manera demasiada extraña. Su vida, drenándose de cada poro de su cuerpo, abandonando sus huesos.

No lo supo totalmente hasta que estuvo en el pasillo del hospital, mirando a la puerta que se acababa de cerrar en su cara.

Cuando entendió que su padre había muerto justo frente a sus ojos, supo que estaba inevitablemente extraviado.

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Me disculpo si esto tiene muchos errores tipográficos (aka typos) es que esto está escrito desde mi celular y soy un fracaso manejándolo.

The Reckless And The Brave (cake)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora