La flor en la tormenta

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La estación mas cálida del año estaba siendo desafiada por enormes nubes tormentosas que cubrían parcialmente el cielo de la ciudadela, mientras una chica estaba en cuclillas viendo una hermosa flor rosa que había crecido en el patio trasero del instituto. Parecía muy concentrada en como la flor podría ser pisada por cualquier estudiante y deseaba trasladarla a cualquier jardín lejos del peligro. El suelo estaba húmedo por las breves precipitaciones que habían caído antes de que se dé cuenta de la existencia de aquella hermosa flor.

-Tu vida es tan breve para ser tan maltratada por la distracción de mis compañeros. Haré lo posible pasa sacarte de aquí. -

Mientras pensaba eso otra chica con mas energía que ella se acerco haciendo sombra e interrumpiendo la breve conversación con la desafortunada flor.

-Tal vez el destino de la flor es caer justo allí. Ser pisada o no es simplemente una casualidad de su existencia. -

Su fría voz deprimió un poco a la preocupada chica que estaba en cuclillas mirándola desde abajo. Luego de escuchar eso miro hacia el vacío y replicó a su compañera.

-Eso es muy cruel. Simplemente dejar que este allí y muera. Yo puedo sacarla de aquí y... -

-Hacer que muera en otro lugar más tranquilo ¿verdad? -

La respuesta tan cortante de la contraria conmovió a la chica que rápidamente se incorporó luego de velar a la flor durante un buen rato.

-¿Qué estas diciendo? Me parece muy cruel lo que dices. -

Cuando los ojos de las dos se encontraron hubo cierta tensión en el ambiente propio de las discrepancia entre opiniones. Aquella de voz fría respondió pacientemente como si se tratará de un sermón.

-Es que estas salvando a aquella flor porque puedes ver que sufrirá en un futuro pero ignoras a las demás que están en otros lugares. Además no sabes que más le pasará si las cambias de sitio. -

Desconcertada, la chica que custodiaba la flor no sabia como replicar aquello tan extraño. ¿Estaba diciéndole que deje a la flor donde está y se largue? ¿Porque haría eso? No tenia tiempo de pensar en ello ya que estaba a punto de llover. La chica de voz fría estaba muy tranquila a pesar de lo que respondió y sus ojos desafiantes provocaron que responda impulsivamente.

-Salvaré a las que pueda. No puedo hacerlo con todos. Ni que tuviera un superpoder o algo así. -

Después de responder a eso, el pelo castaño de la chica cuidadora empezó a revolotear debido al viento que anunciaba la cercanía de la tormenta. A pesar de ello la chica de voz fría se veía inmutable al clima. Sus ojos azules como el cielo polar comenzaron a cambiar de expresión justo después de que la otra chica respondiera tan apasionadamente. Parece que le parecía muy gracioso porque no aguanto la risa y agarró su boca para evitar una carcajada fuerte.

-¿Te estás riendo de mi? -

-¡Jajaja! ¡Solo bromeaba! ¡No lo tomes muy en serio! -

La chica de pelo castaño se enervó y soltó un suspiro. El viento comenzaba a soplar mas fuerte y poco a poco se sentía las pequeñas gotas de lluvia. La tormenta estaba muy cerca y las chicas parecían ignorarlo. Los hermosos ojos marrones claro de la chica de pelo castaño evitaron el contacto visual con los polares ojos azules de la contraria que había terminado de reír.

-Lo que dije tal vez sea ridículo. Creo que tienes razón. -

El pelo negro y liso de la chica de voz fría acompaño al vaivén que ella hizo cuando se acerco a la chica de ojos marrones y la miro directamente con un gesto tierno y cálido como si se tratara de una disculpa por una travesura.

-Quisiera que eso sea verdad. No es común encontrar personas así como tú. Como disculpa te ayudaré a salvar a las demás que no puedas ver. ¿Qué te parece? -

La disculpa disimulada funciono ya que el aura apagado que rodeaba a la víctima de la broma brillo otra vez. Aun siendo ignorante al inminente aguacero respondió con mucho afecto.

-¡Eso seria fantástico! -

La chica bromista levanto el meñique en señal de compromiso. La contraria correspondió a su gesto y cruzó su meñique con el de ella.

-¡Es una promesa! -

Cuando hicieron el pacto respectivo se miraron de manera didutativa. ¿se volvieron amigas tan rápido? Quien tuvo la iniciativa a resolver aquello fue la chica que cuidaba la flor.

-Por cierto, ¿cuál es tu nombre? -

-Soy Hanako. Puedes llamarme Hana si gustas. -

-No tengo nombre registrado en el país. Soy Asik, ¡mucho gusto! -

La chica de voz fría y ojos polares se llama Hanako y la tierna chica amante de las flores se llama Asik. Una presentación breve pero necesaria para sellar por completo el pacto que se hicieron. Una vez que separaron sus meñiques comenzó a llover intensamente acompañado de un fuerte ventarrón que mecía los árboles del patio. Hanako reaccionó rápido ante aquel evento y corrió hacia el corredor que estaba bajo techo para protegerse, pero Asik no se movió del lugar. Estaba dudando entre desenterrar la flor o correr para cubrirse de la lluvia. Hanako comenzó a gritarle para que reaccionara.

-¡Está lloviendo! ¡Corre! -

Asik no tuvo mas opción que dirigirse donde se encontraba Hanako y corrió lo mas rápido que pudo. Luego de un rato comenzaron a caer pequeños granizos que golpeaban las pareces del edificio donde estaban cubiertas las dos chicas haciendo bastante ruido. El mismo cubrió de blanco todo en patio del instituto dando un aspecto casi invernal a todo el lugar. En poco tiempo se formo una capa de granizo que flotaba encima del agua debido a la intensa lluvia que parecía interminable. Estaban en medio de una leve inundación.

-No sabia que caerían granizos. Además la lluvia es muy intensa. Mira, terminó inundando el patio. -

Asik miraba con asombro el poder de la naturaleza mientras secaba su cabello con una toalla. Cuando la lluvia se intensificó las chicas decidieron secarse en un salón de clases tomando prestadas unas toallas del gimnasio. La inmutable Hanako miraba preocupada desde la ventana hacia el lugar donde se encontraba la flor que tanto quería salvar su compañera pero falló debido al súbito cambio de clima.

-La flor ya debe haber muerto por el exceso de agua. Debiste desenterrarla. -

Su respuesta tan apagada dio a Hanako un aura triste. Ver que el ineludible destino de aquella flor ya estaba en curso le dio la razón hizo que se deprima un poco. Ella esperaba equivocarse. Asik lo noto y acompañó aquel sentimiento. Miró hacía la ventana y respondió junto con un suspiro.

-Fue demasiado tarde. No tenia herramientas y no había ninguna maceta cerca. Si la desenterraba con mis manos la hubiera llevado junto al pequeño jardín que está cerca de la fuente. Allá también esta inundado en este momento. Inevitablemente ella moriría, tal como haz dicho. ¿Verdad? -

Tener la razón es una de las cualidades que a veces Hanako odiaba tener porque hacia ver que tenia responsabilidad de hacer algo cada vez que acontecía algún evento desafortunado que ella ya había previsto. Sus ojos fríos como el viento antártico volvieron hacia la ventana y respondió afectivamente.

-Supongo que si. -

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